
El escritor Ignacio Peyró, autor de 'El español que enamoró al mundo. Una vida de Julio Iglesias' (Libros del Asteroide)
Entrevista con el escritor
Ignacio Peyró, biógrafo de Julio Iglesias: «Los españoles no hemos dado a su éxito la dimensión que tuvo»
El escritor Ignacio Peyró habla con El Debate de su último libro: 'El español que enamoró al mundo. Una vida de Julio Iglesias' (Libros del Asteroide)
Ignacio Peyró, escritor, columnista y director del Instituto Cervantes de Roma (antes dirigió el de Londres), es un rara avis en el mundo de la cultura. A medio camino entre la revolución y la contrarrevolución, rema a contracorriente en un mar (el de los escritores) en el que la buena prosa, cuidada y elegante, parece casi un insulto.

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Los escritos de Ignacio Peyró, ya sea en su columna en El País o en sus libros, muestran una preocupación por plasmar un lenguaje que haga honor a los siglos de tradición literaria española.
Con un estilo en el que, sin dejar de ser hijo de su tiempo, se adivinan reflejos de Julio Camba o de Josep Pla, Ignacio Peyró ya dio buena muestra de que es uno de los autores más interesantes de la España de hoy con Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida (Libros del Asteroide) y Ya sentarás cabeza. Cuando fuimos periodistas (también en Libros del Asteroide).
En la misma editorial trae ahora un libro atípico: El español que enamoró al mundo. Una vida de Julio Iglesias.En una entrevista con El Debate, Ignacio Peyró cuenta la relevancia de Julio Iglesias y cómo su trascendencia ha llegado hasta nuestros días.
En este libro, a medio camino entre la biografía y la crónica periodística, Ignacio Peyró sigue la estela de un Julio Iglesias que logró convertirse en el primer cantante hispano global, ignorando el clasismo de las élites culturales y apostando por Estados Unidos, en una estrategia claramente visionaria.
–¿Tiene España, o el pueblo español, una deuda con Julio Iglesias?
–Hombre, yo creo que decir que tiene una deuda con Julio Iglesias… quizás sea demasiado fuerte. Pero sí que es cierto que, de alguna manera, no le hemos dado a su éxito la valoración que en su dimensión tuvo, en su trascendencia cultural, que es, prácticamente, la de ser el primer hispano que triunfa para hispanos y no hispanos en Estados Unidos.
Y eso es algo muy importante, teniendo en cuenta que ahora, precisamente, hay un presidente (Donald Trump en Estados Unidos) que, nada más llegar, lo primero que ha hecho ha sido atacar al español.
–¿Por qué cuesta tanto ver la grandeza de Julio Iglesias más allá del meme?
–Él es un cantante para la grandeza. Siempre ha habido cierto prejuicio, un poco de un cierto esnobismo, una cierta mirada de superioridad cultural, hacia él.

Cubierta del libro de Ignacio Peyró
Sobre todo, en una generación más mayor que se tiene que posicionar cuando Julio Iglesias está apareciendo, o cuando Julio Iglesias está triunfando, y lo comparan con los cantantes de su época, que eran, en general, gente con vocación revolucionaria, artística, lírica o experimental, mientras que él no lo era.
–Julio Iglesias labró su leyenda desde Miami: ¿la historia habría sido igual si se hubiese quedado en España?
–No, de hecho, uno con Julio Iglesias, siempre tiene que volver a ese kilómetro cero en el que el cual todavía puede ser Julio Iglesias, pero puede ser Juan Pardo. A él, lo que lo distingue no es la ambición o el trabajo que, al final, pues todo el mundo trabaja y la ambición no siempre es fácil de medir, sino que a él le distingue la visión que tiene, en un momento dado, de dar el salto a América y arriesgarse a intentar triunfar en un lugar donde todo el mundo se había estrellado.
–Leyendo el libro, la historia de triunfo global de Julio Iglesias sigue pareciendo inverosímil: ¿cómo lo hizo?
–Hay una convergencia de factores. Es gente que trabaja muy bien, su carrera está muy bien gestionada, la gente que la acompaña tiene un muy buen equipo… Luego, las discográficas apuestan muy bien por él, tiene incluso un poco de suerte en momentos muy necesarios.
Pero bueno, al final, lo que está claro es que, aunque hay muchos factores que explican el éxito de Julio, el único que es necesario es el propio Julio, que muchas veces es algo que se tiende a soslayar.
–¿Por qué un libro sobre Julio Iglesias?
–Porque es un hombre que ha pasado los 80 años y que, de alguna manera, ha estado siempre con nosotros, desde que su padre, que era falangista, camisa vieja, hasta él, que estuvo en la primera noche de la democracia, o intentando mejorar las relaciones entre Bush y Zapatero. Resulta que él ha estado siempre ahí.
Me sorprendió que no hubiese más trabajos sobre Julio Iglesias desde el punto de vista de la crónica, de la literatura, que son esos pocos terrenos que hasta ahora se le habían resistido. Por eso yo quería llevarlo allí.
Sobre todo, cuando hay tanta gente a la que, después, le hemos dedicado tantas páginas, como Tangana o Rosalía, y que tienen unos logros objetivos que no tienen la trascendencia de los de Iglesias.
–Julio Iglesias, usted lo trata en el libro ampliamente, alimentó su leyenda de Don Juan o de Casanova. De ser hoy, habría quedado fulminantemente cancelado…, ¿con razón?
–Bueno, no lo sé. También hoy sigue habiendo seductores en serie. Él, además, enamoraba, no forzaba a nadie, no ha habido denuncias al respecto. Él era machirulo, pero en un mundo infinitamente más machirulo que éste. Sus letras no creo que sean mucho peores que las del reguetón, la verdad.
–Hoy parece que casi se admira más al personaje de Julio Iglesias que a su música…
–Yo no estaría tan absolutamente de acuerdo. Yo creo que Julio se ha garantizado que haya cerca de 20 canciones que le sobrevivan. Eso es algo importante para cualquier artista.
–El español que enamoró al mundo es una biografía un tanto atípica. Ya que hablo con usted, que está en Roma, ¿sugeriría leerlo con un Aperol en mano, tal vez delante de un Negroni?
–Es curioso, porque yo, a la hora de leer, soy abstemio total. O sea que, por ahí, que cada uno lo haga como quiera. Una vez me preguntaron que cuál sería la bebida más representativa de Julio Iglesias: seguramente un buen Burdeos lo sea, pero, sobre todo, un ron con Coca Cola, con todo ese aire tropical que tiene.
Además, Coca Cola fue la empresa con la que firmó el mayor contrato publicitario de la historia a mediados de los 80. Una Coca Cola para dar fe un poco de su de su vocación americana.
–¿Qué le dolió más a Julio Iglesias? ¿La enemistad con su manager Alfredo Fraile, al que prácticamente le debe su carrera, o que su hijo Enrique le ocultara el lanzamiento de su primer disco?
–Es incomparable. En fin… yo creo que siempre las cosas de la familia son peores.
–Julio Iglesias coqueteó con la política. Para la memoria queda su campaña a favor del PP de Aznar. De haber consumado el salto a la política, ¿serían los Iglesias los Kennedy españoles?
–Eso no lo sé, porque nunca se les ha pasado por la cabeza semejante cosa. En el fondo, lo que hizo con Aznar no dejó de ser una muestra de una gran libertad de espíritu, porque no ganaba nada, más que tener una pequeña satisfacción moral.
–En el libro dice que intentó contactar con Julio Iglesias, pero que no lo logró. ¿Por qué cree que no se quiso poner en contacto con usted?
–Pues no tengo la menor idea, pero a mí casi me hizo un favor, porque yo sabía lo que quería contar y no quería tener que mandárselo a nadie, y menos a un señor que yo sé positivamente que ha quemado a varios escritores con sus condiciones.
Luego sí que me han llamado para pedirme el teléfono para que él me llamara. Sé que están muy contentos, me lo ha dicho su manager, así que, pues yo también, claro.