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20 de mayo de 2024

Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial de IMD Business School

Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial de IMD Business School

Competitividad global

Arturo Bris: «En Suiza llevamos quince años preguntándonos por qué España no progresa»

Los salarios, la educación y la reforma del sector público se encuentran entre las principales asignaturas pendientes de nuestro país, según este experto

La escuela de negocios suiza IMD elabora desde hace más de treinta años su ranking de competitividad mundial. En él mide la prosperidad y competitividad de 64 economías. Lo hace con dos criterios: examinando cuatro factores a través de datos estadísticos proporcionados por organismos nacionales (rendimiento económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura, que suponen dos tercios de la valoración) y con una encuesta que responden ejecutivos de las respectivas economías (un tercio). Es una buena herramienta para comparar cómo evolucionan los países, y España lo hace mal. El descenso de nuestro país hasta el puesto 39 en su edición de junio contrasta con la evolución positiva de la gran mayoría de economías de Europa occidental. La mala actuación del Gobierno parece estar en el origen de estos pobres resultados. El director del Centro de Competitividad Mundial que elabora el informe, Arturo Bris, lo explica más en detalle. Nacido en Guadalajara en 1967, se incorporó al IMD en 2005 procedente de la Universidad de Yale (EEUU). Es profesor y experto en Finanzas.
El informe no habla muy bien de España. ¿A qué se debe su mal comportamiento?
–No medimos tanto cómo se ha gestionado la crisis como el modo en el que se deja el país de cara al futuro: su capacidad de generar prosperidad. El PIB de Italia cayó un 10%, por ejemplo. No está en una situación económica mucho más boyante que España, pero sus perspectivas son mejores. Lo mismo ocurre con Grecia o con Francia. Suben en el ranking y nosotros bajamos. Hemos hecho menos que otros países, y lo que hemos hecho no tiene credibilidad.
¿Qué han hecho los países que han gestionado bien?
–La mayoría ha tomado prestado del pasado. Habían hecho los deberes y tenían dinero. Ahí están Suiza, Alemania, Estados Unidos o Singapur. Nosotros hemos tomado prestado del futuro. Nos ayudará parcialmente en la economía, pero estamos hipotecando a varias generaciones con el coste de la deuda en España y en Europa, el déficit fiscal y unos impuestos que llegarán y que van a poner en peligro la competitividad.
¿Qué ha hecho mal España en concreto?
–Ha sido una cuestión de ideas y de rapidez. Se ha dicho que el problema de España era que dependía demasiado del turismo. En nuestro país supone un 13% del PIB. En Tailandia representa un 20%, y su economía cayó solo un 6% (en España descendió un 11%). La diferencia estuvo en que ellos cerraron su país, dieron subsidios para que los ciudadanos pasaran las vacaciones dentro de sus fronteras, bonos de habitaciones y también subsidios en los billetes de avión. De este modo se reactivó el consumo. En Valencia también se ha hecho, pero demasiado tarde: en junio-julio de 2021. Ellos empezaron en mayo de 2020.
¿Les permite su comparación entre países evaluar si era mejor cerrar o no la economía para el futuro del país?
–No soy médico. Desconozco el efecto final en la expansión de la epidemia de haber impuesto o no las mascarillas. Sin embargo, desde la perspectiva económica, parece claro que los países que mejor han funcionado lo han hecho cerrando sus fronteras y permitiendo la movilidad interior. Así ha ocurrido en Taiwán, y Australia lo ratificó. España lo ha hecho al revés: el aeropuerto era un coladero hasta hace no mucho y se tomaba la medida absurda de restringir el tránsito entre Madrid y Castilla La Mancha, por ejemplo. Se esgrimía que había que salvar el turismo, pero la realidad es que el turismo había colapsado.
¿Qué comentaban en otros países sobre España?
–La caída de su PIB ha sido mayor. En Suiza se decía que se debía a que en España había habido más casos, pero no era verdad. Regímenes autoritarios como el de China han cerrado mejor sus economías. Países occidentales como Suecia, Dinamarca, Italia o España han tenido un número de casos similar siguiendo políticas sanitarias diferentes.
El informe sigue criticando las carencias habituales de nuestro país: digitalización, investigación, calidad del empleo… ¿No se toman medidas o son demasiado leves?
–La agenda digital que ha lanzado el Gobierno es espectacular. Tiene una visión de futuro adecuada, se ha creado en el momento oportuno, cuando llegan los fondos europeos, y se ha enfocado en la creación de empleo. El problema está en que las propuestas han de ser consistentes. En la agenda se habla de desarrollar el talento digital, pero no puede hacerse sin una reforma educativa. A lo mejor están pensando en poner 5G en los colegios o en dar iPads gratis a los estudiantes, pero no puede hacerse si no existe la infraestructura adecuada o los profesores no están preparados. Las reformas fundamentales de España para los próximos años son la educativa y la del sector público, y estas reformas no dependen de los fondos europeos. Requieren de un consenso social importante. Con esas dos reformas España prosperaría y mejoraría en los rankings de competitividad, pero deben venir de abajo arriba. No deben venir de manera oficial desde un Ministerio. Debe haber un consenso básico y llevarlo al Parlamento. Así es como ha surgido la reforma de las pensiones en Chile, la educativa en Finlandia o la tecnológica en Singapur: siempre de abajo arriba.
¿Cómo creen que puede resolverse la cuestión del empleo en nuestro país?
–Siempre he dicho que el problema de España son los salarios bajos. Es un círculo vicioso, porque de ahí se deriva la falta de consumo y de crecimiento. Para subir los salarios, la clave es la productividad. En un equilibrio económico, productividad y salarios marginales se igualan. Cuando hay un desequilibrio grande entre productividad y salario a favor del primero, tiene sentido subir el salario. Pasa en Estados Unidos, pero aquí no. En España, los trabajadores reciben un salario en línea con su productividad. Por tanto, si subes los salarios estás pagando más de lo que se genera, y esa cuestión hace inviable un negocio.
¿Cómo lo subsanaría?
–Apostando más por trabajos de mayor valor añadido y menos por servicios básicos. El turismo sostenible, por ejemplo, es de alto valor añadido, alta productividad y salarios altos. Está incluido en la agenda digital. En España hay muchos profesionales que el mercado no necesita. No hay correlación entre el sistema educativo y el mercado laboral. Producimos muchos historiadores y periodistas y tenemos un déficit en ingeniería y tecnología. Singapur o Suiza transforman su sistema educativo en función del mercado laboral. Creo que debería haber numerus clausus para que no se produjeran más profesionales de los necesarios en un área y surgieran donde son requeridos. No quiero decir que la Historia o el Periodismo no sean importantes, pero hay que preparar a nuestros estudiantes para que puedan encontrar un empleo.
Los informes internacionales dicen desde hace mucho tiempo que España debería mejorar el modo de gestionar su mercado laboral.
–En nuestra escuela nos preguntamos desde hace quince años por qué España no progresa. Alemania y Suiza han desarrollado la formación profesional de modo excepcional y han eliminado el estigma de no ir a la universidad. Quienes la cursan están muy especializados y obtienen salarios muy altos. En el plan de resiliencia español el Gobierno habla de invertir en formación profesional, pero no dice cómo va a hacerlo.
En su estudio hablan también de que España debe mejorar su clima empresarial para reactivar la inversión. ¿A qué se refieren?
–A la estabilidad política y a la incertidumbre. Nuestro informe recoge quince indicadores interesantes sobre el atractivo de un país. La calidad de las infraestructuras siempre es bien valorada en España. La falta de estabilidad política y la incertidumbre es considerada un problema por los ejecutivos de nuestro país. Se requiere que las decisiones políticas que se tomen ahora no cambien en los diez próximos años. En Estados Unidos no ocurre, a pesar de los vaivenes políticos. En España solo un 6% de los ejecutivos valora positivamente la gestión de este aspecto. Supone un gran déficit frente a las economías más competitivas. Existe una percepción de que las políticas del Gobierno no ayudan. Al mismo tiempo hay que resaltar que es un fenómeno europeo, no solo español. Hay una falta de confianza del sector privado en el público.
Cuestionan también que tenemos problemas para atraer y retener talento.
–El talento va a ser móvil. Cualquier empresa va a poder contratar empleados donde quiera. En España hay buen clima, calidad de vida, un índice bajo de criminalidad… Viene gente de Estados Unidos o de Suiza, pero pagan los impuestos allí. Debemos tener los puestos de trabajo aquí, pero las condiciones fiscales, el entorno legislativo, la seguridad jurídica, no atraen empresas. Hay que atraer empresas, no trabajadores. Portugal, por ejemplo, ha cambiado su regulación fiscal para atraer inversión empresarial, y por tanto crear empleo.
Otra de nuestras grandes asignaturas pendientes sigue siendo el sector público.
–No es excesivamente grande, pero toca todos los aspectos de la actividad económica. Las aerolíneas, los bancos o la construcción dependen de contratos públicos y están hiperregulados. El sector público lo abarca todo en España. Sus salarios son más altos que los del sector privado. Reducirlos no solo disminuiría la factura: daría también una mayor ventaja comparativa al sector privado. En nuestro país es un sueño convertirse en funcionario, porque los salarios son para siempre y además han subido durante la pandemia. En Corea pasó una situación parecida pero con sueldos altos de empresas grandes en comparación con sueldos bajos en empresas pequeñas. Por este motivo, todos los coreanos querían trabajar en Samsung. Se dieron incentivos fiscales para que las empresas pequeñas pudieran ofrecer salarios más altos.
En las últimas décadas ha habido países que han gestionado su economía mejor que España. ¿Cuáles destacaría?
–Hablaba antes de Portugal. Italia está gestionando mucho mejor que nosotros. Nos va a superar claramente el año que viene. Draghi ha conseguido incrementar notablemente el consenso político y ha puesto en marcha una buena agenda económica. Grecia también está evolucionando muy bien. Todavía está en el fondo de nuestro ranking, pero registra una progresión espectacular. Creo que se debe al talento de su Gobierno, a sus figuras individuales. Están siguiendo la misma receta de España: transformación digital y sostenibilidad. En el último webinar que tuvimos pregunté al ministro griego cuál era su misión, y me dijo que querían ser Estonia. Me pareció una respuesta muy acertada.
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