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29 de marzo de 2024

Las habilidades sociales de los niños también se ven afectadas ante el divorcio de los padres

Las habilidades sociales de los niños se ven afectadas ante el divorcio de los padresUnsplash

Matrimonio

Los hijos son los más perjudicados ante el divorcio

Solo en 2020, hubo en España más de ochenta mil divorcios y separaciones. La ruptura familiar influye en el desarrollo emocional de los niños, su rendimiento escolar y su capacidad de relacionarse 

Los hijos de padres separados o divorciados juegan menos, tienen menos participación en actividades extraescolares y no tienen una gran implicación en los programas de enriquecimiento escolar o vacacional. Así lo afirma un nuevo estudio publicado en Familia: Revista de Ciencias y Orientación Familiar de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA).
Elaborado por Desirée Oliva Sánchez-Chiquito y Mariano Urraco Solanilla, la investigación ha llegado a la conclusión de que la ruptura familiar, provocada por la separación o el divorcio de los progenitores, puede llevar a los más pequeños a experimentar cambios repentinos de comportamiento, posibles conductas agresivas, falta de interés y motivación por la enseñanza; lo que conllevaría una bajada del rendimiento o incluso fracaso escolar.
Estrés, soledad, intranquilidad, inseguridad, temor o ansiedad son algunas de las emociones más comunes en los niños tras la separación de sus padres

Soledad o ansiedad son las emociones más comunes en los niños tras la separaciónPexels

Más de 80.000 separaciones en 2020

«Cuanto más seguro sea el vínculo afectivo de padres e hijos, más garantía hay de que se convierta en un adulto psicológicamente más adaptado e independiente y de que establezca buenas relaciones con los demás», afirman los autores del estudio. Sin embargo, la ruptura familiar está cada vez más normalizada en España. Solo en 2020, hubo 80.015 casos de nulidad, separación o divorcio, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Este alto número, aunque ha caído con respecto a 2019, indica que, en comparación con el siglo pasado, la separación y el divorcio están dejando de ser `sancionados socialmente´.
Entre otras consecuencias, los procesos de ruptura familiar pueden acarrear para los niños estrés, soledad, intranquilidad, inseguridad, temor, ansiedad… al igual que sentimientos de rabia, tristeza, miedo, dolor o ansiedad. Es una situación traumática que afecta de lleno al estado emocional de los pequeños, pero también al físico, ya que en ocasiones han de cambiar de residencia o de centro educativo.
Alejarse de sus amigos y compañeros en una situación complicada, y tener que forjar relaciones con sus iguales en un nuevo entorno, hace que sus habilidades sociales se vean mermadas. De hecho, tal y como se afirma en la investigación de Sánchez y Urraco, «los hijos de padres separados tienen una menor puntuación en habilidades sociales frente a los niños de padres no divorciados». La causa de que su desarrollo social se vea afectado es que las redes de apoyo que tenían hasta entonces se han fragmentado ante la ruptura familiar. 

El papel del colegio

En ocasiones, los cambios de conducta de los niños tras el divorcio pasan desapercibidos para los padres, y es en el centro escolar donde son reconocidos por parte de los profesores. En su estudio, Sánchez y Urraco indican que la gran mayoría de expertos afirman que «se debe actuar dentro del aula, intentando reducir o evitar los efectos negativos derivados de la ruptura familiar, tanto por el bien del niño como para el correcto funcionamiento de la clase».
La escuela, por tanto, juega un papel fundamental para prevenir o reducir el impacto de la ruptura familiar en los jóvenes, orientando y ayudando en lo que pueda tanto a padres como a hijos. 
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