Programa integral para la menopausia
Así cambian las hormonas de una mujer según lo que come en la edad fértil, el embarazo o la menopausia
Desde la fertilidad hasta la menopausia, la alimentación puede aliviar síntomas, equilibrar las hormonas y mejorar la calidad de vida, según explica la doctora en biomedicina Isabel Martorell
La relación entre nutrición y salud femenina va mucho más allá del peso o la estética. Las hormonas, auténticas «mensajeras del cuerpo», dependen en gran medida de la genética, pero también de lo que comemos, del descanso y del nivel de estrés.
Y aunque aún haya profesionales de la medicina que no tienen suficientemente en cuenta el ámbito de la nutrición para combatir enfermedades hormonodependientes, como por ejemplo ciertos tipos de cáncer de mama o útero, cada vez hay más expertos que señala cómo lo que come una mujer puede inclinar la balanza de su salud –y de su equilibrio familiar–, especialmente en momentos como la maternidad o la menopausia.
«Las mujeres no tenemos las mismas necesidades nutricionales a los 20, a los 40 o a los 60 años. Podemos entenderlo como un reloj suizo: cuando la alimentación está en equilibrio, todo funciona con precisión», explica Isabel Martorell, doctora en biomedicina y experta en nutrición.
Alimentación y fertilidad
En España, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), una de cada seis parejas en edad reproductiva tiene dificultades para concebir, y en casi el 40% de los casos hay un componente relacionado con el estilo de vida, la inflamación o la alimentación.
Por eso, como explica Martorell, la nutrición no es sólo un complemento, sino un pilar fundamental en la salud hormonal y reproductiva de la mujer.
De hecho, durante la etapa fértil, la calidad de los óvulos y el equilibrio del ciclo menstrual están profundamente ligados a lo que comen las mujeres.
«Una alimentación rica en vegetales, legumbres, cereales integrales, proteínas de calidad y grasas saludables ayuda a mantener estables los niveles hormonales, favorece la ovulación y mejora la energía diaria», señala la doctora Martorell, que es responsable del equipo de Nutrición y Salud de la plataforma Nootric.
Por el contrario, según esta experta, los alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares simples o grasas trans, alteran la sensibilidad a la insulina y pueden provocar inflamación, uno de los factores que más interfieren con la fertilidad femenina.
Ovarios poliquísticos, endometriosis...
En España, los problemas de fertilidad han aumentado en los últimos años: según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad media del primer hijo supera ya los 32 años, lo que agrava la importancia de mantener una dieta que cuide la función ovárica.
La buena noticia es que la alimentación puede ayudar a revertir desequilibrios leves, como los asociados al síndrome de ovario poliquístico (SOP) o la endometriosis, que afectan a miles de mujeres jóvenes.
Embarazo y lactancia: comer para dos
Durante el embarazo, los nutrientes que consume la madre son el primer entorno del bebé. Pero no se trata de «comer por dos» sino más bien de «comer para dos». La doctora Martorell lo resume con claridad: «Una dieta equilibrada durante la gestación ayuda a prevenir complicaciones como la diabetes gestacional o la preeclampsia».
Los expertos recomiendan priorizar alimentos ricos en hierro, omega-3, ácido fólico, calcio y vitamina D, que refuerzan el desarrollo del sistema nervioso y los huesos del bebé, al tiempo que protegen la salud cardiovascular y emocional de la madre.
Después del parto, mantener una buena hidratación y una alimentación natural ayuda también a la producción de leche materna y a recuperar los niveles energéticos.
Menopausia: una aliada ante los cambios
Con el paso de los años, la mujer necesita cuidar su alimentación, tanto o más. Especialmente, durante la menopausia, un proceso natural que afecta a cientos de miles de mujeres en nuestro país, y también a su entorno familiar.
Según el INE, más de 10 millones de mujeres en España tienen más de 50 años, y cada año unas 250.000 entran en la menopausia. Y en esta etapa, el cuerpo femenino atraviesa un descenso natural de estrógenos que repercute en la salud ósea, el estado de ánimo y el metabolismo, y que puede tener un alto impacto también en la salud femenina y en el ambiente de su hogar.
Martorell recomienda reforzar la dieta con alimentos ricos en calcio, vitamina D, magnesio y fitoestrógenos naturales, presentes en la soja o las legumbres, para reducir los sofocos y proteger los huesos. «Los alimentos son una herramienta potente para aliviar los síntomas sin recurrir siempre a tratamientos farmacológicos», añade.
Comer bien para vivir mejor
Además, como señala la experta, una dieta mediterránea equilibrada puede disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mantener un peso estable, dos de los grandes desafíos en esta etapa.
«La clave está en comprender que el cuerpo de la mujer está en constante cambio, y que la alimentación debe acompañar esos procesos. No se trata de dietas restrictivas ni de productos milagro, sino de crear un patrón alimentario en armonía con el equilibrio hormonal», concluye Martorell.