24 de abril de 1923: sobre la persecución religiosa en Rusia

La comunidad religiosa de Rusia estaba siendo amenazada. Primero la condena de muerte del arzobispo católico de Petrogrado, así como el encarcelamiento de varios sacerdotes católicos condenados a tres años de prisión; más tarde el intento de procesar al Papa Pío XI «acusado de complot contrarrevolucionario y antiproletario» y por último el intento la acusación al patriarca Tikhon, víctima del Terror Rojo en Rusia; El Debate escribía una columna reflexionando sobre la persecución religiosa en Rusia.

«La persecución religiosa en Rusia ejercida ya desde hace varios años contra los ortodoxos, y dirigida ahora contra los sacerdotes católicos, no debe ser considerada como un fenómeno aislado, sino como una de las consecuencias esenciales de todo el sistema comunista», sentenciaba El Debate. Hasta el momento no se había producido nunca una oposición contra toda la religión y todas las creencias en «términos tan radicales como en el sistema teórico de los comunistas rusos», denunciaba el medio.

«Los revolucionarios franceses de 1978 admitían todavía una diosa razón; pero los modernos rusos marxistas no admiten ningún dios ni diosa; para ellos la materia bruta es lo único que existe», proseguía la columna. Algo característico del comunismo ha sido siempre su deseo de eliminar a Dios de la vida de las personas para sustituirlo por el Estado: «La guerra implacable contra toda religión, contra los más leves asomos del sentimiento religioso, es una de las primeras obligaciones del comunismo auténtico», aseveraba.

El Debate advertía que «la creación de una iglesia oficial, la pretendida iglesia viviente, opuesta a la iglesia vieja ortodoxa, no obedece a otro móvil que al deseo de destruir las esencias cristianas; pues, una vez abolida la iglesia ortodoxa, muy poco trabajo tendrá el Gobierno para lograr la desaparición de la moderna iglesia viviente».