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El obispo Manuel Irurita

El obispo Manuel Irurita

Serie histórica (II)

El enigma de la muerte del obispo Manuel Irurita: ¿fue fusilado en 1936 o asesinado en 1939?

Oficialmente fue fusilado en el cementerio de Montcada y Reixach el 3 de diciembre de 1936, pero terminada la guerra se localizó su cadáver

Con respecto al asesinato del obispo Manuel Irurita se han escrito demasiadas cosas y muchas de ellas intentando tergiversar la realidad. Oficialmente fue fusilado en el cementerio de Montcada y Reixach el 3 de diciembre de 1936. Terminada la guerra se localizó su cadáver y su número de identificación era el 814. En el anterior artículo hablábamos del testimonio del señor Aragonés y del reverendo Josep Raventós, los cuales afirmaban haberlo visto dos días después de entrar las tropas nacionales en Barcelona. Si esto fuera cierto se nos presentan varias preguntas. Era obispo de Barcelona y había finalizado la persecución religiosa llevada a cabo por anarquistas y comunista. De seguir vivo, como afirmaron, ¿por qué no se presentó a sus fieles? ¿qué cuerpo reconocieron en el cementerio de Montcada y Reixach? ¿a quién enterraron en la Catedral de Barcelona? ¿por qué no se presentó a las autoridades militares? ¿de qué tenia miedo? De seguir vivo ¿cuándo murió? Teniendo en cuenta su personalidad, ¿alguien puede pensar que renunciaría a ser obispo de Barcelona? Y de seguir vivo, ¿a qué se dedicó? ¿dónde vivió? ¿Por qué decidió vivir en el anonimato? Demasiadas preguntas y una sola verdad.

Razones para tergiversar la muerte del obispo

En primer lugar, nos tenemos que preguntar el motivo por el cual se intenta tergiversar la muerte del obispo Irurita. La respuesta es fácil. Existe un grupo social catalán que lleva años intentando beatificar al cardenal Vidal y Barraquer y Irurita les hace sombra. Recordemos que el cardenal fue salvado de las garras de las patrullas de control por orden del conseller Ventura i Gassol, y dejaron que asesinaran a su auxiliar, el obispo Manuel Borrás. El obispo Irurita hace sombra a un sector catalanista, al ser este, como diríamos hoy en día, constitucionalista.

En segundo lugar, está el lugar donde se escondió. La casa de la familia Tort, en el número 17 de la calle del Call de Barcelona. Este lugar se encuentra a 50 escasos metros del Palacio de la Generalidad. La persona que más contactos tenía en Barcelona, Manuel Escorza del Val, desde el primer día supo donde estaba escondido Irurita. Por eso era el jefe del anarquismo catalán. Delante de la casa había un bar. Escorza iba a tomar un café y, burlándose, comentaba que en la casa del frente se escondía el obispo Irurita. Nadie le hacía caso, porque pensaban que bromeaba. Escorza dio la orden que la patrulla de control fuera a casa de los Tort y que detuvieran a Irurita. Nada fue una casualidad.

Una vez muerto lo trasladaron al cementerio de Montcada y Reixach, lo echaron a la fosa común, y de esta manera culpabilizar a los anarquistas de su muerte

En tercer lugar, tenemos los diferentes testimonios contrarios a que falleciera en 3 de diciembre de 1936. Uno de los últimos que se ha unido al grupo de personas que dudan es Miquel Mir, autor de la novela Entre el rojo y el negro. Afirma que de la calle del Call fueron trasladados al centro de detención de la calle Pedro IV y de ahí a la checa de Sant Elías. Según Mir, la mañana de 3 de diciembre de 1936 un tal Silvio Torrents fue a Sant Elías para llevárselo. A partir de ahí las conjeturas. Una de ellas es que miembros de ERC lo llevaron al consulado francés. Querían que firmara un documento en el cual reconocía que apoyaba la República. Afirma que lo firmó y que el documento fue enviado a Londres y al Vaticano. El motivo de esta afirmación era salvar a los anarquistas de la muerte del obispo. La documentación en poder de Mir provenía de un anarquista y estos se querían lavar las manos y ensuciar las de ERC. Lo cierto, según Mir, es que Irurita fue asesinado, desconociéndose la fecha exacta. Una vez muerto lo trasladaron al cementerio de Montcada y Reixach, lo echaron a la fosa común, y de esta manera culpabilizar a los anarquistas de su muerte.

La cuarta, cuando en 1939 se abrió la fosa común, se localizó su cadáver y el de su sobrino Marcos Goñi. Ambos fueron enterrados, en un primer momento, en el mismo nicho. Al trasladar el cuerpo del obispo a la catedral de Barcelona, quedó ahí el del reverendo Goñi, aunque esto se supo, como se ha dicho, en 1999. Referente a esto, se ha especulado que el enterrado en la catedral es el reverendo Goñi, porque Irurita no había sido asesinado. Lo cierto es que el obispo Irurita está enterrado en la catedral de Barcelona y el reverendo Marcos Goñi en el cementerio de Montcada y Reixach.

Entierro del obispo Irurita

Entierro del obispo Irurita

La quinta la podemos vincular con los archivos secretos del Papa Pío XI. En el diario El Periódico de Aragón, fechado el 28 de septiembre de 2006, se leía: «el obispo Manuel Irurita, cuya causa de beatificación fue promovida hace algún tiempo por el arzobispado de Barcelona sin que hasta ahora haya llegado a prosperar, aparece igualmente en los primeros papeles del legado del Papa Pío XI que han podido ser revisados. El archivo secreto del cardenal Federico Tedeschini, que fue el último nuncio de la Santa Sede acreditado ante el Gobierno de la República, guardaba una confesión de Francisco Franco en la que admite, en julio de 1937, que está trabajando en la liberación del obispo Irurita y que pretende canjearlo por un político socialista. La Iglesia lo da por muerto en el 1936 y han aparecido testimonios de que fue visto en 1939».

De nada ha servido que fuera identificado por un estudio de sus dientes, que se encontrara su cuerpo, que el ADN dijera que era él

Sobre esta base se volvió a especular y a dar credibilidad a lo que hemos comentado antes de Miquel Mir: que ERC lo mantenía secuestrado y que esperaba canjearlo a cambio de lo que fuera. Y así podríamos continuar con relatos y testimonios que dicen acreditar que estaba vivo en marzo de 1939.

En conclusión, de nada ha servido que fuera identificado por un estudio de sus dientes, que se encontrara su cuerpo, que el ADN dijera que era él. Irurita es, por así decirlo, el outsider de la persecución religiosa en España. Todos fueron asesinados menos él. La realidad es que intereses ocultos siguen actuando para que el obispo Manuel Irurita nunca sea beatificado.

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