Más del 80 % de las manifestaciones iniciales de misofonía ocurren durante la infancia y adolescencia
Este es el trastorno de sensibilidad extrema que afecta a miles de niños en el mundo
Un sonido cotidiano puede convertirse en una tortura para quienes padecen esta dolencia auditiva que, a menudo, hunde sus raíces en la niñez
muchos son los niños que experimentan una reacción desproporcionada y angustiante ante ruidos tan comunes como masticar, teclear o el simple chasquido de un bolígrafo al ir a escribir. Se trata de la misofonía, una condición poco conocida, aunque cada vez más evidenciada por la comunidad científica internacional.
De hecho, según la base de datos gratuita, desarrollada por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos 'PubMed', se ha encontrado recientemente una prevalencia del 35 % en adolescentes de una escuela de secundaria localizada en la India.
En este sentido, esta alteración neurológica –presentada como una alta sensibilidad a diversos sonidos– trastoca el sistema nervioso central, más específicamente, a la forma que tiene de interpretar ciertas ondas auditivas.
Por ello, el llanto de los bebés, los ronquidos, los ruidos producidos por animales, llamadas de teléfono, la tiza de las pizarras o el crujido de los dedos, no se toleran debidamente.
Ansiedad, estrés crónico y sobrecarga emocional
La clínica madrileña 'Icaro Psicología' –especializada en trastornos depresivos y psicosomáticos– señala que la misofonía no surge en el vacío, sino que está vinculada con factores emocionales como la ansiedad y el estrés. De hecho, según diferentes estudios, se ha observado que este trastorno suele aparecer o agravarse en personas bajo estrés crónico o con una sobrecarga sensitiva significativa.
Y es que, según este grupo de especialistas, cuando nuestra mente y cuerpo están sometidos a tensión permanente, el sistema nervioso se vuelve hiperreactivo, en modo de vigilancia permanente ante los estímulos, por lo que, los sonidos cotidianos pueden percibirse como más intensos o intrusivos de lo que son, realmente.
Experiencias negativas previas
Más aún, la misofonía está asociada asimismo con vivencias negativas del pasado. Y es que, algunas personas desarrollan esta aversión tras episodios concretos como, por ejemplo, haber sufrido una experiencia traumática mientras –de fondo– alguien masticaba chicle puede dejar esa huella sonora asociada al miedo.
¿Cómo puede tratarse?
Al tratarse de un problema neurológico, los especialistas pueden optar por:
Técnicas de relajación y regulación emocional, en el que se enseñan herramientas de manejo del estrés para hacer frente a estos episodios. Entre ellas, la respiración profunda y el mindfulness (atención plena) han mostrado beneficios.Terapia cognitivo-conductual (TCC), un método de psicoterapia que puede ayudar a las personas a cambiar sus respuestas emocionales a los sonidos desencadenantes.Terapias de sonido, en las que se emplea ruido blanco o música de fondo para enmascarar los sonidos desencadenantes.Medicación. Aunque no existe una medicación específica para este trastorno, algunos medicamentos contra la ansiedad y la depresión pueden ayudar a controlar los síntomas relacionados.