¿Qué hará la vejada Daniela Caracas?
El feminismo y alrededores apenas se ha manifestado al respecto. Silencio estruendoso como el de las autoridades esas
Daniela, la futbolista internacional colombiana del Espanyol vejada en el último derbi, volvió este miércoles a los entrenamientos de su equipo. Apenas ha pisado la calle desde su 'encuentro' con su colega Mapi León.
Daniela, dolida y en su laberinto. Por la situación, jamás ha vivido cosa semejante, y por decidir si presenta o no denuncia en un juzgado. León le ha complicado la vida, esa es otra verdad. El hecho y sus consecuencias: ¡qué espanto!
El humillante suceso no aparece en el acta del partido, el trío arbitral no vio lo sucedido. Sería el Comité de Disciplina de la RFEF quien podría intervenir en el asunto, acuda o no Daniela a los tribunales.
«No podemos sacarlo de contexto» ha advertido Beatriz Álvarez, presidenta de la Liga F que se ha apresurado a manifestar también que ella, la Liga F, no tiene competencias para intervenir. «Hubo un forcejeo. Ha habido más situaciones así y no podemos entrar en cada una de las cosas que pasan», concluyó la presidenta.
Cualquiera diría que la tal Liga F es un estercolero. Ninguna otra autoridad deportiva o política se ha manifestado al respecto. Me las conozco, su postura conejil es sencilla: si Daniela denuncia, los tribunales dirán. Si no lo hace, quienes somos nosotros para intervenir, ¿verdad? Tú verás, Daniela.
En el feminismo y alrededores, más silencio. Estruendoso en su caso. Por ahí, Daniela ya ha perdido. Por cierto: la selección masculina fue criticadísima por quienes entienden que no se mojó en el asunto Hermoso-Rubiales. El fútbol calla, bramaron periodistas, políticos, todólogos, colegas de la ahora agredida y agresora, el súper combativo vestuario del Barça a la cabeza, toda esa otra Opinión Sincronizada. OK. Con las pocas excepciones de rigor, ¿quién lo ha hecho por Daniela?
No, no es fácil saber qué hará. Si no denuncia habrá triunfado el lado oscuro, seguro le repatea esa posibilidad. Si lo hace se enfrentará a un proceso largo y tortuoso. La agresora ya explicó que fue un lance del juego –con la pelota parada, formidable ocurrencia– y que le tocó la pierna: si admite otra cosa, obviamente se estaría complicando la vida. La jefa de la Liga F ha marcado el camino.
Daniela no lo tiene fácil. Eso lo tuvieron León y su club. Hubiera bastado con salir inmediatamente después del partido: miren ustedes, me equivoqué. Pido perdón, no volverá a ocurrir. ¿Quién no mete la pata?
Optaron jugadora y club por el silencio primero y casi un día después, por un comunicado delirante y vergonzoso con el escudo del Barça encabezándolo: el escudo, el salvoconducto… Un formidable ejercicio de soberbia satánica.
No vale a Daniela lo visto, filmado, retratado. Ni ser mujer. Ni negra. Y encima juega en el Espanyol. Si la agresora fuera ella no habría encontrado lugar para esconderse a estas alturas. El silencio en los medios barceloneses de ahora sería entonces un clamor ensordecedor. Nos queda por vivir la prórroga del asunto: la ovación que se llevará León el primer día que su equipo juegue como local. Al tiempo.
Es eso, además. Alguien del Espanyol no puede ser víctima. Ese papel en la ciudad, en Cataluña, es privilegio exclusivo de nacionalistas y del Barça. El resto no puede ser víctima de nada, no lo merece. El resto es Segunda División. O Quinta. O decididamente no existe. Siempre, y más con esa dupla de por medio, será dos cosas: culpable u olvidado. O las dos a un tiempo. Total, una mierda. Con perdón.
Y se sorteó la Copa. Ni clásico ni derbi madrileño. Eso, si acaso, en la final. Lo que sueñan nuestros vendedores de humo está claro: La Cartuja, Real Madrid - Barcelona. Desde lo de Bale y Bartra en Valencia Mourinho mediante, no se ha vuelto a producir. Una pena que la semifinal no se juegue a un solo partido.