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El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno,  junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (d), en la Conferencia de Presidentes del Comité de las Regiones. A 19 de septiembre de 2025 en, Helsingør, Dinamarca. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, asiste a la segunda y última sesión de la Conferencia de Presidentes del Comité de las Regiones, encuentro que reúne a los líderes regionales europeos para abordar los desafíos políticos, económicos y sociales del continente.

Francisco J. Olmo / Europa Press
19/9/2025

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.Francisco J. Olmo - Europa Press

¿Eliminar las autonomías? Un informe apuesta por reforzarlas frente al Estado, como en Suiza

La consultora Freemarket Corporate Intelligence, dirigida por el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, resalta que así el dinero de los españoles se utilizaría mejor

La consultora Freemarket Corporate Intelligence, que dirige el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós, ha publicado un informe muy interesante en el que se defiende que las autonomías cojan más peso en la recaudación y financiación en detrimento del Estado para que mejore la gestión del dinero de todos los españoles.

El informe, que se titula Un modelo de federalismo fiscal competitivo para España, propone aumentar la autonomía y capacidad tributaria de las comunidades autónomas: darles mayor capacidad para legislar y recaudar sus propios ingresos fiscales, de modo que se incremente la responsabilidad de cada comunidad autónoma y su vínculo entre el gasto y la financiación; un Estado central redefinido y centrado en garantizar servicios fundamentales en todo el territorio, la estabilización macroeconómica, la unidad de mercado y la provisión de bienes públicos puros; y la obligación de las comunidades autónomas de mantener presupuestos equilibrados: imponer una estricta disciplina fiscal a nivel regional, con excepciones tasadas, para evitar el endeudamiento insostenible y las externalidades negativas para el conjunto del Estado.

¿Provocaría todo esto una guerra entre comunidades? «Lejos de fragmentar la cohesión territorial, la fortalecería al fomentar la eficiencia, la responsabilidad y a sostenibilidad financiera», se asegura en el informe. «La experiencia comparada muestra que, cuando se han implementado políticas consistentes con las oportunidades ofrecidas por ese modelo, han logrado avances significativos en su desarrollo económico, acercándose a los niveles de los Estados más prósperos», añaden.

La gestión regional muestra casos de éxito; las transferencias del Estado crean dependencia y asistencialismo

Aumentando su capacidad de gestionar ingresos y gastos, las autonomías serán más responsables de ello, y los votantes premiarán o castigarán a sus gestores según lo hagan. Este sistema de mayor fuerza regional y competitividad fiscal funciona en países como Suiza o Canadá, citados por el informe.

También habla de tres Estados de Estados Unidos que se han desarrollado considerablemente gracias a este modelo de federalismo competitivo: Georgia, Carolina del Norte y Tennessee. «Georgia atrajo industrias como la aviación y la tecnología mediante bajos impuestos y políticas proempresariales. Según datos históricos, el PIB per cápita de Georgia pasó de estar muy por debajo de la media nacional en los años 70 a acercarse a estados ricos como Illinois o Pensilvania en las últimas décadas», indican.

«Carolina del Sur, un Estado tradicionalmente pobre, implementó políticas agresivas para atraer fabricantes como BMW en los años 90 ofreciendo incentivos fiscales y capacitación laboral. Como resultado, su PIB per cápita creció significativamente, pasando de aproximadamente el 70 % de la media nacional en 1990 a cerca del 85 % en 2020», añade.

También destacan el ejemplo de Texas: «Aunque no es un Estado pobre en la actualidad, se situaba entre los menos desarrollados de la Unión hace cuatro décadas. Su enfoque en desregulación, impuestos bajos y atracción de empresas tecnológicas y energéticas lo ha convertido en una de las economías más dinámicas de Estados Unidos, con un PIB per cápita que rivaliza con el de Estados tradicionalmente ricos como Nueva York».

Por el contrario, los sistemas de descentralización basados principalmente en transferencias del Estado central –como España–, o bien no logran la convergencia real o los avances en esa dirección son muy limitados: «El caso de Italia es paradigmático. A pesar de décadas de políticas de desarrollo y fondos especiales, la brecha económica entre el norte industrializado y el su de Italia persiste, e incluso en algunos indicadores se ha ampliado. En lugar de fomentar autonomía y responsabilidad, las transferencias generaron una cultura de dependencia y asistencialismo. Y hay una ausencia de incentivos para la eficiencia: al no tener que rendir cuentas directas a sus propios contribuyentes por la recaudación, los gobiernos locales del sur tenían poco incentivo para optimizar el gasto o para crear un entorno favorable a la inversión privada».

Rebajas de impuestos

El caso de España también es ilustrativo: «Aunque es difícil tener una cifra exacta de las transferencias del Gobierno central y de los distintos fondos europeos, se estima que las autonomías con menores niveles de renta (Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha) han recibido desde 1990 entre 150.000 y 200.000 millones de euros. Sin embargo, ese ingente volumen de recursos no se ha traducido en una reducción significativa de la brecha entre su PIB per cápita y el de las autonomías más ricas».

Para cambiar el modelo, de entrada Freemarket propondría rebajar el tipo del IRPF del Estado del 9,5 %-24,5 % actual al 8 %-22 %, y el Impuesto de Sociedades al 18 %, frente al 25 % actual. Con este cambio de sistema, el Estado perdería 8.967 millones de euros por IRPF y 10.947 millones de euros por Sociedades. Esta pérdida de ingresos se vería compensada por la eliminación o reducción sustancial de las transferencias directas a las comunidades autónomas, ya que éstas se financiarían con la recaudación generada en sus territorios con esos tributos -podrían añadir un recargo si lo estimaran oportuno según sus necesidades- y con aquellos otros de los que disponen.

La rebaja del Impuesto de Sociedades tendría un objetivo claro: mejorar la competitividad de España como destino de inversión.

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