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Análisis económicoJosé Ramón Riera

Ahorro récord de los españoles: ¿tenemos más ingresos o es un comportamiento defensivo?

Disponer de más efectivo y depósitos es positivo, pero la dependencia del crédito y el incremento constante de la deuda subrayan la fragilidad del modelo económico doméstico

Act. 03 sep. 2025 - 07:08

En un contexto de inflación no controlada, por mucho que diga el Gobierno, con tipos de interés todavía elevados en comparación con otros momentos de la historia, una incertidumbre creciente en el empleo, porque nadie se cree las cifras reales del Gobierno, pero sobre todo con un temor al futuro cada más impresionante en los entornos económicos, el Banco de España ha publicado los datos de caja y deudas de las familias correspondientes al primer trimestre de 2025. Estas cifras ofrecen un mensaje extraño: por un lado, los españoles acumulan más efectivo y depósitos que nunca, pero por otro, la deuda también crece, aunque a un ritmo más moderado.

El ahorro líquido de los hogares alcanzó 1,084 billones de euros, lo que supone un aumento de 38.255 millones, un crecimiento del 3,7 % respecto al mismo periodo de 2024. Este crecimiento refleja la prudencia de las familias ante un escenario incierto y la búsqueda de colchones financieros para afrontar gastos futuros.

En paralelo, la deuda de los hogares también aumentó, pasando de 741.779 millones en 2024 a 758.321 millones en 2025, es decir, 16.542 millones adicionales, una subida del 2,2 %. Aunque el ritmo de crecimiento de las obligaciones financieras es menor que el del ahorro líquido, la carga sigue siendo significativa.

La clave está en la llamada posición financiera inmediata, que mide la diferencia entre efectivo y depósitos y la deuda pendiente. Esta métrica mejoró un 7,1 % en el último año, alcanzando los 326.067 millones de euros. En otras palabras, los hogares disponen de un margen financiero mayor para responder a imprevistos, algo que no se veía en estos niveles desde antes de la pandemia.

El aumento simultáneo de ahorro y deuda revela un modelo familiar que, aunque más potente en términos de liquidez, sigue condicionado por hipotecas, préstamos al consumo y la precariedad de rentas que obliga a endeudarse para mantener el nivel de vida.

Los datos publicados muestran un doble movimiento. El efectivo y los depósitos, que incluyen dinero en cuentas corrientes, libretas de ahorro y depósitos a plazo, han crecido a un ritmo más alto que la deuda. Esto significa que, en términos relativos, las familias tienen más margen de liquidez que hace un año.

La deuda, por su parte, se refiere principalmente a hipotecas, préstamos personales y de consumo. Aunque su incremento del 2,2 % es moderado, supone un lastre en un contexto en el que los tipos de interés siguen elevados, lo que encarece las cuotas mensuales.

La posición financiera inmediata, diferencia entre activos líquidos y deuda, refleja la capacidad de los hogares para afrontar compromisos financieros con su caja disponible. Que haya aumentado en 21.713 millones es un dato positivo, por cada euro de deuda nueva, los hogares generaron más de dos euros en ahorro líquido.

No obstante, este indicador debe mirarse con mucho cuidado, porque posiblemente, gran parte de los depósitos están concentrados en las rentas altas, mientras que muchas familias de rentas medias y bajas siguen sin llegar a fin de mes.

Así, los hogares españoles mejoran su posición inmediata, pero no necesariamente su salud financiera estructural. Disponer de más efectivo y depósitos es positivo, pero la dependencia del crédito y el incremento constante de la deuda subrayan la fragilidad del modelo económico doméstico.

La pregunta que me hago es si este ahorro responde a una mayor capacidad real de generar ingresos o a un comportamiento defensivo frente al futuro. Me respondo yo sólo que es lo segundo casi seguro. El ahorro líquido crece más por la incertidumbre, el temor a nuevas crisis y la falta de confianza en un gobierno quemado y en el sistema público de pensiones, que por un aumento sostenido de la renta disponible.

Con casi el 30 % del país en riesgo de exclusión social, un tercio de las familias no llega a fin de mes sin recurrir a préstamos o descubiertos. Las cifras globales muestran solidez, pero la realidad de millones de familias sigue siendo la vulnerabilidad y la precariedad.

No olvidemos que el aumento del ahorro líquido y el freno en el consumo van de la mano. Cuando las familias destinan más recursos a depósitos y menos al gasto, la economía lo nota. Este comportamiento prudente reduce la demanda de bienes y servicios, ralentizando sectores como el comercio minorista, la hostelería o el automóvil. Aunque mejora la seguridad financiera inmediata de los hogares, al mismo tiempo retrae el consumo privado, que representa en torno al 60% del PIB español. En otras palabras, más ahorro hoy puede significar menos crecimiento económico mañana.

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