
Palacio de Elduayen, sede social de la reaseguradora Mapfre Re, en Madrid
Madrid
El Palacio de Elduayen, en el ADN de Madrid y testigo de la historia de los últimos siglos de la capital
El palacete del siglo XIX, ubicado en el Paseo de Recoletos, es hoy sede social de la Fundación Mapfre
Convulso y cambiante son los términos que quizá mejor pueden definir a grandes rasgos el siglo XIX en España, como así también en Madrid. Tiempo de cambios políticos y sociales, y tiempo de desarrollo urbano e industrial que se extienden en el XX. Testigos de todo ello fueron los palacetes que se levantan en la capital y que hoy todavía se conservan. Uno de ellos, el número 25 del Paseo de Recoletos, el Palacio de Elduayen.
Sede social de la reaseguradora de Mapfre, este edificio erigido en aquel siglo es emblema de Madrid, pero es emblema también de esta empresa multinacional española que desde su nacimiento no ha dejado de crecer exponencialmente durante noventa años llegando a estar presente en los cinco continentes y a ser la mayor aseguradora española en todo el mundo. Sobre la historia de este inmueble, sobre la vida de quien lo mandó construir, el ingeniero y político José Elduayen, y sobre el vínculo que por cosas del destino se forjó entre el palacio y Mapfre, es sobre lo que versa el libro El Palacio de Elduayen, de Ignacio Pérez-Blanco y Pernas.
En la sede de la Fundación, este miércoles ha tenido lugar el acto de presentación, y en él, además del autor de la obra, han participado el presidente de Mapfre, Antonio Huertas, el exvicepresidente de la empresa, Alberto Manzano, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que ha sido el encargado de clausurar el encuentro.

El alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida clausura el acto de presentación del libro El Palacio de Elduayen
«Formaba parte de su ADN»
Cuando José Elduayen toma la decisión de construir el edificio, explica Pérez-Blanco al auditorio, tenía claro que quería que fuera una inversión que le reportara beneficios. El inmueble tendría una doble función: ser residencia principal de su dueño y edificio de alquiler de viviendas. «El palacio fue preparado para poder disfrutar de las mayores comodidades y confort de la época», señala el autor del libro. Y es que, en efecto, este palacete contaba ya a finales del XIX con calefacción, agua y electricidad, e incluso con teléfono y ascensor.
Desde aristócratas hasta políticos y militares, fueron muchos los protagonistas de la historia española de la segunda mitad del siglo XIX los que desfilaron por los salones del Palacio de Elduayen. Situado en un privilegiado entorno de la capital, fue primero residencia, además del propietario, de varias familias que vivían en alquiler, y a principios del siglo XX, como detalla Pérez-Blanco, «comenzaron a instalarse comercios», entre ellos la librería La lectura, que publicó la primera edición de Platero y yo, o el Café Teide, que acogía tertulias de famosos periodistas y literatos del momento, y, más tarde, se estableció allí la embajada de Cuba. En conclusión, en palabras del escritor, un «abigarrado conjunto de inquilinos» habitaron el emblemático inmueble.
Uno de esos inquilinos, que tiempo después y tras años de negociaciones y periplos judiciales se hizo propietario, fue Mapfre. Dado el importante crecimiento que estaba experimentando, la empresa se vio obligada a buscar una nueva sede social, y es en 1934 cuando de la calle Santa Catalina se trasladaron como arrendatarios al Paseo de Recoletos, y no fue hasta 2003 cuando adquirieron la titularidad del palacio.
Su exvicepresidente, Alberto Manzano, que fue protagonista de estas negociaciones, asegura que «Mapfre nunca pensó en irse» del edificio. «Formaba parte de su ADN», subraya, remarcando que la multinacional siempre ha trabajado para mantenerlo en buen estado. Querían «hacer compatible» la utilización funcional del edificio con el respeto al valor artístico, de manera que debían encontrar el equilibrio entre preservarlo y adecuarlo para desempeñar el trabajo allí.
Como «extraordinariamente documentado» y muy bien escrito ha calificado el alcalde José Luis Martínez-Almeida el libro de Ignacio Pérez-Blanco, una obra que constituye «un fresco sobre la historia de la ciudad de Madrid del siglo XIX». Asimismo, ha transmitido su «admiración y gratitud» al compromiso mostrado por Mapfre con la capital, al tiempo que ha valorado la «labor incansable social y cultural que realiza la Fundación».
José Elduayen, mano derecha de Cánovas del Castillo
Cuenta el autor del libro que Elduayen, amigo y mano derecha del conservador Cánovas del Castillo, viajó en 1874 a las principales capitales europeas para recabar apoyos para la causa de un joven Don Alfonso que pasaría a ser el Rey Alfonso XII, y de hecho fue su acompañante en el viaje que el Monarca realizaría a Madrid pasando por Barcelona y Valencia. En pago de sus servicios prestados a la Corona, tras la Restauración le fue otorgado el título de Marqués del Pazo de la Merced, y más tarde, sería nombrado caballero de la Orden del Toisón de Oro.