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28 de abril de 2024

Pietro Perugino: Cristo entrega a Pedro las llaves del reino de los cielos (Fresco de la Capilla Sixtina, 1480-1482)

Pietro Perugino: Cristo entrega a Pedro las llaves del reino de los cielos (Fresco de la Capilla Sixtina, 1480-1482)

Picotazos de historia

Gelasio II o el breve pontificado de un hombre bondadoso

El Papa Gelasio II reinó durante un año y cinco días que se le hicieron eternos

Ser nombrado Papa era alcanzar la cúspide del poder espiritual y un importante poder temporal, muy codiciado durante siglos, pero pocas veces fue un camino de rosas para los que lo alcanzaron. El Papa Gelasio II reinó durante un año y cinco días que se le hicieron eternos.
Nacido como Juan Caetani y conocido como Juan de Gaeta, por la ciudad que le vio nacer, en el año 1060, ingresó en la orden benedictina donde se formó hasta ser considerado un erudito en las letras latinas. Fue nombrado canciller de la corte papal y, posteriormente, elevado al cardenalato.
El 21 de enero de 1118 moría en el castillo de Sant Angelo el Papa Pascual II. En ese momento la ciudad de Roma estaba siendo devastada por los enfrentamientos entre las facciones imperiales y papales con motivo de la llamada Querella de las Investiduras (derecho de concesión de beneficios y cargos eclesiásticos por el emperador como si de feudos se trataran) y que estaban encabezadas por las familias Frangipane y Pierleoni, respectivamente.
Es por ese motivo, con el objeto de preservar la integridad e independencia de los cardenales y de la elección, que esta se realizó en el monasterio de San Sebastiano bajo llave, esto es cum clave, en un lugar cerrado al público. Este es el origen de la palabra cónclave.

El Papa fue encerrado en una celda de una de las torres de la familia Frangipane en la colina Palatina. Fue golpeado, maltratado, vejado física y moralmente

Así Juan de Gaeta fue el primer Papa elegido en cónclave y lo fue por unanimidad. Pero los Frangipane no quedaron nada contentos cuando se enteraron. Un grupo de ellos –liderado por Cencio Frangipane, cabeza de la familia de ese apellido– asaltó el convento, corrió a palos a los cardenales y secuestró al recién nombrado Papa que acababa de tomar el nombre de Gelasio II. El Papa fue encerrado en una celda de una de las torres de la familia Frangipane en la colina Palatina. Fue golpeado, maltratado, vejado física y moralmente y , posiblemente, hubiera sido asesinado allí mismo si el pueblo de Roma no se hubiera sublevado ante tamaño atropello, presentándose armados y furiosos, con su alcalde al frente, para exigir la liberación del pobre Gelasio II.
Una vez libre, aunque no completamente ileso, el Papa perdonó a los ofensores y pidió que no se llevaran a cabo acto alguno de violencia. Cencio mandó rápido aviso de lo sucedido a su señor Enrique V de Franconia, quien reunió tropas y se presentó el 2 de mayo en Roma. Como no consiguió que el nuevo Papa ratificara los privilegios que había dado su antecesor a los emperadores, ni que le coronase emperador, declaró la elección anticanónica y nula nombrando nuevo Papa –o antipapa– al cardenal Mauricio Burdino, quien tomó el nombre de Gregorio VIII.
Entretanto Gelasio, quien era entonces una persona anciana, consiguió salir discretamente de Roma antes de que su estancia en la ciudad fuera contraproducente para su salud y, ya en lugar seguro, excomulgó a Enrique V y a Gregorio VIII. Cuando Enrique abandonó la ciudad –a fin de cuentas era rey en Alemania y no podía permanecer mucho tiempo alejado– Gelasio volvió a Roma pero no pudo expulsar de la Basílica de San Pedro a Gregorio VIII. Así convivieron ambos al no poder expulsarse el uno al otro.
El 21 de julio, mientras oficiaba misa en la basílica de Santa Práxedes, fue nuevamente capturado por la facción de los Frangipane. Se desconocen los detalles pero Gelasio II consiguió escapar de su cautiverio. Harto de todo abandonó Roma, lo que era mucho más complicado de lo que parece ya que los partidarios imperiales estaban al acecho e, inmediatamente, se lanzaron en persecución del fugitivo. Durante la huida el cardenal Ugone da Alatri salvó la vida del Pontífice al atravesar un río con Gelasio a hombros y llevarle, campo través, hasta lugar seguro.
Para octubre el Gelasio II que llegó a Marsella era un anciano agotado y muy envejecido, pero el recibimiento que le dio la ciudad y la posterior hospitalidad de la abadía de Cluny le dieron ánimos para convocar un nuevo Concilio Ecuménico, que pondría fin a la querella de las investiduras. El culto, amable y bondadoso Juan de Gaeta falleció de una pleuresía al año y cinco días de su elección. El papado había resultado ser demasiado duro para él.
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