El director de la RAE Santiago Muñoz Machado, y el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero
García Montero revienta el acto del español más importante del año y ya habla de un sucesor para la RAE
El director del Instituto Cervantes volvió a inmiscuirse en asuntos de la RAE y se entromete de nuevo en el proceso de elección de su director
A tenor de los sucesos de los últimos días es inevitable hacerse una pregunta: ¿busca la izquierda española a través del Instituto Cervantes desembarcar por tierra mar y aire en la RAE y hacerse con el control con uno de los pocos organismos de España que escapan al control de Sánchez?
Por la agresividad y beligerancia gratuita, y sin provocación previa, del director del Cervantes, Luis García Montero, contra el de la RAE, Santiago Muñoz Machado, se diría que sí.
Los directores de la Real Academia Española (RAE) y del Instituto Cervantes protagonizaron este lunes un nuevo episodio de su enfrentamiento público durante la presentación del X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que se celebra en Arequipa (Perú).
Pese a sus intentos por restar importancia al conflicto surgido la semana pasada, ambos dejaron entrever las tensiones que persisten entre sus instituciones.
Durante la rueda de prensa conjunta, García Montero reconoció abiertamente que las «diferencias, que son muchas», no se resolverán en el marco del congreso, aunque matizó que lo harán más adelante, informó Europa Press.
Palabras victimistas, llenas de arrogancia, que cualquiera que las escuchara no diría que fue el propio Montero el que lanzó el ataque, sin venir a cuento, contra la RAE y su director.
En la misma línea, Muñoz Machado trató de desmarcarse del conflicto afirmando que su objetivo en Arequipa era «celebrar un congreso» y que no se referiría a «accidentes periféricos» ocurridos días antes.
Sin embargo, las alusiones indirectas se mantuvieron. García Montero insinuó que las discrepancias podrían ampliarse en un futuro próximo, no tanto con el actual director de la RAE, sino con su posible sucesor, al afirmar: «Habrá tiempo de hablar, no del actual director, sino de su sucesor, que tiene mucho que ver con el comunicado que hizo la academia el otro día». Muñoz Machado replicó con un lacónico: «Ni idea».
El desencuentro entre ambos directores se remonta al pasado jueves, cuando García Montero, al ser preguntado por su relación con Muñoz Machado, respondió con una dura crítica personal: «Un catedrático de Derecho Administrativo experto en llevar negocios desde su despacho para empresas multimillonarias».
Estas palabras provocaron la inmediata reacción del pleno de la RAE, que se reunió ese mismo día en Madrid y emitió un comunicado en el que expresó su «absoluta repulsa» por lo que calificó como una «agresión» al director de la institución.
El texto también reivindicaba la legitimidad democrática de Muñoz Machado, elegido en dos ocasiones, y su «labor extraordinaria» durante los siete años al frente de la RAE y del Cervantes.
En este contexto, la presentación oficial del CILE en la Municipalidad Provincial de Arequipa, acto al que también asistió el alcalde de la ciudad, Víctor Hugo Rivera, se convirtió en una prolongación del enfrentamiento.
Aunque ambos responsables insistieron en el carácter profesional de su asistencia, sus discursos dejaron entrever posturas encontradas.
Por un lado, García Montero hizo una defensa del «mestizaje» cultural, criticando el predominio de los factores económicos sobre los culturales en el mundo actual.
Por otro, Muñoz Machado remarcó que el contenido del congreso es establecido por las academias, mientras que el Instituto Cervantes participa hasta el «límite que se considere necesario».
Además, el director de la RAE expresó su malestar por la ausencia de la Academia Peruana de la Lengua en el acto, sugiriendo que existen instituciones que «quieren acapararlo todo», en aparente alusión al Cervantes.
Esta declaración añade un nuevo matiz al conflicto, que ya trasciende lo personal para reflejar una pugna institucional por la dirección cultural y lingüística del mundo hispanohablante.
Así, aunque la formalidad del congreso exigía contención, las tensiones entre ambas instituciones no solo no se han disipado, sino que, a tenor de sus últimas declaraciones, parecen haber alcanzado un nuevo nivel de confrontación.
La incógnita ahora gira en torno a cómo y cuándo se resolverán estas diferencias, y si el relevo en la dirección de alguna de las entidades será el detonante de un nuevo capítulo.