Una visualización artística de la nave espacial OSIRIS-REx descendiendo hacia el asteroide Bennu para recolectar una muestra
Ciencia
Un hallazgo histórico: encuentran en el asteroide Bennu los componentes clave para el origen a la vida
Tres distintos artículos publicados en Nature han revelado las pruebas más claras sobre cómo se formó el sistema solar y la vida en nuestro en planeta
El asteroide Bennu, descubierto en septiembre de 1999, ha aportando esta semana nuevas pistas sobre cómo se formó el sistema solar primitivo y, por consiguiente, el origen de la vida. a las preguntas más importantes de los científicos sobre la formación del sistema solar primitivo y el origen de la vida.
Es aquí donde entra en juego la sonda espacial OSIRIS-REx de la NASA, cuyo despegue tuvo lugar en 2016 con el objetivo de explorar este objeto espacial, regresando en el año 2023 a nuestro planeta. Ahora, casi una década después del inicio de la misión, tres nuevos artículos publicados hace escasas horas por las revistas Nature Geosciences y Nature Astronomy habrían revelado la presencia de «azúcares esenciales para la biología».
Tal como ha detallado la agencia espacial en un comunicado, las muestras obtenidas del asteroide estarían compuestas de una «sustancia gomosa nunca antes vista en astromateriales y una abundancia inesperadamente alta de polvo producido por explosiones de supernovas».
La primera investigación, dirigida por Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku (Japón), halló azúcares esenciales para la biología terrestre en las muestras de Bennu. En concreto, se encontraron el azúcar de cinco carbonos, la ribosa, y, por primera vez en una muestra extraterrestre, la glucosa de seis carbonos.
Para que nos hagamos una idea, los azúcares desoxirribosa y ribosa son componentes esenciales del ADN y el ARN y, por lo tanto, fundamentales para la existencia de vida en nuestro planeta.
«Las cinco nucleobases utilizadas para construir tanto el ADN como el ARN, junto con los fosfatos, ya se han encontrado en las muestras de Bennu traídas a la Tierra por OSIRIS-REx. El nuevo descubrimiento de la ribosa significa que todos los componentes que forman la molécula de ARN están presentes en Bennu», afirmó Furukawa.
Lo realmente llamativo es la ausencia de desoxirribosa en Bennu. Los investigadores creen que la presencia de ribosa y la falta de desoxirribosa respaldan la hipótesis del «mundo del ARN», la cuál señala que las primeras formas de vida dependían de nuestro planeta del ARN como molécula principal para almacenar información e impulsar las reacciones químicas necesarias para la supervivencia.
De igual manera, las distintas muestras de Bennu también contenían una de las formas más comunes de «alimento» utilizadas por la vida en la Tierra: el azúcar glucosa. Esto demuestra que una de las fuentes de energía más importantes para la vida también se encontraba presente en el sistema solar primitivo.
Un «chicle misterioso y antiguo»
En cuanto al segundo artículo publicado en Nature Astronomy –dirigido por Scott Sandford y Zack Gainsforth–, este revela un material gomoso en las muestras de Bennu, nunca antes visto en rocas espaciales. Tal como señala la investigación, esta sustancia –definida como un «chicle misterioso y antiguo» por la agencia– podría haberse formado en los inicios del sistema solar, a medida que un joven asteroide progenitor de Bennu se iba calentando.
Antiguamente blanda y flexible, pero ahora endurecida, esta antigua «goma espacial» está compuesta de materiales poliméricos extremadamente ricos en nitrógeno y oxígeno. Estas moléculas complejas podrían haber proporcionado algunos de los precursores químicos que contribuyeron al inicio de la vida en la Tierra.
Una partícula microscópica del asteroide Bennu, traída a la Tierra por la misión OSIRIS-REx de la NASA, se manipula bajo un microscopio electrónico de transmisió
«Con esta extraña sustancia, posiblemente estamos observando una de las primeras alteraciones materiales ocurridas en esta roca», dijo Sandford.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron un microscopio infrarrojo, seleccionando granos inusuales, ricos en carbono y con abundante nitrógeno y oxígeno. Posteriormente, el equipo analizó su composición mediante microscopía electrónica.
«Sabíamos que teníamos algo extraordinario en el instante en que las imágenes empezaron a aparecer en el monitor. No se parecía a nada que hubiéramos visto antes, y durante meses nos absorbieron los datos y las teorías mientras intentábamos comprender qué era y cómo pudo haber llegado a existir», dijo Gainsforth.
El equipo realizó numerosos experimentos para examinar las características del material, revelando que se trataba de un material similar al chicle usado o incluso a un plástico blando. Asimismo, era translúcido, y la exposición a la radiación lo volvía quebradizo, compartiendo los mismos tipos de grupos químicos que se encuentran en el poliuretano terrestre.
Presencia de polvo de supernova
En cuanto al tercer y último artículo, publicado en Nature Astronomy –dirigido por Ann Nguyen–, analizó granos de polvo de estrellas anteriores a nuestro sistema solar encontrados en dos tipos de roca diferentes en las muestras de Bennu, encontrando seis veces la cantidad de polvo de supernova en comparación con otro objeto espacial estudiado hasta la fecha.
«Estos fragmentos retienen una mayor abundancia de materia orgánica y granos de silicato presolares, que se sabe que se destruyen fácilmente por la alteración acuosa en asteroides. Su conservación en las muestras de Bennu fue una sorpresa e ilustra que parte del material no se alteró en el cuerpo original. Nuestro estudio revela la diversidad de materiales presolares que el cuerpo original acrecentó durante su formación», dijo Nguyen.