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24 de abril de 2024

El joven que supo que había matado a otro a través del periódico escribe una carta de perdón a sus padres

El joven que supo que había matado a otro a través del periódico escribe una carta de perdón a sus padres

Crimen de fin de año

El joven que supo a través del periódico que había matado a otro escribe a sus padres pidiendo perdón

Pablo se enteró leyendo el periódico de que un año antes, el 1 de enero de 2015, había matado a un joven de una patada en la cabeza: decidió confesar

Adrián murió horas después de que comenzase el año 2105. A las siete de la mañana, cuando iba en compañía de unos amigos que se dirigían a casa, un grupo de jóvenes les abordaron. Buscaban pelea. Adrián recibió una paliza y acabó tirado en el suelo, inconsciente. Su agresor aprovechó ese momento de indefensión para patearle la cabeza y huir. En su confesión aseguró que si se escapó fue por miedo a la situación, no por creer que había matado a nadie.
Un año después viajó en caravana a Marruecos. Allí leyó una crónica en un periódico que hablaba de la muerte de Adrián: «La descripción de los hechos me sonó bastante a lo que sucedió la Nochevieja anterior». Decide hablar con su padre y asesorarse jurídicamente. Lo siguiente que hace Pablo es mandar dos cartas. Una a la familia de la víctima que dice así:
«Perdón. No tengo la menor idea de cómo empezar una carta así, ni si lo que voy a decir ayudará en algo a sobrellevar su duelo. Les tengo a ustedes muy presentes y lamento enormemente su pérdida y este terrible año que han pasado sin Adrián. Todo ello me duele en lo más profundo de mi corazón, aunque nada comparable al dolor de su familia. Jamás en mi vida llegué a imaginar que sería causante de una tragedia así».
«Soy incapaz, por mucho que lo intente, de imaginarme el infierno por el que estarán pasando, y no puedo parar de pensar en cómo lo soportaría yo si hubiera perdido así a uno de mis hermanos. Lo cierto es que lo intento y siento una terrible angustia. Adrián tenía toda la vida por delante y por mi culpa ha acabado antes de tiempo. Después de tomar conciencia de lo ocurrido, mi vida va a cambiar por completo. Acepto voluntariamente las consecuencias de mis actos y el peso de la justicia. Recordaré a Adrián, y la foto de su primer Dan encontrada en internet, el resto de mi vida. Le llevaré conmigo, vaya donde vaya».
«Soy consciente de que el daño que he hecho es irreparable. Quiero transmitirles mi profundo y sincero arrepentimiento y mi total disposición para llevar a cabo cualquier acto presente y futuro que pueda paliar mínimamente su aflicción. Solo me queda esperar, y hacer todo lo que haga falta para merecer, algún día, su perdón, que les pido con el mayor respeto, humildad y sinceridad».

La segunda carta

La segunda carta que Pablo escribió fue al juzgado de instrucción que investigaba el crimen. Dice así: «Yo, Pablo, voluntariamente comparezco y vengo a poner en conocimiento de este Juzgado los hechos que a continuación expongo, así como mi participación en ellos, dada la relevancia que éstos pudieran presentar. El pasado 30 de diciembre de 2015 llegó a mi conocimiento una noticia aparecida en un diario de tirada nacional, que hacía referencia a la investigación que la policía está realizando con motivo del fallecimiento del joven Adrián Morales tras participar este en una reyerta ocurrida la madrugada del pasado 1 de enero de 2015 en la Avenida de las Retamas de Alcorcón».
«Esta misma noticia contenía un enlace a una anterior, de fecha 19 de enero de 2015, y de la que tampoco había tenido anterior conocimiento, la cual aporta algunos datos sobre las circunstancias de aquella reyerta acaecida en la madrugada del 1 de enero de 2015 y confirma el fallecimiento al día siguiente de Adrián Morales como consecuencia de las lesiones sufridas. Es cierto que en, un primer momento, de la lectura de ambas noticias no se extraen datos concretos que permitan vincular directamente los hechos que a continuación expongo con los narrados en sendas noticias periodísticas. Sin embargo, tanto una profunda reflexión realizada desde la fecha en la que tuve conocimiento de ellas como el enorme cargo de conciencia que pesa sobre mí, me llevan a confesar los siguientes hechos, por si éstos pudieran contribuir al esclarecimiento de su investigación y a paliar el dolor y sufrimiento de la familia de la víctima, asumiendo desde este momento las consecuencias que de ello puedan derivarse».
Lo cierto es que no hubo reyerta, ni medio provocación por parte de Adrián ni de sus amigos. Fueron Pablo y los suyos los que fueron buscando pelea y los que les agredieron sin mediar palabra, como una forma de entretenimiento. Han pasado casi ocho años de la muerte, siete desde que el presunto asesino confesó y de momento la Fiscalía no ha presentado escrito de acusación ninguno: lo que implica que todavía no hay fecha de juicio. La familia de Adrián lleva todo este tiempo esperando a que se haga justicia.

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