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25 de abril de 2024

Gustavo Petro durante su toma de posesión en Bogotá como presidente de Colombia

Gustavo Petro durante su toma de posesión en Bogotá como presidente de Colombia

Toros

Colombia avanza en la prohibición de los toros: «Es maltrato, crueldad y violencia»

Gustavo Petro cumple con sus amenazas y saca adelante una iniciativa legislativa para prohibir las prácticas taurinas en todo el país

«Impulsaremos la prohibición de todo tipo de espectáculos que involucren prácticas de maltrato animal, incluidas las corridas de toros. No permitiremos el uso de escenarios ni recursos públicos para estos fines». Gustavo Petro, presidente de Colombia, ya llevaba en su programa electoral la lucha contra la tauromaquia y, a menos en esto, ha cumplido con sus promesas.
Una comisión de la Cámara de Representantes de Colombia ha aprobado por unanimidad una iniciativa legislativa que busca prohibir las prácticas taurinas en Colombia, dando el primer paso para la prohibición de las corridas de toros en el país.
Se trata de un proyecto de ley por el cual «se eliminan las prácticas taurinas en el territorio nacional», que fue radicado el pasado 21 de julio por el representante Juan Carlos Lozada, del Partido Liberal, y que ha sido aprobado por unanimidad de toda la Comisión Primera de la Cámara en el primer debate.
Este proyecto quiere reconocer a los «animales como seres sintientes, sujetos de una protección constitucional y legal especial, a través de la prohibición de las prácticas taurinas en todo el territorio nacional, como expresiones de maltrato, crueldad y violencia».

Una larga cruzada

Cuando Petro fue alcalde de la ciudad de Bogotá, entre 2012 y 2015, eliminó el palco del Ayuntamiento de la plaza de toros La Santamaría, del que habían disfrutado sus antecesores durante años. De hecho, bajo su mandato la alcaldía distrital revocó de forma unilateral el contrato de arrendamiento de la emblemática plaza, de más de 80 años de historia, y cerró la puerta a los espectáculos taurinos.
Aunque los ciudadanos protestaron, y a pesar de que ya existía una ley que regulaba la fiesta, Petro decidió imponer su punto de vista. Y es que su cruzada contra este arte importado de España se remonta a sus primeros años en la política, pero en lo personal se ha supuesto siempre un problema.
Con esta son ocho las veces que el ahora presidente trata de sacar adelante un proyecto legislativo contra la tauromaquia. Aunque la ley tiene que recibir todavía la luz verde de la plenaria de la Cámara de Representantes para de ahí pasar al Senado, tras un primer paso unánime hay confianza en que pueda salir adelante sin problemas.
Uno de los más combativos de su gobierno es Juan Carlos Losada, representante a la Cámara por Bogotá. En su cuenta de Twitter, donde se define como «Meditador, Instructor de Yoga, Animalista, Vegano, Melómano, Activista y enviciado al ser (ser-vicio)», ha compartido su alegría por «avanzar en una batalla de años»: «Cultura no es violencia y los animales merecen vivir y ser respetados».

Las ocho tentativas

Organizaciones antitaurinas que impulsaron esta iniciativa, como «Colombia Sin Toreo», han aplaudido este avance de una ley que se presentó por primera vez en 2018, y fue aprobada también en una comisión, pero se agotaron los tiempos legislativos para continuar su trámite.
En 2020 el proyecto volvió a ser radicado otra vez por Losada y consiguió llegar a la plenaria de la Cámara de Representantes, donde también fue aprobado, pero al llegar al Senado volvió a ser archivado por agotamiento de los términos legislativos, al vencer la legislatura.
Otras iniciativas legislativas similares han corrido la misma suerte, aunque ahora con más presencia de «fuerzas progresistas y verdes» en el Congreso que en otras legislaturas, los congresistas esperan sacarla adelante.
«Este será el Congreso que ¡por fin! apruebe la prohibición de las corridas de toros en Colombia», ha declarado por su parte la representante de la Alianza Verde, Cathy Juvinao, que también votó a favor del proyecto.
Las prácticas taurinas en Colombia, una herencia española, son tradicionales en algunas partes del país, especialmente en la Feria de Cali o en la de Manizales, y son una de las expresiones taurinas más importantes en toda Sudamérica. «Es una manifestación cultural que cumple todos los requisitos de la Convención de la Unesco (2003), la cual suscribió Colombia», explica Luis Bolívar, uno de los diestros colombianos más reconocidos.
En sus redes sociales, donde tiene fijada la frase «El fin de nuestra profesión será cuando el aficionado deje de asistir a los toros. De lo contrario somos libres de elegir lo que nos gusta», ha llegado incluso a sembrar dudas sobre la autenticidad de la votación.
El diestro colombiano Luis Bolívar

El diestro colombiano Luis Bolívar

«¿Aprobada? No, pupitreada. ¿Puede informar cuánto quedó la votación? ¿La hubo? Hable con la verdad. Toda la vida diciendo mentiras», tuiteaba mientras citaba un tuit en el que la senadora de Alianza Verde Andrea Padilla explicaba la aprobación de la ley, exponiendo sus sospechas sobre una posible manipulación de la votación.

«Una corrida sin matar al toro»

La Corte Constitucional protege las corridas de toros y ha reiterado que las autoridades territoriales y especialmente las alcaldías o concejos carecen de competencia para prohibir los espectáculos taurinos o modificar las condiciones legales de realización. «Muchas de las corralejas, corridas de toros y ni qué decir de las peleas de gallos incumplen sistemáticamente estas condiciones de la Corte», decía la senadora electora en una entrevista con El Espectador. Ella misma lideró un proyecto para desincentivar las corridas de toros en Bogotá, que imponía reglas imposibles para un torero, como por ejemplo que no se mate al toro.
Por su parte, diferentes asociaciones de tauromaquia, así como toreros e incluso algunos medioambientalistas, afirman que la desaparición del toro de lidia sería no solo una pérdida en sí, sino también un peligro para la explotación ganadera que es, a día de hoy, la más respetuosa con el medio ambiente, a la vez que defienden la fiesta, «un espiritual, un respiro inmaterial de las dificultades de la vida».
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