Partidos sin acabar, sangría de eliminados y desgaste de la hierba: el polémico inicio de Wimbledon

Dentro del mundo del tenis, Wimbledon es, sin ningún tipo de duda, el torneo más elegante y clásico de todo el calendario. El hecho de jugar obligatoriamente de blanco, hacerlo sobre hierba y en un club donde la discreción y el minimalismo priman por encima de cualquier otra cosa suma puntos.

Sin embargo, no todo en el All England Tennis Club es perfecto. Ni mucho menos. El complejo tenístico ubicado en el distrito SW19 de la capital británica cuenta con algunos defectos que no se acaban de subsanar por un motivo u otro. Y en la presente edición, la de 2025, eso se está notando más que nunca.

La primera gran polémica tiene que ver con la evolución de la hierba durante las dos semanas que dura el torneo. En los días iniciales, el estado de la misma es inmejorable y de puertas para afuera da una impresión de elegancia y de tranquilidad abismal. El problema es que ese aspecto limpio e inmaculado no se mantiene en el tiempo y, tras un par de días, el desgaste se nota demasiado y lleva a los aficionados a pensar si en las pistas se debería de llevar a cabo una instalación de césped híbrido (mezcla de natural y artificial).

Otro de las 'pegas' que tiene Wimbledon es que todas las pistas exteriores (a excepción de la Centre Court y la Court 1) no tienen focos y eso influye directamente en el desarrollo de los partidos. En cuanto se empieza a ir la luz del sol no está garantizada la conclusión de los mismos y en la edición de 2025 se han tenido que suspender partidos por esa falta de iluminación que en otros torneos sí que existe.

El caso más llamativo fue el de Ben Shelton, que iba 6-2, 7-5 y 5-4 y a las 21:29 suspendieron el partido por falta de luz (cuando todavía se podía jugar) y este viernes lo consiguió cerrar en tan solo 70 segundos. Pero esto también le ha sucedido a otros jugadores como Taylor Fritz o Alexander Zverev.

Y a eso hay que añadirle que no se pueden jugar partidos más allá de las 23:00 para que los vecinos de Wimbledon puedan descansar y no haya ruido a altas horas de la madrugada. El famoso toque de queda que lleva implantado desde hace tiempo en el Grand Slam británico.

Eso es lo que más molesta al aficionado. Este no logra entender cómo en pleno siglo XXI, donde existen todo tipo de tecnologías y de recursos, sigue habiendo torneos que deciden implantar normas que están obsoletas y que, en realidad, sirven para más bien poco.

Una sangría sin precedentes

Más allá de las polémicas, que las hay, la edición 2025 de Wimbledon se está caracterizando por ser una escabechina en lo que a favoritos se refiere.

Nunca en la Era Abierta (desde 1968) había habido tal escabechina de top ten en Wimbledon. Ocho de los veinte mejores del mundo, entre chicos y chicas, ha caído eliminados en apenas dos días de competición, marcando un récord en la historia del torneo y de todos los Grand Slams.

Coco Gauff (2), Alexander Zverev (3), Jessica Pegula (3), Qinwen Zheng (5), Lorenzo Musetti (7), Holger Rune (8), Daniil Medvedev (9) y Paula Badosa (9) se despidieron del torneo a las primeras de cambio, en una primera ronda que ha sido mortal para algunos de los favoritos al título.

Y eso ha hecho que de cara a la segunda semana del torneo, en la que se empiezan a decidir las cosas importantes, el nivel de los partidos baje y que en octavos, cuartos o, incluso semifinales, se puedan ver duelos entre los pocos cabezas de serie que quedan en liza con algunos tenistas menos mediáticos (los llamados underdogs), que, vaya por delante, tienen el mismo mérito que los favoritos.

En definitiva, el principal beneficiado gracias a esta criba de favoritos ha sido Carlos Alcaraz. El español va por la parte baja del cuadro y su única amenaza real podría ser o Andrey Rublev (14º cabeza de serie) en octavos de final o Taylor Fritz (5º favorito) en una hipotética semifinal, ya que ni Cameron Norrie, Joao Fonseca o Karen Khachanov aparecen como candidatos que puedan sorprender a Carlitos.