Fundado en 1910
El joven emprendedor Álvaro Pintado.

El joven emprendedor Álvaro Pintado.

El extraño caso de Álvaro Pintado, el prometedor emprendedor acusado de una estafa que él desmiente

Sus abogados no tienen constancia de que se haya interpuesto ninguna demanda en su contra

Álvaro Pintado empezó a crear su empresa hace tres años, cuando tenía 17 y estaba en 2º de Bachillerato. Se llama hello.app, y su objetivo es crear una red virtual de almacenamiento descentralizada donde los usuarios, habitualmente empresas, puedan guardar sus archivos de manera más barata que con Google, Meta (Facebook) o Microsoft.

Pintado asegura a las empresas que con su sistema pueden reducir sus costes en un 60 %. El mensaje parece haber calado. Afirma tener unos 200.000 clientes en todo el mundo (la mitad en Estados Unidos) que le proporcionan unos ingresos que le llevarían a alcanzar el punto de equilibrio —igualdad entre ingresos y gastos— en un año o año y medio.

Confirma que sería así si no fuera porque hace dos semanas le ocurrió algo que puede llevar a su empresa al traste. Según publicó La Razón, uno de sus inversores le ha puesto una demanda acusándole de estafa. «No sé si es verdad que alguien ha puesto esa demanda ni quién ha sido. Mis abogados han ido al juzgado con mis poderes y me han dicho que no hay nada», indica Pintado, que de momento solo ha querido hablar sobre esta cuestión con El Debate y El Economista.

La noticia, desde luego, ya está afectando y afectará a la financiación de su empresa. Hasta ahora sostiene haber tenido treinta inversores de todo tipo que le han llevado a levantar 300.000 euros en una primera ronda y llegar hasta algo más de 500.000 euros contando las siguientes. Según el artículo de La Razón, algunos inversores le recriminan no contestar a sus mensajes: «Hablo con muchos, por WhatsApp o por teléfono. Creo que la comunicación ha sido bastante buena teniendo en cuenta que tenemos muchos inversores individuales, pero siempre hay prioridades y cosas que no se responden. Sé que había dos o tres inversores que no estaban a gusto con cómo hacíamos las cosas, pero la gestión del dinero ha sido la normal en una startup», comenta Pintado.

Admite que «a algún inversor no le hiciera gracia que invirtiéramos 115.000 euros en un dominio, pero para poder hacerlo necesitábamos la aprobación de todos porque lo ponía en el pacto de socios, y la conseguimos. Con la compra del dominio hicimos muchísimo ruido. Conseguimos muchísimos usuarios, salimos en muchos vídeos de YouTube, y mucha gente nos conoció».

Pintado mantiene que han cumplido lo que les mandaban los inversores en las reuniones, entre otras cosas no pasar de un gasto mensual de 8.000 euros. Él se ocupa de la gestión financiera de la compañía. La fundó con un cofundador al que conoció por Wallapop. Poco a poco se fueron uniendo las ocho personas que forman parte de la empresa con dedicación completa. Además cuentan con 100 colaboradores repartidos por todo el mundo. Los inversores fueron llegando tras ser convencidos por Álvaro Pintado en diversos foros de las escuelas de negocio IESE y Esade o la incubadora BCombinator. También Enisa les ha dado un préstamo. Pintado afirma que ya les han pagado 40.000 euros en intereses y que en el contrato figura que han de devolverlo a partir de 2026.

Entre todos quieren seguir empujando esta iniciativa, que es como un airbnb del almacenamiento digital. Quienes ceden el espacio de sus ordenadores o móviles para que otros lo alquilen, reciben entre 5 y 10 euros al mes. Hello.app cobra a las empresas una media de 150 dólares por almacenar documentos en su red (almacenar un terrabyte al mes les cuesta 4 dólares). La mayoría de los clientes les paga en criptomonedas o en transferencias. Todos son planes personalizados.

Es la idea que se le ocurrió a este emprendedor de San Cugat (Barcelona) de 20 años, que quería impulsar algo con impacto. Aprendió de cero. No tenía grandes contactos, pues sus padres se dedican a «profesiones normales». Ni siquiera era un friki tecnológico: no tuvo móvil hasta los 16 años. Fue capaz de impulsar una empresa, y ahora hay que ver si la supuesta demanda es un invento y puede seguir adelante, o si se confirma y tiene que pensar en otra iniciativa.

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