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19 de abril de 2024

El ron en la marina británica

El ron en la marina británicaRoyal Navy

Picotazos de historia

El ron, la bebida oficial en la marina británica

En 1739, prácticamente todas las unidades navales, preferentemente, embarcaban ron para el suministro de la marinería. La ración de ron se había constituido en un derecho exigible

En 1655 el almirante inglés William Penn partió de Barbados, al mando de una flota de invasión, con el objetivo de tomar la isla de La Española (actual República Dominicana y Haití). La expedición fue un fracaso. Les partieron la cara a base de bien. Una vez reembarcados, aterrado ante la situación de tener que informar al terrible Oliver Cromwell de su fracaso, Penn convenció a la oficialidad de intentar un objetivo más fácil: la poco poblada y mal defendida isla de Jamaica. Esta vez tuvo éxito y la isla pasó a ser posesión de la corona británica. En Jamaica encontraron plantaciones de caña de azúcar y, también, ingenios para la fabricación de azúcar y aguardiente de la melaza de la caña. Vamos que producían ron.
Era tradición en la Royal Navy proporcionar a cada marinero un galón (4, 5 litros) de cerveza al día. El equivalente a ocho pintas. En caso de no poder proporcionárselo, debido a que se había estropeado o no había, se debía suministrar una pinta (casi medio litro) de vino o 275 ml de cualquier bebida destilada. Con la producción de ron de Jamaica la marina real británica tenía suministro de una bebida que ocupaba menos espacio que la cerveza, que no se pasaba ni corrompía por las altas temperaturas, por el tiempo u otro motivo.
En la reales ordenanzas de la marina inglesa de 1731 ya se reconoce el ron como sustituto a la cerveza. Para 1739, prácticamente todas las unidades navales, preferentemente, embarcaban ron para el suministro de la marinería. La ración de ron se había constituido en un derecho exigible. Piensen que la vida a bordo de un buque de guerra británico era más que dura, la ración era el mejor momento del día y ayudaba a mejorar el humor y la moral, por eso la marinería comprobaba la calidad del ron suministrado: el ron debía ser lo suficientemente potente como para permitir encender la pólvora humedecida con el mismo. Esto es, al menos 57 %. Obviamente, también daba lugar a accidentes y a tumultos de borrachos, que tenían que ser atajados. Con idea de limitar estos últimos –los primeros se consideraban «voluntad de Dios»– el almirante Vernon (el mismo que se partió los dientes Cartagena de Indias y dio nombre a la finca de Washington), el 21 de agosto de 1740, emitió la infame orden número 349 a los capitanes de las naves bajo sus ordenes, por la cual la ración se dividía en dos partes que se servirían a mediodía y al final de la jornada.
Cada cuarto de pinta de ron no se serviría pura sino mezclada con agua –en una proporción de 4:1– y con zumo de lima o de limón. Al ser conocido el almirante por el mote del «viejo grog» por llevar siempre una casaca de grogén o gorgorán (un tipo de tela que ya solo se usa para las cintas de las condecoraciones), al brebaje lo llamarón «grog». De esta palabra y del hecho de pasarse con la ración proviene, también, la palabra «grogui»: estar grogui, quedarse grogui...
Ya ven ustedes las consecuencias de que al señor Penn le partieran la cara en Santo Domingo y no quisiera regresar con el rabo entre las piernas.
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