El reloj de las pensiones corre: 800 millones más al mes y sin plan de rescate
Si no actuamos hoy, mañana no habrá margen para elegir. El coste de la inacción será pagado por todos: pensionistas, trabajadores y generaciones futuras. La pregunta no es si habrá recortes, sino cuándo y cómo
Cada mes que pasa leo más artículos en la sección de economía de diferentes medios que advierten de que las pensiones van a ser un problema muy serio si no se aborda cómo pagarlas.
Me alegra que cada día haya mayor conciencia de que debemos hacer algo para resolver el problema que tenemos y que se va a ir agravando en los próximos años.
Lo primero que quiero dejar claro es que este problema no se puede trasladar a quienes ya son pensionistas ni a quienes se jubilarán en los próximos años, especialmente con las grandes jubilaciones de la generación del baby boom, es decir, los nacidos aproximadamente entre 1957 y 1977. En esos años se registró un notable incremento de nacimientos, con unos 14 millones de bebés según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y esa generación está empezando a jubilarse ahora.
Este es un problema muy serio e independiente de ideologías, que debe abordarse desde un punto de vista global y pensando en los ciudadanos. Si lo convertimos en un arma electoral al servicio de un solo partido, nunca conseguiremos el consenso necesario para una reforma real, no «una reforma al estilo Escrivá que no fue reforma ni na».
La consultora Mercer, junto con el Instituto CFA (asociación sin ánimo de lucro que agrupa a profesionales de la inversión y las finanzas en más de 160 países), elabora un Índice Global del Sistema de Pensiones que evalúa y compara los sistemas de todo el mundo para identificar fortalezas, debilidades y oportunidades de mejora.
En el ránking más reciente, de 2024, España ocupa el puesto número 26 de 48 países, con una puntuación de 63,3 sobre 100. Sin embargo, el índice de sostenibilidad de nuestras pensiones es de solo 30,7 puntos sobre 100.
Han leído bien, acuerdos entre Estado, empresas y sindicatos.
O se pone en marcha ya algo similar, tomando las mejores prácticas disponibles, o en muy poco tiempo la sostenibilidad de nuestro sistema colapsará. No olvidemos que España ocupa el puesto 42 de 48 países en sostenibilidad.
Para que veamos que vamos directos al hoyo, he preparado dos cuadros: el primero la evolución del número de pensiones en los últimos 12 meses y el incremento del gasto en ese mismo periodo.
En un año, el número de pensiones contributivas ha crecido en 168.580. El mayor aumento en valor absoluto corresponde a las pensiones de jubilación, con 111.280 pensionistas más, seguidas de las de incapacidad permanente, que suman 62.220, con un crecimiento del 6,7 %. Las pensiones de viudedad y orfandad, en cambio, han caído un 0,1 % y un 0,7 %, respectivamente.
El número total de pensiones contributivas alcanza ya los 10,36 millones, con riesgo de duplicarse en los próximos 20 años.
El importe de las pensiones queda de la siguiente manera:
El monto total, a cierre de julio, ha llegado a los 13.589 millones de euros que suponen un incremento del 6,2 % en los últimos 12 meses, que lleva a que el coste de las pensiones se haya revalorizado en 795 millones de euros al mes, lo que ya nos lleva a que a cierre del año hayamos superado de largo los 11.200 millones más en pensiones.
Las pensiones de jubilación, por razones obvias, son en las que más se ha incrementado el gasto con una subida de 578 millones al mes más, que supone un crecimiento del 6,2 %.
Le siguen las pensiones por incapacidad permanente, con una revalorización del gasto de 120 millones y una subida del 10,6 %, pero a la vez, aunque el número de pensiones decrece en viudedad y orfandad, el gasto sube en 88 millones y 7 millones respectivamente y esto lleva a que se hayan incrementado en un 4,2 % y en un 4,1 %.
Como podemos ver esto ha tomado una deriva de incrementos anuales en torno a los 11.000 millones, difícil de parar, que año a año van a ir hundiendo la sostenibilidad del sistema.
Cuanto más se tarde en aplicar una solución, que entre estudios, negociaciones, aprobación legislativa y puesta en marcha podría tardar dos años o más, más probable será que no lleguemos a tiempo. En ese caso, para evitar la quiebra del sistema y del Estado, podría ser necesario adoptar la drástica medida de reducir el importe de las pensiones actuales.
Siento mucho ser tan realista y llevar avisando de esto desde finales de marzo de 2022 que publiqué en este diario un artículo que titulé: «La crisis del sistema de pensiones».
Ahora lo titularía 3 años perdidos para seguir peor. Si no actuamos hoy, mañana no habrá margen para elegir. El coste de la inacción será pagado por todos: pensionistas, trabajadores y generaciones futuras. La pregunta no es si habrá recortes, sino cuándo y cómo.