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25 de abril de 2024

Pedro Sánchez, durante la sesión de control de este miércoles

Pedro Sánchez, durante la sesión de control de este miércolesEFE

Sigue la guerra

No habrá paz en la coalición: el PSOE teme una encerrona de Podemos en este 8-M

La sesión a control al Gobierno en el Congreso certifica que los ánimos siguen muy caldeados, con Sánchez tratando de desviar la atención a la desesperada mientras los socios se desuellan

Ni el PSOE ni tampoco Unidas Podemos ondearon este miércoles la bandera blanca, horas después de que el debate de la toma en consideración de la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’ acabara convertido en un combate de lucha libre entre ambos socios del Gobierno.
Todo lo contrario. La tensión entre socialistas y morados siguió en máximos durante la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso. Sesión a la que, esta vez sí, acudió Pedro Sánchez, que la tarde antes se había borrado del debate y también de la votación. El presidente ni siquiera solicitó el voto telemático.
En su cara a cara con Cuca Gamarra, Sánchez hizo alusión, por primera vez, a la vieja foto de Alberto Núñez Feijóo en el barco del narcotraficante Marcial Dorado; en un intento por desviar la atención de los problemas que asedian al PSOE: la crisis irreversible con un socio al que necesitan tanto como el aire, mal que les pese a los socialistas; y la trama de Mediador, por más que Patxi López se erigiera el martes en juez y proclamara el fin del caso.
«Cuando hay un polizón, lo bajamos a tierra. Y cuando me subo a un barco, lo primero que hago es comprobar quién es el patrón, y creo que ustedes me entienden», señaló, dirigiéndose a la bancada de los populares.
La sesión de control se celebró entre dos tormentas: la del martes en el Congreso y la que este miércoles por la tarde Podemos amenaza con desatar contra el PSOE en la manifestación del Día Internacional de la Mujer. Puesto que los ministros de ambas formaciones acudirán a la misma, la de la Coordinadora 8M. Y los socialistas temen una encerrona de los sectores próximos a Irene Montero.
Sánchez y esta última llegaron a la Cámara Baja prácticamente a la vez, pero ni se saludaron. Para echar más leña al fuego, el presidente se fotografió a las puertas de la zona del Gobierno con varios ministros del ala socialista, solo del ala socialista, que se apresuraron a colgar la imagen en sus redes sociales, a modo de felicitación del 8-M. Allí estaban, entre otros, la vicepresidenta Nadia Calviño y las ministras Isabel Rodríguez, Pilar Alegría, Carolina Darias y Pilar Llop.
El horno no estaba para bollos, y ello se vio en las intervenciones de los ministros, más irascibles de lo normal. La diputada del PP Belén Hoyo preguntó a Yolanda Díaz cómo va a celebrar el Ministerio de Trabajo esta efeméride feminista. Y la también vicepresidenta segunda aprovechó para proclamar que se siente «muy orgullosa» de este Ejecutivo, que el martes votó dividido y enfrentado.
La ministra Montero, que ayer asistió al debate sin mediar palabra, esta vez sí tuvo ocasión de intervenir con la pregunta que le hizo Inés Arrimadas: «¿Considera que el Gobierno del que forma parte es un gobierno feminista?». La titular de Igualdad estuvo primero cortante, y se limitó a responder: «El movimiento feminista es el que mejor puede garantizar vidas dignas para todos, para todas y para todes».
En su segundo turno se explayó algo más, después de que la diputada de Cs le recriminara: «Es la única mujer de España que se siente más protegida con la ley del ‘solo sí es sí’». Montero replicó con una intervención en defensa propia y de su labor en el Ministerio de Igualdad, tan cuestionada: «En solo una legislatura estamos siendo capaces de construir una nueva generación de derechos feministas».
La titular de Igualdad terminó con una frase que sonó casi a amenaza: «Hoy las calles de este país se van a desbordar de ese feminismo en el que cabemos todas las mujeres (…). Este 8 de marzo otra vez las mujeres desbordamos las calles de este país pidiendo más derechos».
Solo dieron respiro al Gobierno ERC y Bildu, cuyos diputados no preguntaron a los ministros por la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’ ni del caso Mediador. Eligieron, por el contrario, la operación Kitchen. Que es, precisamente, el comodín que ha sacado el PSOE para huir del foco, reactivando una comisión de investigación que dormía el sueño de los justos desde septiembre y así iba a seguir siendo.
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