Pablo Motos y Patricia Conde, en el programa de La 1
La semana de la tele
Cuando La 1 es La 1 o la fórmula clásica del éxito
Mientras sus nuevas apuestas se llevaron un batacazo de audiencia, dos programas de toda la vida le han dado sendas alegrías este verano. Y espera turno Cifras y letras
Un presentador de Castilla-La Mancha Media. Un señor manchego haciendo humor del de toda la vida. Ellos lideran los dos últimos programas que le han funcionado de maravilla a una TVE que ha desbancado a Telecinco del segundo puesto de las cadenas generalistas. Pongamos nombres y apellidos a esas personas y se entenderá mejor: Ramón García y José Mota. Programas blancos, sin sesgos, para toda la familia uno y para casi toda la familia el otro, de esos que podrían figurar en su propia parrilla tres décadas atrás.
¿Cómo que podrían figurar? De hecho, figuraban. En 1995, un 17 de julio, Ramontxu estrenaba Cuando calienta el sol, el predecesor de Grand Prix. Y ese mismo año, Mota y su entonces compañero Juan Antonio Muñoz presentaban Estamos de vuelta. Todo en la cadena entonces conocida como «La primera». Que era la primera en haber llegado a España y la primera en audiencia.
Es curioso lo de TVE. En esos últimos meses se ha llevado batacazos de audiencia con nuevos programas que parecían apuestas seguras. Mapi, con Jandro al frente y llamado a competir con el mismísimo El Hormiguero, acabó siendo emitido en el canal infantil. Vamos a llevarnos bien se estrelló a la primera de la mano de Ana Morgade («hemos hecho menos audiencia que el teletexto», admitió la muchacha) y hace unas semanas ha resucitado sin ella y le ha ido algo mejor ayudado por el efecto arrastre del programa de Mota. La gran confusión, que supuso el regreso de Xabier Sardà a la pública tantos años después, finalizó sus días en la madrugada. El concurso Todos contra 1, presentado por Rodrigo Vázquez y Raúl Gómez, duró siete emisiones. Cover night, con tres pesos pesados como Miguel Bosé, Mónica Naranjo y Chanel como cabezas de cartel, se acabó viendo menos que la repetición de Pesadilla en la cocina. Y las trece entregas de Días de tele, que costaron 5,5 millones de euros a las arcas públicas y engordaron la cuenta de su presentadora Julia Otero, resultó una apuesta «fallida», en palabras de la presidenta de la corporación RTVE, Elena Sánchez.
Allí donde Sardá, Morgade, Bosé, Julia Otero y cía se la pegaron con nuevos productos han triunfado García y Mota con programas clásicos.
Ya hacía cinco años que el cómico no daba la cara en TVE, desde 2018 y su José Mota presenta… Fue director de Hoy no, mañana y ¿Y si sí?, pero las labores de presentación recaían en su amiguete Santiago Segura. En cuanto a Ramón García, estaba haciendo una televisión muy terapéutica en Castilla-La Mancha Media, donde presenta programas en los que entretiene y ayuda a los mayores. No lo llamaban ni para las campanadas, que tuvo que dar con Ibai, pero ha dado la campanada con el regreso de Grand Prix. En estas últimas semanas a la pública hasta le ha funcionado también otro clásico de los viejos tiempos: los informativos. Pero, en este caso, no podemos hablar de programas blancos y para todos, pues tienen un claro sesgo ideológico.
En todo caso, la conclusión es que a La 1 le va bien cuando se quiere parecer a la televisión que fue y mal cuando quiere ser como las otras. Y en esta línea de resucitar clásicos del pasado para atraer a la audiencia que había huido hay que entender el regreso de Cifras y letras, sin Elisenda Roca pero –suponemos– con el espíritu de siempre.