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Qué es el síndrome del bebé zarandeado que afecta a 100 recién nacidos en España cada año
Uno de cada diez nacimientos que sufre el síndrome del bebé sacudido fallece debido a las lesiones
Las lesiones cerebrales provocadas por el síndrome del bebé sacudido provocan la muerte de uno de cada diez recién nacidos que lo sufren. El también llamado traumatismo craneal por maltrato (TCM) esta causado por el choque del cerebro con las paredes del cráneo al moverse hacia detrás y adelante cuando son zarandeados.
Se estima que esta dolencia afecta a 20 o 25 casos por cada 100.000 niños menores de dos años, si bien, es más habitual entre bebés de seis meses o menos. En España, de los 450.000 niños nacidos al año, unos 100 pueden padecer este síndrome.
El traumatismo craneal por maltrato se produce debido a que la cabeza de los bebés es mucho más grande respecto a su cuerpo. Esta supone un 25 % de su peso, según indican desde la Asociación Española de Pediatría. Además, los músculos del cuello de un recién nacido son débiles e incapaces de sujetar el peso de la sesera.
Al ser zarandeado, el cerebro del bebé golpea las paredes del cráneo provocando inflamación o sangrado en el cerebro, en la retina o lesiones en la médula espinal a nivel del cuello. Según advierten los pediatras españoles, menos de cinco segundos de sacudida son suficientes para provocar un daño grave.El motivo más frecuente de que ocurra es un llanto inconsolable y prologando del niño que causa frustración y enfado en los padres o cuidadores, que termina sacudiendo al bebé. Otra de las causas más comunes es el intento de reanimar al recién nacido ante situaciones que puedan considerarse amenazantes para su vida, como un espasmo del sollozo, un atragantamiento o un ataque de tos.
Los niños que han sido sacudidos con menos intensidad, pero de manera repetida, pueden desarrollar dificultades para aprender a hablar, tener falta de coordinación motora o problemas de aprendizaje. No obstante, este síndrome produce con frecuencia secuelas a largo plazo. Uno de cada diez niños que sufren un zarandeo grave, fallece. De los supervivientes, la mitad queda con secuelas graves e irreversibles, como parálisis cerebral, retraso mental, ceguera o epilepsia.