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En el PP confían en que les vale con seguir en su línea actual para alcanzar la Moncloa

Paula Andrade

La crónica del Partido Popular

Sánchez tiene razón: el PP de Casado era mejor para el PSOE que el de Feijóo

Ni las encuestas dan buenos resultados para los socialistas ni la estrategia del nuevo presidente del PP les permite recuperar voto

«El cambio ha sido a peor y era difícil». Así se refería el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la entrada de Alberto Núñez Feijóo en Génova tras la salida de Pablo Casado. No es la primera vez que un miembro del Ejecutivo hacía esta afirmación. La ministra de Justicia, Pilar Llop, ya aseguró que «echaba de menos a Casado porque se enfrentaba a Ayuso». Y en el fondo, los socialistas tienen razón: para el PSOE, la presidencia de Feijóo ha empeorado sus expectativas.

Este verano ha estado políticamente protagonizado por los insultos proferidos desde el PSOE hacia el presidente del Partido Popular. «Ignorante», «sectario» e «incompetente» han sido varios ejemplos de las palabras con las que los socialistas se han referido a Feijóo mientras él veraneaba en Galicia.

Pero la primera de las razones por las que el nuevo líder del PP les ha perjudicado está basada en los datos. El CIS del mes de julio cayó como un jarro de agua fría sobre la sede de Ferraz. Tezanos le había dado, por primera vez, mejor resultado al PP que al PSOE. La comparación con la etapa de Casado revela casi un 10 % más para el PP desde que Feijóo está al mando. Concretamente, en febrero del año 2022 los populares contaban con un porcentaje de voto del 21,3 % frente al 28,6 % de los socialistas. El último barómetro publicado daba un 30,1 % al PP de Feijóo mientras al PSOE le otorgó un 28,2 %.

Feijóo ha aumentado el porcentaje de voto para el PP en un 10 % desde su entrada

Otra de las frases más repetidas por los miembros del Gobierno en los últimos días ha ido dirigida a alejar la imagen del presidente de los populares de la moderación. Este proceder se ha hecho tanto como desde el ala socialista como desde Podemos, que también ha lanzado varios mensajes en redes sociales ‘desmintiendo’ la moderación de Feijóo.

De esta manera, el Ejecutivo pretende recuperar voto de centro: el objetivo del nuevo PP desde el cambio de directiva. Feijóo tiene claro que quiere una mayoría absoluta y, si no lo consigue, quedarse lo más cerca posible de ella. Para lograrlo necesita acaparar un mayor número de votos que deben incluir, también, al descontento del PSOE. Es por este motivo por el que el líder popular camina con pies de plomo y mide sus palabras al milímetro para no ahuyentar a aquellos que han decidido no votar a Sánchez en los próximos comicios, pero tampoco se ven representados por la derecha. En este sentido, Casado también era diferente y sus discursos viraron rozando los límites con Vox en algunas ocasiones.

El PSOE ha anunciado una gira para intentar revertir esto. Sánchez estará en 30 actos en distintos territorios para retomar el contacto con la gente.

Las negociaciones

Las reuniones y negociaciones tampoco han resultado beneficiosas para los socialistas. El Partido Popular ha establecido una estrategia clara: ofrecer pactos de Estado a Sánchez y enviar propuestas de manera continuada para que sea el Gobierno el que tenga que rechazarlas.

Este viernes, varios miembros del partido lanzaron un mensaje común –y escuchado en otras ocasiones– dirigido a recalcar que su intención es esta. «Estamos dispuestos a trabajar juntamente con el Gobierno por los españoles, pero al otro lado están comunicando o hay un fallo de sistema», ironizaba la secretaria general, Cuca Gamarra.

La pasada semana, PP y PSOE protagonizaron un momento de tensión cuando el vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons, acusó al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, de amenazarles con desvelar un documento secreto acordado con la anterior dirección de Pablo Casado. Pons aseguró que ocurrió en la primera reunión con el ministro tras la entrada de Alberto Núñez Feijóo en Génova en la que también reconocieron, según sus palabras, que las peticiones del PP eran «susceptibles de acuerdo» pero no podían hacerlo «tan rápido» para no molestar a ERC.

Por lo tanto, y tan como desveló Bolaños, el PP y el PSOE habían llegado a un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial que quedó en saco roto con la entrada de Feijóo.

Por lo tanto, Sánchez tenía razón: ni su partido ni su presidencia se ha beneficiado de los cambios en Génova. Si los españoles lo han hecho, o no, se decidirá en las urnas.

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