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19 de abril de 2024

Ivana Trump, en Saint Tropez

Ivana Trump, en Saint TropezGTRES

Siete claves del 'estilo' de Ivana Trump, la reina de la extravagancia

La primera mujer de Donald Trump, nacida en la Checoslovaquia del telón de acero, no escatimaba en gastos ni estridencias

La primera esposa de Donald Trump, la deportista y modelo checa Ivana Marie Zelníčková, se convirtió en la era «yuppie» en la reina del cardado vaporoso de color Rafaela Carrá. Sus amplios recursos, modesto origen, la dureza de su vida en la Checoslovaquia bajo dominación soviética y su gusto por la moda más extravagante, dejaron constancia de estilismos y curiosidades memorables de una mujer valiente, inteligente, persistente, presumida y decidida. Ahora que desgraciadamente ha fallecido, repasamos algunas curiosas señas de identidad de su imagen.
1. Su peinado. Crepado e inflado, digno de Maria Antonieta, sus peinados fueron siempre llamativos y quizás de mal gusto. No en vano, aunque en su infancia vivió la escasez de un padre ingeniero de fábrica que estaba en contra de los soviéticos, su madre, operadora de teléfonos, dedicaba horas a tratar a su único vástago como si de una princesa se tratase, peinándola y acicalándola con empeño cada mañana antes de ir al colegio, incluso cuando esto suponía levantarse a las 5 de la mañana.
Ivana Trump, en Zagreb

Ivana Trump, con un peinado crepado e inflado y un intenso maquillajeGTRES

2. Su afición por los accesorios y los zapatos. Cuando Ivana comenzó a practicar intensivamente el ski para pertenecer al grupo junior de deportistas olímpicos de Checoslovaquia, su estatus cambió. En su país, únicamente los músicos de conciertos clásicos, las bailarinas y los deportivas de élite podían tener grandes privilegios, ya que se valoraba que dejasen bien al régimen comunista fuera de sus fronteras. Esto le permitió comenzar a viajar a Viena, y más tarde a otros países, recibir un sueldo y aprovechar para comprar accesorios de moda, que a menudo traía de vuelta a casa para regalar a contactos que le facilitaban la vida. Con los años, llegó a ser una excelente clienta de Vuitton, utilizando sus bolsos, maletas y baúles de modo obsesivo, al igual que los bolsos y accesorios de Chanel y Dior.
Ivana Trump, en Saint Tropez

Ivana Trump, en Saint TropezGTRES

3. Su maquillaje intenso. Siempre «pintada como una puerta» - como dice de si misma Cristina Kirchner- a Ivana le atraían los perfumes y el maquillaje. Aprovechaba para comprarlos en sus viajes con el equipo de esquí fuera de su país, hasta que llegó a América y encontró un paraíso de perfumerías y variedad. Preocupada por arreglar su estrabismo hacia afuera, esa exotropía fomentaba un exceso de maquillaje en los ojos: cargaba bien de tinta su mirada, sin dejar de resaltar la boca en rojo. Iba a por todas.
Ivana Trump in NYC on Thursday.
en la foto : haciendo el simbolo V / paz / victoria con los dedos

Ivana Trump, amante de los estilismos extravagantesGTRES

4. La ropa. De pequeña, Ivana cuenta en sus memorias «Raising Trump», que al no ser del régimen comunista sus padres e incluso ser católicos, algo prohibido en la Checoslovaquia del telón de acero, sufrieron grandes limitaciones de recursos. En cambio, ella veía como sus compañeras de clase asociadas al ámbito ruso, podían comprar vestidos en las pocas tiendas existentes. Le frustraba no poder competir con las demás, ya que todo su vestuario lo realizaba su madre a mano sacando milagrosamente de aquí y allá un poco de lana, algunos retales o tejidos de poco valor y calidad. Cuando pudo, decidió que nunca más iría vestida de modo pobre ni de modo discreto. Marcas como Dolce & Gabbana, Valentino o Versace, estaban entre sus favoritas para la noche, mientras que llevaba mucho Chanel de día y llegó a desfilar para Mugler. Siempre se la podía ver en la primera fila de los grandes desfiles. Claro que, lo que recargado de la imagen final, hacía que sus prendas perdieran cierta elegancia.
5. Las joyas. Hedonista y con deseos de sobresalir y de ser la verdadera primera dama del país, Ivana adoraba las joyas. Brillantes de Harry Winston, perlas de Mikimoto, anillazos de impresión y collares para quitar el hipo, formaban parte del día a día de sus atuendos. Tan dominante y ansiosa por ser admirada como su marido, al que siempre impulsó acertadamente en sus negocios, su joyero personal era tan impresionante como - en ocasiones - de dudoso gusto.
IVANA TRUMP EN LA GALA "AMFAR"© Lionel Hahn/ABACA. 45921-39/©KORPA
22/05/03
MOUGINS/FRANCIA *** Local Caption *** © Lionel Hahn/ABACA. 45921-39. Mougins-France. 22/05/2003. Ivana Trump attends the AmfAR (American Association for AIDS Research) Gala at the restaurant "Le Moulin".

Siempre fue una gran amante de las joyasHahn Lionel

6. Las pieles. Su colección de abrigos de pieles, tops con remates en visón o vestidos con apliques de leopardo, le valieron un permanente linchamiento del grupo PETA. Incluso llegó a desfilar para su amigo Dennis Basso, que había abierto tienda justo entonces en la avenida Madison. Preguntada por si no temía los ataques de los grupos contra el uso de las pieles, declaró que tras años espiada y asustada en Checoslovaquia, le daba igual lo que los demás pensaran y no se amedrentaba con amenazas.
Ivana Trump and dog, Tiger in NYC

Ivana Trump, gran amante de las pieles©GTRESONLINE

7. Cóctel de horteradas. El corte «mujer de yuppie/arribista/nuevorica» de sus estilismos, mezclaba todos los elementos mencionados, a la vez in en exceso, posando a su vez con tocados o turbantes, en el interior de helicópteros, aviones privados, limusinas o salones recubiertos de oro. Considerada como una hortera por las «ladies who lunch» o señoras que quedaban para comer en restaurantes como el ya cerrado The Colony, llegó a lanzar su propia linea de ropa y perfumes, House of Ivana, creó una revista y su presencia era omnipresente en eventos como la gala del Met o numerosos programas televisivos. Pero Ivana fue también una mujer inteligente y trabajadora, valiente y generosa, que impulsó a su marido al éxito y le sirvió de apoyo para crear su imperio. Admirable en casi todo y criticada por sus excesos, Ivana Trump no dejó a nadie indiferente.
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