
Palacio Papal en Viterbo, Italia, donde se celebró el primer cónclave de la historia
Hace 100 años en El Debate
2 de febrero de 1922: comienza el cónclave para elegir nuevo Papa
Cónclave deriva de dos términos en latín: 'cum' y 'clavis' que significa bajo llave, haciendo referencia a la situación de aislamiento en la que están los cardenales cuando se realiza la elección
En el número de El Debate del 2 de febrero de 1922, la primera plana se dedicaba al comienzo del cónclave y la elección del futuro Papa en el que se recogía el juramento pronunciado por los 53 cardenales que se reunieron. En él proclamaban que cualquiera que entre ellos fuese elegido nuevo Pontífice «no cesará jamás de reivindicar y mantener firmemente los derechos temporales y especialmente el principado civil del Romano Pontífice y la libertad de la Santa Sede».
El origen que tienen los cónclaves se remonta al año 1268, cuando reunidos en Viterbo, provincia italiana, 17 cardenales elegían al sucesor de Clemente IV, pero no consiguieron ponerse de acuerdo. Encerrados en Viterbo y ante la vacante Apostólica durante un periodo de dos años, los habitantes de Viterbo enfurecidos decidieron privar a sus eminencias de alimentos para, pasado un tiempo, someterlos a una severa dieta a base de pan y agua para suscitar el consenso esperado entre los enclaustrados. Sin resultado, los habitantes procedieron a dejarles a la intemperie desmontando el tejado del lugar en el que estaban residiendo para dejarles a la merced de la intemperie.
Esta vez consiguieron la ansiosa decisión y fue elegido Gregorio X como nuevo Pontífice tres años después de haberse iniciado lo que se considera como el primer cónclave por el hecho de su encerramiento.
La palabra cónclave deriva de dos términos en latín: cum y clavis que significa «bajo llave» haciendo referencia a la situación real en la que se encuentran los cardenales al inicio del cónclave de aislamiento del mundo exterior en que debe realizarse la elección. Tras la elección de Gregorio X, este aprobó una serie de normas que buscaban reducir lo mínimo posible la demora en el cónclave y publicó bulas en 1621 y 1622 que regulaban todos los aspectos de la celebración del cónclave. Años más adelante, en 1904, san Pío X recogió y unificó las normas de los papas anteriores a él en una Constitución e introdujo algunos cambios. La última reordenación de la normativa sobre el cónclave la realizó san Juan Pablo II en 1996 a través de la Universi Dominici Gregis.