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27 de abril de 2024

El Príncipe Harry y Meghan Markle

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La moda de las pulseritas étnicas

Se ha consolidado su uso como una tendencia permanente entre casi todos los ámbitos

La moda étnica, las piezas artesanas, el calzado kilómetro cero y la joyería rústica son tendencias que han llegado para quedarse. Ya sean prendas textiles, zapatillas, alpargatas, bolsos, complementos o accesorios de bisutería, se trata de un elenco de piezas con un origen estudiado, ecoconsciente en muchos casos, un aire bohemio y una vocación con frecuencia solidaria.
Los estampados de rayas horizontales y verticales, las flores, los colores de la naturaleza, el yute y el cuero se mezclan en la moda ecochic. Una de las tendencias más asentadas, entre ellos y ellas, de izquierdas y de derechas, son las pulseritas étnicas, los brazaletes con mensaje y las cintas con mensaje en la muñeca. Lo que empezó con las gomas del pelo de las chicas y con los windsurferos de la Costa Oeste estadounidense hace cuarenta años para guardar las llaves de las taquillas de ropa, se ha convertido en un clásico. En California, los winsurferos añadían a su cuello también silbatos de seguridad y amuletos traídos de las islas del Pacífico. Todo esto entró en Europa por la puerta grande entre los jóvenes más viajeros de la época.
Entre los políticos de derechas se puso de moda en España llevar estas pulseritas, comenzando con la bandera de España, tan ridículamente denostada por una izquierda española que reniega de su nación. Las pulseras de cuero trenzado y las hechas con hilos y dibujos geométricos, a veces fruto de las horas de mirar a las musarañas en clase las niñas de BUP, quedaron atadas a las muñecas de familiares y amigos.
José María Aznar

José María AznarGTRES

Quizás el primer político en atreverse con las pulseritas bohemias fue Aznar, que las supo llevar con naturalidad, él, que cada día está más joven. Le siguieron otros políticos de su partido para luego extenderse a casi todo el ancho y alto del Congreso, evitándolas, eso sí, los más tradicionales políticos gallegos y castellanos. Luego, años después, fue «Pablemos» el que se erigió en representante de las pulseritas alternativas, forrando sus brazos de piezas.
Pablo Iglesias

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Abogados, cantantes, taxistas, surferos, peluqueros y directivos han seguido la moda, a izquierda y derecha, al igual que hicieron muchas chicas jóvenes años antes de que Aznar las estrenara. Harry de Inglaterra, el duque de Feria, Kiryl de Bulgaria, Rishi Sunak, polistas, informáticos y cualquier joven - o aspirante a - que se aprecie, se cuelga piezas en hueso, madera, cuero, algodón, yute, semillas o metales del brazo.
Las pulseras con mensaje, las de fundaciones específicas que las utilizan para sacar fondos, las de Perú o Bolivia, las de nacionalidades o regiones específicas, las de clubs deportivos o las compradas en las vacaciones en un tenderete, ya sea en la playa de Zahara o en un viaje a África se unen a las regaladas por una amiga, novia o novio o las hechas por una sobrina.
El Príncipe Kyril de Bulgaria

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Otra moda de pulseras con fines «útiles» la aportan las pulsera «protectoras»: la roja puede simbolizar buena suerte o representar apoyo a la lucha contra una enfermedad; otras pueden servir de defensa contra el mal de ojo, la envidia (hay trabajo por delante) o energías negativas. El cornicello napolitano rojo (que protege y evita el mal de ojo) o la medalla de San Benito (supuestamente usada para exorcismos y para proteger al que la lleva) son la alternativa para el cuello.
Sara Carbonero

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Al final, otra de las posibles razones por las que se ha impuesto el uso de estas pulseritas de poco valor material es un tema de moda, de sentirse «menos vestido», más moderno y relajado, menos serio y carca. Se pueden conjuntar con el atuendo y dan color a aquell@s que visten de modo sencillo con pocos colores, acompañando con garbo a relojes importantes o a modelos digitales. Es un modo de ponerse al día, de ir más progre y aparentemente descuidado. Pero las modas están para eso: para abrazarlas o para darles un puntapié.
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