Puente se erige como «legítimo defensor» frente a una «derecha agresora» a pesar de su historial de insultos

El curso político ha empezado como era de esperar, con el mismo clima de enfrentamiento político entre Gobierno y oposición, agudizado por la necesidad del Ejecutivo de desviar la atención de los casos judiciales que le acorralan y que avanzan inexorables.

En la mañana de ayer miércoles, el Tribunal Supremo confirmo que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, se tendrá que sentar en el banquillo de los acusados por ser el supuesto autor de un delito de revelación de secretos. Circunstancia que, a pesar de su gravedad y de ser insólita en la historia de España, no ha hecho que el Gobierno le retire su apoyo. De hecho, la ministra y portavoz, Pilar Alegría, no ha duda en reiterar la firme creencia del Ejecutivo en la inocencia de García Ortiz.

Y en este contexto de debilidad del Gobierno, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha tomado la decisión de retomar su agenda pública apuntando con el dedo acusador al Partido Popular y a Vox. El pasado lunes 8, el titular de Transportes participó en el programa Mañaneros 360, dirigido por Javier Ruiz, y lo hizo con un discurso muy duro contra la oposición.

Al ser interpelado por la evidente polarización política que ha vivido la sociedad española en los últimos años, Óscar Puente, ha respondido de manera vehemente: «No hay polarización. (...) Aquí hay un estado de agresión permanente desde que la derecha pierde el poder que cree que le pertenece legítimamente». Y el ministro ha proseguido: «Hay una derecha agresora y una izquierda que sufre la agresión».

Pero la mayor falla en la teoría del ministro es él mismo y su hemeroteca. Desde incluso antes de su entrada en el Gobierno, el exalcalde de Valladolid ha demostrado una actitud muy beligerante contra la oposición, como se pudo comprobar en la fallida investidura de Alberto Núñez Feijóo en 2023, ya que precisamente fue Puente el que tomó la palabra en el Congreso en representación del PSOE.

En los últimos años, el titular de la cartera de Transportes ha protagonizado varias salidas de tono, llegando a la descalificación y al insulto contra algunos representantes políticos, nacionales e internacionales, periodistas e, incluso, contra compañeros de su partido y exdirigentes socialistas. Y esta facilidad del ministro para lograr la confrontación se agudiza por el gusto de Óscar Puente a discutir a través de redes sociales.

Las víctimas de los insultos de Puente son muchas. Pero las más sonadas son el presidente de Argentina, Javier Milei, al que acusó de «consumir ciertas sustancias», sugiriendo una utilización de drogas. También tuvo gran repercusión su exabrupto en Twitter contra el periodista Vito Quiles, al que denominó «saco de mierda». Un mensaje que sigue publicado en esa red social y por el que nunca pidió disculpas ni mostró arrepentimiento.

Pero el objetivo principal de los ataques del dirigente socialista ha sido siempre el Partido Popular. En su red social de cabecera, Óscar Puente dedica decenas de mensajes en los que califica a Feijóo como «mentiroso patológico», «mentiroso indecente» o, simplemente «mentiroso». Capítulo a parte fue el enfrentamiento con Isabel Díaz Ayuso, ya que el ministro publicó un tuit en el que denominó a Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña, «testaferro con derecho a roce».

En lo referente al fuego amigo contra otros socialistas, Puente la ha emprendido contra Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha al que ha llamado abiertamente hipócrita por oponerse públicamente a ciertas políticas impulsadas por Pedro Sánchez. En este epígrafe también se ubica Eduardo Madina, exdirigente socialista y víctima de ETA que criticó la deriva del PSOE bajo el mando de Sánchez, lo que le valió recibir el calificativo de «resentido» por parte del vallisoletano.

Y como colofón del insulto se encuentra la retahíla de descalificativos que Óscar Puente le dedicó a Santiago Abascal, haciendo burla de su aspecto físico. Para aumentar la gravedad de estas mofas sobre la barbilla del líder de Vox, su «cerebro vacío» o su altura, resultó que la foto que el ministro adjuntó a su tuit se trataba en realidad de una imagen manipulada en la que se hacía ver que Abascal estaba de puntillas, cuando no era así. Al igual que el exabrupto contra Vito Quiles, este mensaje sigue publicado a pesar de haberse demostrado la falsedad de la imagen.