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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto con Yolanda Díaz y Cristina Garmendia rodeados de afines

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto con Yolanda Díaz y Cristina Garmendia rodeados de afinesEuropa Press

El órgano consultivo con actores que quiere crear Sánchez y su triste antecedente durante la Guerra Civil

La propuesta planteada por Sánchez nos remite a la Alianza de Intelectuales Antifascistas creada para la propaganda ideológica entre escritores y artistas en el bando izquierdista

Pedro Sánchez quiere impulsar un órgano consultivo formado por actores y otros representantes de la cultura (así, en general), con un objetivo genérico de «evaluar la estrategia de internacionalización que estamos poniendo en marcha» en el ámbito de la cultura.

Así lo anunció el presidente del Gobierno durante el acto de presentación del informe Los sectores culturales y creativos en España, de la Fundación COTEC, cuya presidenta es la exministra de Zapatero Cristina Garamendia.

Sobre este organismo dijo Sánchez que «es importante incorporar de manera mucho más activa y verdadera a los actores, a las actrices, a los agentes protagonistas de la presencia cultural y creativa de España en el exterior».

Aunque esta iniciativa suena a chiringuito o, incluso, a uno de los muchos brindis al sol a los que nos tiene acostumbrado Sánchez y que, con el paso del tiempo, quedan relegados al olvido tras haber logrado su objetivo de causar un impacto en la opinión pública, lo cierto es que la propuesta desprende un cierto tufillo a lista de intelectuales buenos.

De esa manera, esos «actores y actrices» y esos «agentes protagonistas» de la cultura que cuenten con la bendición del órgano consultivo para la promoción cultural de España en el exterior serían, no hace falta decirlo, los intelectuales buenos, defensores de la democracia, tocados con la venerable mano de Sánchez, con la que impartiría su bendición ideológica.

Esos intelectuales buenos contarán, sin duda, con premios nacionales del ministerio de Urtasun, subvenciones y campañas de promoción en los medios alineados con Moncloa.

Los demás, los que no hayan demostrado la pureza ideológica sanchista, obviamente quedarían condenados al ostracismo.

Salvando las distancias (aquí al menos no hay paseos ni checas), la iniciativa recuerda a aquella Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura impulsada nada más estallar la Guerra Civil por intelectuales, escritores y artistas de izquierda de la órbita del Frente Popular.

Formaban parte de aquella Alianza de Intelectuales Antifascistas escritores como Rafael Alberti, Luis Buñuel, Luis Cernida, Miguel Hernández y un largo etcétera.

Su finalidad era puramente propagandística: garantizar la pureza ideológica de la cultura en el bando izquierdista de la Guerra Civil.

Con todo, la susodicha alianza tuvo escaso recorrido, toda vez que muchos de sus integrantes eran intelectuales bienintencionados que se sintieron engañados y desencantados al comprobar cómo los milicianos que supuestamente debían defender la democracia tenían como verdadero objetivo construir una dictadura proletaria sobre un mar de sangre de rivales ideológicos y políticos.

Su aportación más relevante fue un panfleto denominado El Mono Azul, que salió a la luz el 27 de agosto de 1936 y desde cuyas páginas, además de publicar poemillas donde se ensalzaba a las milicias izquierdistas, se señalaba a intelectuales sospechosos de deslealtad hacia la República.

Desde sus páginas se señaló a intelectuales como el filósofo Eugenio Montes y, en particular, a Miguel de Unamuno, contra quien desde las páginas de El Mono Azul se desató una feroz y peligrosa campaña en contra.

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