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25 de abril de 2024

Sánchez en Marruecos

Pedro Sánchez, junto a Mohammed VI, en su última visita oficial a Marruecos, en la que el país magrebí colocó la bandera española boca abajoGTRES

Crisis diplomática

Más de 3.000 millones en intercambios comerciales: la factura del enfado de Argelia con Sánchez

Argel ha anunciado de madrugada que congela todas las operaciones de comercio exterior con España horas después de romper el Tratado de Amistad por la política del Gobierno sobre Marruecos y el Sáhara

El insospechado giro en la política exterior llevada a cabo por España respecto al Sáhara Occidental –que pasa por el plan de autonomía propuesto por Marruecos– va a suponer un duro golpe para los intercambios comerciales españoles con Argelia, que entre importaciones y exportaciones representan, en un año malo, un importe de más de 3.000 millones de euros.
Pero, sobre todo, España, y especialmente su presidente, Pedro Sánchez, ha perdido la confianza del que es –o era–su principal socio en el terreno gasístico, junto a Marruecos, ya que más del 40 % de las compras de esta materia prima se realizaban a Argelia.
La diplomacia entre ambos países saltó por los aires el pasado marzo con un cambio de postura –del que falta mucho por explicar– sobre la mantenida durante las últimas cuatro décadas respecto a la excolonia española, de la que, legalmente, nuestro país sigue siendo potencia administradora y para la que los distintos Ejecutivos españoles reclamaban la celebración de un referéndum.
Desde entonces, la posición argelina se había nutrido más de amenazas que de la consumación de las mismas, siempre con el gas como telón de fondo, en un momento en el que la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania está poniendo a Europa en una encrucijada en la que España se sentía hasta hace poco relativamente segura al no depender excesivamente del gas ruso.

La venganza, fría

No ha sido hasta este miércoles que el país magrebí, enemistado históricamente con su vecino Marruecos, decidía cobrarse en frío la venganza por la afrenta causada por lo que consideran un ataque al Frente Polisario saharaui y, por ende, a los intereses geopolíticos de Argelia, principal refugio de los actores de la causa saharaui.
Primero rompía el Acuerdo de Cooperación y Amistad con España, que llevaba vigente 20 años, y horas después dejaba constancia con una importante medida económica de que, para Argelia, España ahora mismo no es una Nación amiga: congelar desde este jueves todas las domiciliaciones bancarias para operaciones de comercio exterior, lo que impide el normal desarrollo de las transacciones entre ambos países.
Así lo comunicó a última hora del miércoles en una circular la Asociación Profesional de Bancos y Entidades Financieras (Abef), dependiente del Ministerio de Finanzas de Argelia, según publicó el diario argelino Tout sur l'Algerie, y como recogieron agencias como Efe.
El documento no establece ningún tipo de excepción en materia de transacciones, por lo que el sector energético, incluido el gas, se vería afectado, y, con ello, nuestro país se podría ver de aquí en unos meses, ante la llegada del invierno, con una tesitura similar a la de otros países europeos, obligados a aumentar las importaciones de gas desde destinos más lejanos –y caros– que la estepa rusa.

Un socio estratégico

Aunque está por ver en qué deriva la nueva situación no amistosa de Argel con Madrid, más allá del ámbito económico, en éste podemos empezar a vislumbrar un horizonte muy perjudicial para ambos países.
El comercio bilateral, al que afecta específicamente el órdago argelino, lleva tres años en claro decrecimiento. Algo que se puede atribuir a la pandemia de coronavirus, que ha impactado sobremanera, y en parte ha roto, las cadenas globales de valor. Así, si en 2019 las exportaciones españolas hacia el país africano fueron de 2.906 millones, según los datos del ICEX, en 2020 cayeron hasta los 1.916 millones. En 2021 lo hicieron aun más, hasta los apenas 1.111 millones.
Del lado de las importaciones, España traía de Marruecos bienes por valor de 3.852 millones de euros en 2019; de 2.511 millones en 2020; y de 2.237 en 2021. El 91,7 % de las importaciones españolas desde Argelia correspondieron el pasado año a combustibles y aceites minerales, lo que evidencia el peso energético de Argelia en España.
La tendencia de 2022 parecía remontar un poco el retroceso causado por la covid, aunque de manera moderada. En el primer trimestre del año, las importaciones desde Argelia fueron de las que más crecieron respecto al mismo periodo del año anterior, un 1,1 %. Las exportaciones, en cambio, descendieron un 0, 2 %.
Dejando de lado el problema del gas, congelar de esta manera las relaciones económicas entre los dos países mediterráneos no parece, a priori, un buen negocio para Argelia.
La balanza comercial entre ambos países, la diferencia entre el valor de los productos exportados y los importados, era favorable al país magrebí en 1.126 millones de euros. Una diferencia que ha crecido de manera notable desde que apareció la COVID-19. Así, en 2019 el saldo de la balanza comercial era de 946 millones, a favor de Argelia, y el año pasado, de 595 millones.
Este cataclismo diplomático se produce, además, en un momento en el que Naturgy y la argelina Sonatrach llevaban ocho meses negociando la renovación del acuerdo de suministro de gas, en un pacto que incluía el fomento de la cooperación entre empresas privadas, un acuerdo que hoy está mucho más lejos que ayer de poder alcanzarse.
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