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24 de abril de 2024

Olivia Newton-John en el papel de Sandy en la película 'Grease'

Olivia Newton-John como Sandy en la película 'Grease'GTRES

Por qué Sandy hizo más por las mujeres en los 80 que todo el feminismo en el siglo XXI

El personaje interpretado por Olivia Newton-John en Grease, pese a las apariencias, significó una vanguardia contracorriente, incluso de ambos sexos

El mítico personaje interpretado por la recientemente fallecida, tras décadas de resistencia contra el cáncer, Olivia Newton-John en la comedia musical Grease podría considerarse un epítome del feminismo más natural.
Pese a las apariencias, la joven inocente y romántica recién llegada al Instituto Rydell luego de un amor veraniego al que no piensa volver a ver y que sin embargo encuentra por sorpresa en el inicio del curso, es la única estudiante distinta de todos los demás. De la reina del baile, de la delegada de curso y de las Pink Ladies de Rizzo (la rebelde y airada líder del grupo): todo el espectro.
Olivia Newton-John y John Travolta en 'Grease'

Olivia Newton-John y John Travolta en 'Grease'GTRES

Así lo ve Clara González, historiadora y periodista, quien se acuerda de la niña que vio por primera vez la película y de cómo pasó una temporada poniéndose cinturones rojos en la cintura que quería tener. «Esa cinta roja y esos leggins fueron una liberación. Muchos años después pude ver que Sandy me enseñó un feminismo elegante, como el que vi en mi abuela y en mi madre, aunque el icono feminista haya acabado siendo Rizzo. Pero este personaje me enseñó que se puede ser rebelde y delicada y que la lucha de la mujer se lleva discretamente mejor haciendo que diciendo».

Marie Curie y su radioactividad

Sandy tiene una apariencia conservadora por defecto, pero demuestra ser todo lo contrario. En ningún momento se encuentra a gusto en los distintos ambientes que frecuenta durante la película. Es como Marie Curie y su radioactividad. Una radioactividad en el baile. No parece sencillo pensar en la dos veces ganadora del Nobel y poseedora de una cátedra en La Sorbona a principios del siglo XX adaptada a los usos de sus congéneres más allá de sus despachos y laboratorios en los que, aparte de ella, solo había hombres.
Si Madame Curie fue un antes y un después para las mujeres en la sociedad, para Belén Montes, periodista y experta musical, no sólo Sandy, sino Grease, fue ese ayer y hoy. «La película mostró que había vida para las mujeres más allá de cuatro paredes, lo cual es fantástico, pero ahí estaba Rizzo, que hacía lo que le daba la gana en cualquier momento, o Frenchy que quería ser peluquera, indicándote que también había vida más allá de la universidad, por ejemplo. Y luego Sandy, el modelo de hija de familia convencional que en ningún momento pierde sus convicciones. Ni se vuelve loca ni una rebelde como Rizzo. Simplemente da un giro y no deja de ser quién es por ponerse unas mallas negras. Lo contrario que Danny Zuko (John Travolta) que con sus amigos aparenta ser el «macho» que había que ser y no el mismo que conoció a Sandy sin ellos».
Olivia Newton John y John Travolta en 'Grease'

Olivia Newton-John y John Travolta en 'Grease'GTRES

¿Acaso Sandy no plantea sin ambages en el cruel mundo colegial donde nadie la conoce el sentido del amor? ¿No es verdad que habla sin tapujos de sus sentimientos a través de monólogos internos y reflexiones profundas (camufladas con las canciones y el baile) como la mismísima Virginia Woolf?
«La señora Dalloway, personaje de Woolf, decía: 'Eres una mujer, tienes que ser generosa y hacerle la vida feliz a los demás'. Esto aún resuena a nuestro alrededor. En Grease el cuidado, la ternura, la paciencia… suelen ser características asociadas a la mujer. Sandy, a pesar de su aparente sumisión y convencionalismo, es un diamante en bruto», recuerda Nieves B. Jiménez, periodista y colaboradora de esta casa, entre otras.
Sandy no se deja intimidar por ningún hombre (ni por ninguna mujer), ni siquiera por su amor Danny Zuko que, al contrario que ella, es incapaz de salirse del rebaño. Una Clara Campoamor rubia y guapa y de imagen cándida que lucha por ella (¿por cuántos millones de mujeres que vieron la película luchó en realidad?) contra todo y todos.
«Sin mencionar feminismos, Sandy desmonta toda la historia y desmitifica los pensamientos más cerrados y más cerriles. Es una heroína que posee el germen del feminismo encarnado en la conciencia. Tener conciencia de una misma. Sandy sabe quién es y sabe qué botones pulsar en aquella sociedad para poder, de alguna manera, cambiarla. En definitiva, nos gusta Sandy por su capacidad para no juzgar, por su mirada limpia, su inocencia, pero además porque sabe que vivir es adaptarse», explica Jiménez.

Feministas que nunca dijeron serlo

Una persona íntegra, Sandy, dentro de una sencilla historia juvenil y despreocupada («un clásico», afirma Jiménez, para quien el mensaje de la película es totalmente actual: «El cielo sobre el infierno, la ternura sobre las malas intenciones, la belleza sin la imposición de los likes y la humanidad por encima del divismo y los egos»), que sabe lo que quiere (a Danny, algo simple, es lo que hay: sin activismos, ni dogmatismos) y al final acaba cambiando de aspecto como un fásmido, un insecto palo que se camufla con el entorno para sobrevivir, para ganar, vistiéndose de negro apretado y pintándose una raya en el ojo para delirio del pobre Zuko y de todo el instituto Rydell.
Un lugar ficticio que es la pequeña humanidad que Sandy conquista sin plegarse a ninguna doctrina, igual que las feministas que nunca dijeron serlo, como Curie, Woolf o Campoamor, lejos de «movimientos universales» (como propugna, por ejemplo, la premio Princesa de Asturias Gloria Steinem), simplemente decidiendo qué es lo que quiere ser y hacer. Y luego exprimiendo su talento para conseguirlo. Sea en Grease o en la vida misma.
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