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Meteorito recuperado en la Antártida en 2012

Meteorito recuperado en la Antártida en 2012ANSMET/University of Utah/Case Western Reserve University

Ciencia

Un meteorito que cayó en la Antártida hace una década podría revelar el origen de la vida en la Tierra

Actualmente, unos 5.000 objetos celestes continúan enterrados bajo el gélido continente

Actualmente existen dos teorías para explicar el origen del agua en nuestro planeta. La última de ellas, fruto de recientes investigaciones, reveló que habría un enorme océano subterráneo bajo la corteza terrestre, a unos 660 kilómetros de profundidad. Este hallazgo, basado en el análisis de un mineral conocido como «ringwoodita», dentro del cual estarían almacenadas estas grandes cantidades de agua.

«Creo que finalmente estamos viendo evidencia de un ciclo global del agua, lo que podría explicar la abundancia de agua líquida en la superficie de nuestro planeta habitable. Los científicos han estado buscando esta agua perdida durante décadas», afirmó Steve Jacobsen, geofísico de la Universidad Northwestern, que publicó su última hipótesis en Science.

La «ringwoodita» —catalogada por Jacobsen como «una esponja que absorbe agua»—, se trata de mineral que se forma a altas presiones en la zona de transición del manto terrestre. Esta estructura cristalina tiene la capacidad de almacenar agua en forma de iones hidroxilo, lo que permite que el líquido se mantenga atrapado en el interior de la Tierra.

¿Meteoritos ricos en hidrógeno?

A pesar de las connotaciones que tiene esta última teoría, la más aceptada en la comunidad científica continúa siendo la que vino desde otra parte del universo. En concreto, el origen del agua en la Tierra llegó a través de asteroides y cometas que impactaron en nuestro planeta primitivo. Sin embargo, un nuevo estudio habría dado más detalles sobre este posible inicio acuático.

Tenemos que retroceder al año 2012, cuando un grupo de científicos 'rescató' un meteorito en la gélida Antártida. En concreto, tal como sugiere la investigación, este objeto —perteneciente a la familia de condritas enstatitas— tendría una composición química totalmente novedosa.

«Recientes mediciones de composición a granel sugieren que las EC (condritas de enstatita) podrían contener, inesperadamente, suficiente hidrógeno para explicar fácilmente la abundancia actual de agua en la Tierra. En conjunto, estos hallazgos contradictorios significan que la contribución de las EC al balance de hidrógeno de la Tierra actualmente no está clara», destaca el estudio publicado en la revista Icarus.

Es decir, tal como reveló el equipo, este meteorito tendría hidrógeno combinado con azufre en su interior. Para llegar a esta conclusión, el equipo utilizó una técnica de espectroscopia avanzada, detectando este elemento en las capas internas del meteorito.

Imagen de microscopía óptica utilizada por los investigadores sobre el meteorito

Imagen de microscopía óptica utilizada por los investigadores sobre el meteoritoRevista Icarus

«La abundancia de hidrógeno indica que la Tierra podría haberlo incorporado durante su formación», explicó James Bryson, científico planetario de la Universidad de Oxford y coautor del estudio. Por lo tanto, la posible interacción entre hidrógeno proveniente de este tipo de meteoritos raros y el oxígeno ya existente en el planeta podría haber reaccionado químicamente hasta formar los primeros inicios de la vida acuática en la Tierra.

A pesar de las posibles evidencias, el estudio realizado por los expertos de Oxford ha causado bastante escepticismo en la comunidad científica. En palabras de Conel Alexander, experto en meteoritos del Carnegie Institution for Science, el hidrógeno detectado en el meteorito podría haber sido resultado de la interacción del objeto con el hielo antártico.

«Cuando estos meteoritos entran en contacto con el agua y el oxígeno de la Tierra, comienzan a reaccionar con rapidez. Lo perfecto sería que una condrita enstatita cayera a la Tierra, la recogiésemos en el acto y la mantuviésemos en un ambiente sin agua ni oxígeno», destacó.

Este hallazgo podría no ser el único con este tipo de meteoritos antárticos. De hecho, según Nature, unos 5.000 continúan enterrados bajo el gélido continente.

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