7 de febrero de 1922: se anunciaba la elección de nuevo Papa

«Pío XI bendice al mundo desde el balcón exterior», se podía leer en primera plana de El Debate del 7 de febrero de 1922. El día anterior, a las 11:33h de la mañana, el público que se encontraba en la plaza de San Pedro vio salir una densa humareda blanca, que daba la señal de la elección de nuevo Pontífice. «El nuevo Papa, elegido por el Cónclave en la votación de esta mañana, es el cardenal Aquiles Ratti, Arzobispo de Milán» que tomaba el nombre de Pío XI, informaba el periódico.

Como monseñor Ratti había trabajado 23 años en la biblioteca ambrosiana, 20 como escritor y tres como director de dicha biblioteca. Más adelante le destinarían a la biblioteca vaticana donde pasó tres años y otros tres como director de la misma. El nuevo Pontífice había destacado por su preocupación por procurar una sólida cultura de los seglares, en especial de los seglares llamados a dirigir en la sociedad, explicaba El Debate y subrayaba su función y sostenimiento de Universidades católicas que significaban para él «el maridaje de la fe y de la ciencia, convertido en realidad viva y fecunda. La Universidad católica es por sí misma una clara y triunfal apología de la fe».

No solo pensaba que consistía en la unión de la fe y la ciencia, sino que la consideraba necesaria y oportuna para el tiempo en el que estaban viviendo, pues esa sociedad «desangrada y deshecha por la guerra» anhelaba «una restauración, un renacimiento, que solo pueden venir de la ciencia y sabiduría, de la que el Corazón divino guarda el tesoro y el secreto».

Ya como cardenal expresó que su único programa –si tenía que llamarlo de alguna manera– era «querer mucho» a sus conciudadanos y «considerarlos como hijos» suyos. Además, tuvo como «hijos predilectos» a los obreros y en cuanto al trabajo dijo que «la unión del trabajo ha de entenderse unión cristiana del trabajo cristiano. [...] Unión de caridad fraterna y cristiana, no sólo entre nuestros trabajadores, sino también entre aquellos otros que no secundan nuestras orientaciones sindicales. Y el trabajo debe ser a su vez digno y racional, porque es propio de los cristianos trabajar, no como esclavos de los hombres, sino como siervos hijos de Dios».

En el Vaticano, En la Congregación de Negocios extraordinarios «se juzgó que nadie como monseñor Ratti llevaría a buen puerto tan difícil empresa», recogía El Debate. Además, Benedicto XV ratificó la elección del nuevo Pontífice al expresar que Pío XI había demostrado una «dulce firmeza, tacto exquisito y serenidad imperturbable».

Por su extensa actividad, Pío XI habría de merecer diversos títulos: «el Papa de las encíclicas», pues escribió una treintena de ellas; «el Papa de los concordatos», ya que buscaba mejorar las relaciones de la Iglesia en diversos países mediante la firma de 23 convenios; «el Papa de la Acción Católica», al ser la organización de los laicos a través de la Acción Católica cuyo fin era cristianizar a todos los sectores de la sociedad, uno de sus principales objetivos; «el Papa de las misiones», por su impulso a la actividad misionera; y «el Papa de las canonizaciones», por haber elevado a los altares a 33 santos y haber dado cauce en su pontificado a 500 beatificaciones.