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06 de mayo de 2024

Detalle de portada de «El remitente misterioso y otros relatos inéditos» de Marcel Proust

Detalle de portada de «El remitente misterioso y otros relatos inéditos» de Marcel ProustLumen

Centenario Proust

Inicios recobrados. Nuevos encuentros con Proust

Entre las traducciones que las editoriales ofrecen como nueva ocasión de celebración y de relectura de Proust, se cuenta «El remitente misterioso y otros relatos inéditos», una reunión de escritos de ficción, casi todos inéditos

El remitente misterioso y otros relatos inéditos

lumen / 61 págs.

El remitente misterioso y otros relatos inéditos

Marcel Proust

En este año en que van a cumplirse cien del fallecimiento de Marcel Proust, no cabe simplemente rememorar su maestría, su aportación singular o su modernidad convertida ya en clasicismo, nunca olvidados y nunca desmentidos: es momento de aprovechar las exhumaciones de sus papeles, adentrarse en las traducciones que las editoriales ofrecen al público culto como nueva ocasión de celebración y de relectura.
Entre tales traducciones, se cuenta con unos escritos de ficción de Proust, casi todos inéditos hasta que Gallimard los publicó en 2021 bajo el título Le Mystérieux Correspondant et autres nouvelles inédites. Con buen sentido práctico, los responsables de Lumen han descargado casi completamente los textos, en la versión española, de los aparatos eruditos que a los originales habían añadido los estudiosos en la edición parisina: han entendido que son profesores y lectores avezados en la lengua francesa los potenciales interesados en todo ese material, y que los apasionados de En busca del tiempo perdido independientes de criterios académicos disfrutarían más de los relatos con sucintas introducciones.
Pese a pertenecer a la misma época de composición que Los placeres y los días y no a la posterior, madura y rotunda etapa creativa de En busca del tiempo perdido, las narraciones guardan ciertas equivalencias temáticas con algunas de las muchas presentadas en la magna obra. Se trata de exposiciones de situación y relaciones emocionales, más que de cuentos de acción; son pequeños brotes en que se insinúan algunas tramas de más extenso calado, pero cuyo desarrollo se vuelve innecesario, más aún, perjudicial, por cuando destruiría la fuerza de la sugerencia inherente a los relatos impresionistas. «El extranjero», por ejemplo, muestra el poder de la belleza (el Bois de Boulogne, en este caso), su influencia positiva en el ánimo de una persona sensible.
Ciertamente, faltan en este fragmento ese conjunto de técnicas que su autor manejaría con tanta habilidad diez años después, pero proporciona un ligero punto de arranque para un lector bisoño a quien asuste la amplitud de la gran obra proustiana, mientras que al lector más avezado y conocedor de aquella le sirve como vuelta al origen para su mejor comprensión.

Los apasionados de «En busca del tiempo perdido» independientes de criterios académicos disfrutarían más de los relatos con sucintas introducciones.

También útil como ejemplo de técnica solo toscamente impresionista interesa «Recuerdo de un capitán», que se corresponde bien con el tiempo en que Proust, muerta su madre, visitó los lugares de su infancia y juventud para volver a verlo todo; aquel tiempo en que recuperó las ideas y los bríos para escribir.
Si se echan en falta en En busca del tiempo perdido referencias directas a un cristianismo que, sin embargo, sostiene numerosos ingredientes de la obra, pues esta cuestión está tratada a la manera impresionista, esto es, solo por implicación, por elusión o en medio de imágenes o metáforas, en cambio se halla en este volumen, explícitamente, en diversos pasajes. «Así había amado» supone una poética reflexión digna de meditarse. También una exposición clara de la moral cristiana comparece en el cuento que da título al volumen, y sirve como base, de las numerosas condenas, vertidas por el yo narrador en En busca del tiempo perdido, contra la «raza maldita» entregada a las falacias del placer y también contra los decadentes, que se adentran en lo prohibido, en lo perverso y en lo siniestro a la caza de algo extravagante o desacostumbrado.
De modo más oblicuo o tangencial, la formación filosófica de Proust, su conocimiento del arte de la oratoria y el Derecho se manifiestan en «En el infierno», argumentario de falacias. Al mismo tiempo, asombra la nitidez con que el narrador aborda la traidora atracción por lo banal y lo frívolo pese a la conciencia de la temporalidad y de la muerte en «Pauline de S.».
Junto con todos estos asuntos, emparentados con temas de abundante tratamiento tradicional, llama la atención «El don de las hadas», donde las paradojas revelan una perspectiva de realidades habitualmente juzgadas como negativas, «delicadezas incomprendidas», porque «la enfermedad tiene virtudes que la salud desconoce» (pág. 130).
Al lado de estos escritos, se presentan contextualizados algunos otros que conectan con En busca del tiempo perdido: cartas con el editor, Grasset, referentes a la organización de los volúmenes y sus respectivos contenidos, bocetos o redacciones iniciales, previsiones de continuación, de modificación, un mapa de los lugares de la acción… y, para terminar, algunas imágenes de los manuscritos rescatados.
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