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20 de mayo de 2024

Javier Rosado esposado por dos agentes

Javier Rosado esposado por dos agentes

Los juicios que conmocionaron España (VI)

El crimen de rol: los jóvenes que en los noventa asesinaron a sangre fría por un juego

Javier Rosado, de 21 años, y Félix Martínez, de 17, mataron de madrugada a un trabajador de una empresa de limpieza siguiendo un juego que se habían inventado ellos mismos

Javier Rosado, un muy buen estudiante de química de 21 años, y Félix Martínez, su amigo menor de edad de 17, se aficionaron a una moda que provenía de Estados Unidos, los juegos de rol. Tal y como explica su sentencia condenatoria: «dicha actividad consiste en la creación de un mundo imaginario en el que cada uno de los juzgadores interpreta un personaje a quien se le asigna determinadas pautas de actuación, sometidas en último término, a la dirección del responsable de la actividad lúdica, llamado ‘Máster’, función asumida en muchas ocasiones por el procesado Javier».
Asimismo, estos dos jugadores en muchas ocasiones «traspasaban el plano de lo imaginario reflejado en las fichas para escenificarlo, con comportamientos similares a movimientos de guerrilla o maniobras». Es decir, hacían «rol en vivo». De hecho, la inventiva de Javier era tal que creó su propio juego, llamado «Razas». El rol se inspiraba en libros de terror, ciencia ficción, comics y vídeos «siempre impregnados los personajes por la violencia, el terror, el odio, las armas y la muerte»
A principios de 1994 los amigos deciden traspasar todas las líneas lúdicas. Siguiendo parte de su juego, crean un plan para matar a una persona «que debía ser una chica joven, y en su defecto un menor o una persona mayor». Lo tenían todo organizado, Javier «daría múltiples cuchilladas» en zonas no vitales, pero «con el propósito de causar dolor en la víctima, de forma que se procuraba su debilitamiento». Por su parte, Félix le acompañaría en el crimen ayudándole en todo lo que fuera necesario.

Pobre hombre, no se merecía lo que le pasó. Fue una desgracia ya que nosotros buscábamos adolescentes y no pobres obreros trabajadores. En fin, la vida es muy ruinDiario personal de Javier Rosado

Ejecutan el plan

En la madrugada del 30 de abril de 1994, en torno a la 1:30 de la mañana, los dos jóvenes estaban en la casa de Félix y tomaron la determinación de salir a la calle y asesinar a una persona. Provistos de guantes de látex y de un cuchillo cada uno, se fueron al madrileño barrio de Manoteras a buscar a una de las personas que se ajustara con sus patrones. Tras un largo rato esperando, a las 4:30 aparece en una parada de autobús Carlos Moreno, un empleado de una empresa de limpieza de 52 años que acababa de salir de trabajar. Al ser final de mes llevaba algo de dinero encima, y eso fue lo primero que le pidieron los «jugadores» tras exhibirle las armas. Carlos sacó las 3.000 pesetas, y tras obligarle a colocar las manos en su espalda, le asestaron «una cuchillada en el cuello seguida de otra, produciéndole una gran herida».
Carlos, casado y padre de familia numerosa, intentó huir ante el ataque, pero los jóvenes consiguieron alcanzarle y continuaron hiriéndole en un terraplén. En ese momento Javier perdió su cuchillo, por lo que se dispuso a morder a la víctima. Mientras tanto, su amigo menor de edad iba dando cuchilladas en las piernas y en el vientre, lo que provocó que alargaran el dolor de Carlos. Tardó unos quince minutos en fallecer -pero con una respiración anhelosa, degollado, destripado y con la columna rota- murió debido a las hemorragias y el consiguiente shock.
El crimen desconcertó a toda la sociedad, pero el orgullo de sus autores acabó por delatarles. La cadena Telemadrid contó el terrible suceso en su programa «Sucedió en Madrid», y Rosado consiguió hacerse con una copia que enseñó a sus amigos -también aficionados al rol- Jacobo y Enrique, para fardar sobre el suceso. Enrique se lo confesó al párroco de su barrio, y este le recomendó que se lo comentara a sus padres. Tras ello, el padre del joven decidió denunciar los hechos ante la policía.
Los agentes registraron los domicilios de los asesinos, y descubrieron el diario de Javier Rosado en su casa, en el que relata morbosamente cómo vivió el crimen. Publicado íntegramente en la página web Criminalia, Rosado afirma: «seguí desgarrándole el cuello, proponiéndome a mí mismo cosas del estilo de ¡conseguiré arrancar este cartílago en menos de tres intentos! ¡llegaré a las cuerdas vocales y dejará de hacer ruido! Era espantoso: ¡lo que tarda en morir un idiota! Era algo increíble y portantoso: llevábamos casi un cuarto de hora machacándole y seguía intentado hacer ruidos. ¡Qué asco de tío!». Sin embargo, más adelante en su descripción se apiada de su víctima: «pobre hombre, no se merecía lo que le pasó. Fue una desgracia ya que nosotros buscábamos adolescentes y no pobres obreros trabajadores. En fin, la vida es muy ruin». Además, concluye que «si no nos atrapan la próxima vez tocará una chica, y lo haremos mucho mejor».
El domicilio de Rosado fotografiado por la Policí

El domicilio de Rosado fotografiado por la Policía

Javier se sacó tres carreras

Durante el juicio hasta seis expertos en medicina y psicología evaluaron a Rosado para determinar si adolecía de algún tipo de enfermedad mental. Finalmente, y no sin discreción, el tribunal dictaminó que «no ha quedado probado» que «el procesado en el momento de los hechos padeciera una esquizofrenia paranoide», por lo que era imputable. Así pues, la Audiencia Provincial de Madrid condenó en febrero de 1997 a Javier Rosado a 42 años y 2 meses de prisión por los delitos de asesinato alevoso, robo y conspiración para el asesinato. Por su parte, a Félix, que era menor de edad cuando ocurrieron los hechos, le castigaron con doce años de reclusión mayor por el delito de asesinato
La etapa de Rosado en la cárcel se puede calificar como modélica. Fue el primer preso de la historia que se sacó tres carreras. Gracias a su buen comportamiento y a las clases de ciencias que impartía a los presos acabó saliendo con anterioridad a los 42 años a los que estaba condenado, en 2008. Por su parte, Félix salió mucho antes y se dedicó a estudiar informática y a ayudar a otros presos.

Repercusión social

El crimen generó inmediatamente en la sociedad una gran conmoción. En los primeros días se desconocía por completo quién podría haber asesinado de manera tan brutal a Carlos Moreno cuando volvía de trabajar. No obstante, al salir a la luz quiénes eran los autores de los hechos y su motivación comenzaron numerosas críticas -al igual que había pasado en EE.UU- sobre los juegos de rol. Al final, las aguas se calmaron con el tiempo.
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