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De Burgos Bengoetxea junto a González Fuertes en la rueda de prensa previa a la final de la Copa del Rey

De Burgos Bengoetxea junto a González Fuertes en la rueda de prensa previa a la final de la Copa del ReyEFE

Cronología del día que se llegó a dudar de si se iba a jugar la final de la Copa del Rey

El árbitro responsable del VAR en la final de la Copa del Rey, González Fuertes, inició un duro discurso contra lo que, a su juicio, son ataques recibidos al colectivo arbitral por parte del Real Madrid. Esto no sentó nada bien al club blanco y acabó poniendo gravemente en juego la celebración del clásico copero: «Las consecuencias son que cuando hablas de robo y palabras malsonantes, esa frustración que generas en el aficionado la pagan con el niño y la niña que cogen un silbato y tienen que pitar un partido infantil. Es la consecuencia de poner la diana en la cabeza de un compañero», afirmó el colegiado, denunciando el acoso recibido por los árbitros.

Las severas acusaciones del árbitro, no tardaron en llegar al feudo madridista. Mientras que los de Ancelotti, aún se ejercitaban antes de emprender su viaje a Sevilla, la directiva del club comenzaba a hacer visible su tremendo malestar con respecto a las declaraciones de González Fuertes. El Madrid tuvo claro desde el primer momento que las acusaciones del colegiado, lo inhabilitaban para estar sentado al frente de la sala de video arbitraje en la Cartuja. El conjunto blanco exigió a la Federación que tomase cartas en el asunto, y sustituyesen al colegiado asturiano de los mandos del VAR, aludiendo a su falta de imparcialidad tras esta situación.

La tarde del viernes, se convirtió en la más surrealista y más polémica de los últimos tiempos en la Copa del Rey. El Barça debía comparecer ante los medios y entrenarse en la Cartuja en primer lugar. Después llegaría el turno del Madrid. Y aquí fue cuando la polémica terminó de estallar: El Madrid, se negaba a entrenar en la Cartuja y a comparecer ante los medios, además de negar su presencia en cualquier evento institucional relacionado con la final. Esta decisión se trazó con el equipo ya llegado a la capital andaluza, y con la plantilla a punto de partir hacia el estadio.

Este cambio de planes, tuvo mucho que ver con una conversación telefónica que se produjo sobre las 18:30 entre Louzán, presidente de la RFEF, y José Ángel Sánchez, director general del Real Madrid. La Federación se plantó en su decisión de no cambiar en absoluto al cuerpo arbitral que pitaría en la final copera, que era la condición que exigía el Real Madrid para volver a cumplir con su agenda preestablecida. La guerra estaba servida, y había dinamitado el Clásico en Sevilla.

Al Barcelona, quién si cumplió con su agenda, esta situación le pilló por sorpresa. Los culés, no esperaban en ningún momento que el Madrid llegase a cancelar todos sus compromisos institucionales, como medida de protesta ante las declaraciones del colegiado asturiano.

Cruce de declaraciones

El club blanco, mostró a través de Real Madrid TV su malestar, y esclareció sus decisiones: «La gravedad de los hechos ocurridos en la rueda de prensa del equipo arbitral previo a la final de Copa ha provocado que el Real Madrid no se presente a ninguno de los actos oficiales de la Federación». Todo esto ocurrió mientras que el Madrid acababa de redactar un durísimo comunicado con el que hacía público su brutal enfado: «Estas manifestaciones realizadas de manera premeditada 24 horas antes contra uno de los participantes de la final, demuestran, una vez más, una clara y manifiesta animadversión y hostilidad de estos árbitros contra el Real Madrid».

Javier Tebas, presidente de la Liga, también quiso sumarse a esta polémica: «Esto no es fútbol, es control de poder». El siguiente movimiento por parte de los merengues, fue amenazar con que su equipo no se presentaría a la final. De hecho, se comentó la posibilidad de que el equipo dejase la concentración y volviese a Madrid. Por el contrario, a las diez de la noche se publicó un comunicado en el que negaban que en algún momento se hubieran planteado esta medida extrema.

El comunicado emitido por el Madrid, despejaba todas las dudas acerca de su posible no participación en la final: «Ante los rumores que han surgido en las últimas horas, el Real Madrid C. F. comunica que nuestro equipo nunca se ha planteado renunciar a jugar la final de mañana. El Real Madrid entiende que deben prevalecer los valores del fútbol, a pesar de la hostilidad y la animadversión que hoy han quedado de manifiesto, una vez más contra nuestro club, por parte de estos árbitros designados para la final». Así concluyó una tarde que puso en entredicho la relación entre el mayor club de España y la Federación española.

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