
Carolina Molas, a su entrada al Palacio de El Rincón, para la boda de su hijo
La verdad sobre la enemistad entre Isabel Preysler y la madre de Íñigo Onieva
Carolina Molas ha asegurado que fue una boda muy sentida, en la que ambas familias estuvieron juntas mucho tiempo
Las infidelidades de Íñigo Onieva a Tamara Falcó no solo provocaron la cancelación de su compromiso, sino también que se expusieran públicamente las dudas que parte del entorno de la marquesa de Griñón tenía sobre el empresario. La reconciliación entre la pareja ha terminado en boda, pero son muchos los que no olvidan todo lo que se dijo cuando se conoció la doble vida de Íñigo, entre ellos su familia
Cuando apenas unas horas después de anunciarse el compromiso salió a la luz que Íñigo había sido infiel a Tamara, la marquesa de Griñón sorprendió a todos continuando con todos sus compromisos laborales y abordando el tema con una naturalidad del todo inesperada. En aquel momento Falcó tenía clarísimo que su historia había terminado y apoyaba sus discursos en el cariño y los consejos que estaba recibiendo de su entorno. Fue entonces cuando reveló que a su madre Isabel Preysler no le terminaba de convencer el hombre con el que acababa de cancelar su compromiso.
Pero la historia dio un giro de guion insospechado y varios meses después la pareja se ha dado el sí quiero en una boda que ha reunido a muchos amigos y también a las familias. Las mismas que durante varias semanas levantaron un muro entre ellas para proteger cada uno a su parte implicada, haciendo correr ríos de tinta y desatando todo tipo de rumores acerca de cómo es actualmente el trato entre ellos. Hasta la mañana del lunes se había publicado que Carolina Molas, madre del novio y madrina en el enlace, apenas había cruzado unas palabras con su consuegra, Isabel Preysler. Una distancia que, supuestamente, estaba basada en la mala relación que aún existiría entre los clanes.

Isabel Preysler, con un caftán, a su llegada a la boda de Tamara Falcó
Las diferencias entre las familias Onieva Molas y Falcó Preysler son abismales, partiendo de la base de la brutal exposición pública de la segunda, que contrasta absolutamente con el ansia de discreción de los primeros. A pesar de eso la parte del novio hizo de tripas corazón y participó, a su manera, junto a la pareja en la que ya es la exclusiva de la boda del año.