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28 de marzo de 2024

Antes de la invasión de Ucrania, el 53,8 % del gas importado por la UE procedía de Rusia

Antes de la invasión de Ucrania, el 53,8 % del gas importado por la UE procedía de RusiaLu Tolstova

Nabucco, el gasoducto que pudo reinar en Europa

Las la invasión de Ucrania, la UE se ha visto obligada a reducir su dependencia del gas ruso a un alto coste

El 13 de julio de 2009, representantes de Austria, Turquía, Rumanía, Bulgaria y Hungría firmaban frente al entonces presidente de la Comisión Europea –el portugués Durão Barroso– un acuerdo para la construcción de un gasoducto capaz de suministrar gas natural del Mar Caspio hasta el corazón de Europa. Se trataba del proyecto Nabucco, un plan concebido en 2002 para reducir la dependencia energética de Rusia.
Estaba todo previsto. Los socios del proyecto, que costaría 8.000 millones de euros, se repartían entre la austríaca OMV, la alemana RWE, la turca BOTAS, y la búlgara Bulgargaz, la rumana Transgaz y la húngara MOL, cada una con un 16,66 %.
Comenzaría a construirse en 2010 y estaría operativo en 2014, conectando el Mar Caspio con Austria a través de 3.300 kilómetros de gasoducto capaz de transportar 31.000 millones de metros cúbicos al año. Azerbaiyán, Turkmenistán, Irak e Irán serían los encargados del abastecimiento, aunque cualquier acuerdo con la república islámica estaría supeditado a las negociaciones para poner fin a su programa nuclear.
Trazado original del proyecto Nabucco.

Trazado original del proyecto Nabucco.Kindelán

Para los europeos, se trataba de una cuestión capital. Ya durante los duros inviernos de 2006 y 2009, Rusia cortó el grifo al continente como medida de presión a Ucrania para aceptar una subida en el precio de los hidrocarburos como castigo por su orientación prooccidental. Con una dependencia de Rusia por encima de un tercio del suministro, la UE no podía permitirse más chantajes del Kremlin. Pero todo falló.
En 2007, Rusia anunció la construcción del gasoducto South Stream que pretendía llevar el gas siberiano a Italia a través del Mar Negro y los Balcanes en una ruta muy similar a la del proyecto Nabucco. Con Irán fuera de juego por las sanciones internacionales, Turkmenistán e Irak también se retiraron. Sin embargo, el golpe más duro estaba por llegar: en 2011, el consorcio encargado de explotar el yacimiento de Shah Deniz en Azerbaiyán anunció su decisión de desarrollar el ‘Corredor Sur’ a través de los gasoductos transanatolio (TANAP) y transadriático (TAP).

La cancelación del proyecto habría supuesto unas pérdidas de 10.000 millones

Ante las dificultades, varios socios habían abandonado el barco y los que quedaban aceptaron un diseño de apenas una tercera parte del original que conectara la frontera turca con Austria y que se llamaría Nabucco-West. A mediados de 2013, el consorcio de Shah Deniz volvería a elegir el TAP por delante de Nabucco, enterrando definitivamente el proyecto. Se calcula que se perdieron unos 10.000 millones de euros.

Política energética común

El Kremlin, por su parte, anunciaría un año después el fin del South Stream para apostar por la vía turca a cambio de no apoyar las sanciones a Rusia por la anexión de Crimea. Aunque perdía el monopolio virtual en el sureste de Europa, la construcción del Nord Stream I en 2011 le permitía mantener el suministro al norte de Europa sin depender de terceros países.
El fracaso del proyecto Nabucco puso de manifiesto la falta de una política energética unificada en la Unión Europea, que la invasión rusa de Ucrania ha impuesto a marchas forzadas. En enero de 2021, un mes antes del conflicto, el 53,8 % del gas importado por la Unión Europea procedía de Rusia. Tras el ataque, este porcentaje ha comenzado a disminuir hasta el 12,9 % a costa de disparar el déficit comercial y la inflación.
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