Gran incertidumbre en torno a la oferta de compra de BBVA sobre Sabadell. ¿Qué pasará a partir de ahora?
La entidad vasca parece inclinarse más bien por seguir adelante, mientras que en el banco catalán afirman que la operación no tiene sentido en este momento
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con el presidente del Sabadell, Josep Oliu, y el de BBVA, Carlos Torres.
Las comparecencias esta semana en Santander del consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno, el presidente de BBVA, Carlos Torres, y el consejero delegado de la entidad vasca en España, Peio Belausteguigoitia, han sido muy clarificadoras.
Mientras los portavoces de BBVA defendían su oferta de compra sobre el Sabadell con afirmaciones más bien genéricas («Esta operación es buena para España y Cataluña, para los clientes y las pymes», «El banco está muy fuerte»), el del Sabadell argumentaba con datos por qué estima que la operación no es interesante para los accionistas, que son los que tienen que decidir si venden sus acciones a BBVA: la prima que ofrecía la entidad vasca en su oferta inicial ya no existe; las acciones de BBVA que ofrecen se han revalorizado mucho menos que las del Sabadell desde que se produjo la oferta de compra y, por tanto, la moneda de cambio que ofrecen no vale tanto, y, para colmo, la mayoría de los accionistas del Sabadell (calculan que el 90 %) tendrán que pagar impuestos si venden sus acciones al considerarse que obtienen plusvalías.
El Sabadell está siendo más convincente que BBVA en sus argumentos para los accionistas
Como ya venimos diciendo en este periódico desde hace mucho tiempo, es evidente que el Sabadell ha ganado la batalla del relato, algo que es importante en una operación cuyo éxito o no se basará en parte en un componente emocional, como decía el propio González-Bueno: los accionistas tendrán que decidir si venden o no, y el factor emocional de la cercanía de las pymes a su banco pesará, además de los argumentos económicos que les están dando. El directivo del Sabadell ha incidido con acierto en que la operación provoca un amplio «rechazo social» entre asociaciones, sindicatos, pymes, etc.
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El banco vasco da vueltas a si merece la pena seguir adelante la operación, porque sus accionistas podrían entender las dos posturas. La retirada estaría justificada al no poder obtener a corto plazo los beneficios (sinergias) de alrededor de 850 millones de euros que esperarían debido a la prohibición por parte del Gobierno de que se fusionen las dos entidades al menos en un periodo de tres años.
Seguir adelante también estaría justificado por la necesidad que tiene el banco de diluir en su balance consolidado el efecto negativo de sus negocios en Turquía y México. Por mucho que dijera el consejero delegado de BBVA en España en Santander que «el banco está muy fuerte» y que «BBVA México es el mejor banco del mundo», el país azteca atraviesa un momento económico incierto: su consumo desciende, tiene PIB negativo y está por ver el efecto definitivo en su economía de la relación con Trump. Es relevante porque México supone más de la mitad del beneficio de BBVA.
La situación en Turquía, donde BBVA posee el segundo mayor banco (Garanti), es muchísimo peor, con hiperinflación en los tres últimos años. Continúa la devaluación de la lira turca, con unas previsiones nada halagüeñas. Por eso al BBVA le vendría muy bien consolidar al Sabadell en sus cuentas anuales. Es el idóneo por tamaño, para diluir su exposición a emergentes y por futuras sinergias cuando pudiera absorberlo. La aceptación de la opa por los accionistas consolidaría a la nueva entidad entre las cinco más grandes de Europa, ya que el Grupo BBVA integraría en sus cuentas anuales al Banco Sabadell.
La aceptación de la opa consolidaría a la nueva entidad entre las cinco más grandes de Europa, pero pueden seguir perfectamente por separado
Pese a los problemas en Turquía y México, el consejero delegado de BBVA en España tiene razón al decir que su entidad está muy fuerte. Es de largo la más rentable para los accionistas entre las entidades financieras españolas (tiene un ROE –rentabilidad sobre recursos propios– del 18,3 % frente al 15,8 % de CaixaBank o el 13 % del Santander). En el contexto de impulso de grandes entidades financieras en Europa que puedan competir con las estadounidenses o las asiáticas, comprar al Sabadell le permitiría dar un paso adelante y consolidarse entre los cinco bancos más importantes de Europa, aunque sería muy pequeño: el tamaño de los competidores globales es de otra dimensión. Sería un paso con escala europea.
Sin embargo, siendo importante la argumentación del consejero delegado de BBVA en España, lo que interesa al accionista del Sabadell es cómo valorarían los mercados al Grupo BBVA. En momentos de volatilidad como el actual, el mercado penaliza la exposición a emergentes como México y Turquía. Una cosa son los fundamentales y otra cómo se valorarían en el mercado las acciones de BBVA.
Para BBVA sería un avance importante, pero está por ver si siguen adelante con la operación y si los accionistas del Sabadell la apoyan vendiéndole sus acciones y otorgándoles la mayoría de su capital. Como nos explicaba en este artículo la analista de banca de Renta 4, Nuria Álvarez, tan válida sería una fusión como que cada banco siguiera su camino por separado. El Sabadell tiene recorrido, y de hecho es el único banco sobre el que ningún analista recomienda vender sus acciones.
Si finalmente opta por seguir adelante con la operación, el BBVA espera que el canje de las acciones se produzca durante el mes de julio. Si tras ello obtiene la mayoría, tendrá derecho a nombrar consejeros, entre ellos el que dirigirá el Sabadell. Aunque desde el principio se ha mostrado contrario a la operación y sigue diciendo que no tiene sentido, no cabe duda de que para los accionistas sería un gran incentivo que el elegido fuera César González-Bueno. Ha sido el que desde su puesto de mando ha levantado la entidad en los últimos años, y a las preguntas de los periodistas en Santander, no negó que pudiera ocurrir.