
Carlos Alcaraz ha vuelto a sonreír en pista
Sonreír en pista y una rutina fija: las claves del retorno del mejor Alcaraz
La influencia de Samuel López, su segundo entrenador, y los pequeños ajustes en su juego han permitido al jugador español recuperar su mejor nivel
Este es el dinero que se lleva Carlos Alcaraz como campeón del ATP 500 de Róterdam
El pasado 21 de enero, Carlos Alcaraz se llevó un duro varapalo con el que no contaba. En la mañana de ese día, Novak Djokovic se encargó de demostrarle que la Rod Laver Arena de Melbourne era su jardín y que para lograr superarle tendría que haber hecho mucho más. En resumen, Carlitos se despidió en los cuartos de final del Open de Australia, igual que en 2024, y vio como su gran objetivo para este nuevo año se diluía cual azucarillo.
Ese golpe moral le hizo perder la sonrisa. Había llegado a Melbourne con el convencimiento de que iba a levantar su quinto major con tan solo 21 años, pero en el momento de la verdad estuvo más pendiente de ver cómo estaba Djokovic de sus molestias físicas y eso le desconcentró por completo.
Abandonar Melbourne con las manos vacías le llevó a replantearse varias cosas. No había sido, desde luego, su inicio soñado y sabía que debía cambiar el chip para así poder afrontar el resto de la temporada con optimismo. Por ello, el español desconectó unos días, reflexionó y se puso manos a la obra para ver en qué había fallado y qué podía corregir.
La segunda parada en su calendario era Róterdam, un torneo que le hacía especial ilusión disputar, que nunca había sido conquistado por un tenista español y que se disputaba en superficie indoor. Esos tres atractivos le dieron una motivación extra a Carlitos, que se puso a trabajar de sol a sol y sin descanso. El murciano sabía que esa era la única receta para conseguir cosas grandes.
Para lograrlo, el tenista de El Palmar se apoyó en Samuel López, su segundo entrenador, y juntos aterrizaron en los Países Bajos con las ideas muy claras. El técnico alicantino le llenó de energía positiva, que es lo que necesitaba Alcaraz, y gracias a eso pudo triunfar en Róterdam, donde desplegó un gran nivel de tenis y donde se pudo comprobar que las malas vibraciones con las que se fue de Australia habían desaparecido.
«Siempre he dicho que fuera de la pista necesito estar contento y feliz y creo que Samu me genera esa tranquilidad. Fuera de pista, es un tío muy gracioso, tiene las ideas claras y sabe una barbaridad de tenis. Cuando gané Queen's de la mano de Samu, no era mi entrenador oficial. Simplemente, me ayudó esa semana haciendo el favor de acompañarme y aquí en Róterdam ya forma parte del equipo oficialmente. Conseguir otro título de la mano de Samu es increíble», reconoció Carlitos.
Para esta nueva temporada, Alcaraz ha introducido una serie de cambios en su juego y, por ahora, se puede decir que esas modificaciones le están viniendo de maravilla para sacar su mejor tenis. El murciano está utilizando una raqueta cinco gramos más pesada que el año pasado, lo que le permite golpear la pelota con más fuerza sin perder el control de la bola. Y a eso hay que añadirle que el cambio en la dinámica del saque le ayuda a tener mucha más potencia.
Por lo tanto, se puede afirmar que el mejor Alcaraz está de vuelta. Ya tiene su primer título de 2025, ya ha conseguido su primer torneo en superficie indoor y se le ve bastante más activo físicamente. El duro trabajo de la pretemporada se está empezando a notar y si consigue mantener este nivel, el español se puede convertir en una auténtica pesadilla para los tenistas, en el rival a batir. Esa es la sensación que da en estos momentos.
Su siguiente parada será el Qatar ExxonMobil Open de Doha, que se disputa del 17 al 22 de febrero, donde coincidirá, entre otros, con Jannik Sinner, el actual número uno del mundo, y con Novak Djokovic, el tenista que le dejó sin la posibilidad de vencer en las Antípodas. El tiempo dirá si Carlitos logra triunfar en tierras qataríes. Después vendrá el famoso Sunshine Double (ganar Indian Wells y Miami de forma consecutiva) que aún se le resiste al español.