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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro SánchezEuropa Press

España

De la sentencia de Podemos a las condiciones de los nacionalistas: las posturas de los socios de Sánchez ante la crisis

El terremoto político desatado tras el informe de la UCO ha dejado en una delicada posición al crisol de partidos que sostiene a Sánchez en el Congreso

Son días difíciles para Pedro Sánchez. Los más, probablemente, desde que llegó al Palacio de la Moncloa allá por 2018 irguiéndose como azote de la corrupción. Pero el socialista no está solo en el atolladero, le acompañan todos sus socios de investidura que se enfrentan a la delicada situación de no dejarse manchar por la corrupción que cerca al Ejecutivo y al PSOE y, al mismo tiempo, se resisten a hacerle caer, convirtiéndose en cooperadores necesarios de la bochornosa situación que atraviesa la política española, de la que ya se ha hecho eco toda la prensa internacional.

El que se ha mostrado más contundente y ha roto sin ambages con el Gobierno de coalición «progresista» ha sido Podemos, que da por «muerta» la legislatura y considera que la única incógnita ahora radica en cuándo se materializará el certificado de defunción.

Así de categórica se mostraba ayer la líder de los morados, Ione Belarra, quien, además, advirtió que todavía no se conoce el «alcance total de esta trama» y criticó a Sánchez por no haber estado «a la altura de las circunstancias».

Menos tajante, aunque no sin su dosis de impostada indignación, se ha mostrado la líder de Sumar, ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Ejecutivo encabezado por Sánchez, Yolanda Díaz, quien se enfrenta a la difícil coyuntura de mostrarse implacable con la corrupción al mismo tiempo que se mantiene dentro de un Gobierno acorralado por la misma.

«La corrupción cero sí existe, no todos somos iguales», exclamaba Díaz este sábado en la clausura del Congreso de CCOO, donde arremetió contra los «golfos que estaban robando» mientras los incólumes ministros de Sumar se «mataban» para salvar a «millones de trabajadores» durante la pandemia.

Separatistas vascos y catalanes

Por su parte, los socios nacionalistas vascos y catalanes -PNV, Bildu, Junts y ERC- tratan de sacar provecho de la debilitada situación del Gobierno para arrancarle más -si caben- concesiones para sus respectivos proyectos para desmembrar España.

Desde el Partido Nacionalista Vasco reconocen, como no podía ser de otra manera, la «delicada» situación que atraviesa Sánchez, al que le ven desprovisto, de momento, de un plan de acción claro para reactivar la legislatura. Con todo, los que decantaron la balanza e hicieron caer a Mariano Rajoy en 2018, consideran que la situación de ahora «no es equiparable» a la de entonces, pues en ese momento existía una sentencia firme que condenaba al PP por financiación irregular. Una sentencia que, cabe recordar, el Tribunal Supremo concluyó después que contenía un párrafo que jamás debió existir y que fue en el que se basó la moción de censura.

Mientras tanto, los proetarras de Bildu exigen a Sánchez medidas más contundentes contra la corrupción pero, según deslizó su líder, Arnaldo Otegui, lo que realmente les preocupa no es la lucha contra la corrupción -aunque tengan que simular que sí lo es en pro de la corrección política-, sino que el Gobierno ponga en marcha «un programa político plurinacional que acepte un modelo de Estado diferente y que haga lo que no se hizo en la Transición de 1978». Es decir, que mientras les sigan haciendo concesiones por la puerta de atrás y colaborando en sus fines políticos -compartidos con los terroristas-, la corrupción económica será tolerable para ellos.

Asimismo, Junts tampoco se plantea dejar tirado a Pedro Sánchez. Es más, tal y como publicó ayer El Debate, si hace dos meses defendía que el presidente del Gobierno debía someterse a una cuestión de confianza, ahora aboga por justo lo contrario. Si hasta hace una semana eran los de Carles Puigdemont los que apretaban a Sánchez y ERC era dócil, ahora las tornas han cambiado.

ERC ve en la debilidad de Sánchez la oportunidad de rehacerse electoralmente; en cambio, en Junts temen que Sánchez caiga sin que se hayan materializado las principales concesiones pactadas: la amnistía, competencias en inmigración, financiación privilegiada para Cataluña oficialidad del catalán en Europa, etc.

Por otra parte, Coalición Canaria avanzó, después de que su diputada Cristina Valido se reuniera el pasado miércoles con Sánchez en La Moncloa, que no podía garantizar su apoyo a Sánchez ante todas las informaciones que se estaban conociendo. Eso sí, descartó tomar, por el momento, ninguna decisión al respecto hasta conocer cómo evolucionan los acontecimientos.

Quien decidió, además de Podemos, no acudir a la llamada del Palacio de la Moncloa en esa ronda de contactos que ha mantenido esta semana el presidente con sus socios de investidura fue el BNG, que afirmó que la confianza hay que recuperarla «con hechos» que incluyan «políticas decididas contra la corrupción y también poniendo el foco en las empresas corruptoras». Además, los nacionalistas gallegos también han aprovechado la situación, como vascos y catalanes, para volver a poner encima de la mesa los «compromisos» de investidura adquiridos por Sánchez para que la legislatura pueda continuar.

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