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29 de abril de 2024

El Libertador

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Historia

Simón Bolívar, el hombre detrás del Libertador de Venezuela

Simón Bolívar presidió la Gran Colombia que agrupaba los actuales estados de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá

El 24 de julio de 1783 nació en Caracas Simón Antonio de la Santísima Trinidad y Ponte Palacios y Blanco. Detrás de este nombre con apellidos compuestos estaba al que después se conocería como Simón Bolívar, el noble y militar criollo que consiguió la independencia de Venezuela y otros territorios españoles de América del Sur. Descendiente de una familia de origen vasco establecida en Venezuela desde hace siglos, fue educado desde joven con todas las comodidades propias de alguien de su linaje junto a sus hermanos. Pero su idílica infancia cambió con la muerte de su padre cuando solo tenía tres años, en 1786. Seis años más tarde perdió también a su madre, y la familia quedó dividida.
Simón quedó bajo el cuidado de su abuelo materno, don Feliciano Palacios. Pero con solo 12 se escapó para irse a vivir con su hermana María Antonia y su marido. En Caracas tuvo varios maestros, pero solo Simón Rodríguez, consiguió educar al joven y ambos compartirían una complicidad que los haría buenos amigos durante toda la vida. A los 14 años descubrió que su destino estaba en el mundo militar, e ingresó como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua y, por su destreza, fue ascendido un año después a subteniente. En 1799 cuando murió su abuelo, Bolívar cruzó el Atlántico para seguir su formación en Madrid, y estudió literatura, historia, matemáticas, francés, esgrima y baile, como cualquier joven de su categoría. En Madrid se enamoró de Teresa Rodríguez del Toro y al poco tiempo se casaron y viajaron a Caracas para tomar las riendas de los negocios y gestionar la herencia familiar. Pero su matrimonio acabó de forma súbita en enero de 1803, cuando Teresa murió repentinamente por una fiebre. Simón Bolívar entró una fuerte depresión que lo llevó de nuevo al continente europeo.

En 1799 cuando murió su abuelo, Bolívar cruzó el Atlántico para seguir su formación en Madrid, y estudió literatura, historia, matemáticas, francés, esgrima y baile, como cualquier joven de su categoría

El 'Grand Tour' de Bolívar por Europa

La primavera de 1804 se estableció en París y empezó a frecuentar tabernas, bares donde malgastaba su enorme fortuna. Por suerte descubrió que su antiguo maestro Simón Rodríguez también había llegado a la ciudad de la luz. Rodríguez le reprendió por malgastar su vida y le animó a viajar con el a Italia. Ambos visitaron Milán y después Roma, que por entonces estaba bajo dominio de Napoleón. Según dejó escrito el maestro, durante uno de sus paseos por la ciudad eterna Bolívar se arrodilló en el Aventino y proclamó que no daría «descanso a mi brazo ni a mi espada hasta el día en que hayamos roto las cadenas del dominio español que nos oprime», una cita que pasó al imaginario colectivo como el Juramento del monte Sacro. Es en este momento de su vida en el que descubre que su misión será la de llevar la independencia a Hispanoamérica. Aunque su lucha no empezó hasta 1810, cuando se sumó al movimiento secesionista de Francisco de Miranda en Caracas. Regresó y se unió a la Sociedad Patriótica de Caracas desde donde pretendía liderar el discurso de emancipación. Como militar, reunió a sus hombres y se pudo a las órdenes del general Miranda hasta que dos años después las derrotas se acumularon ante el ejército realista, que tenía mejores unidades y controlaba los arsenales de Puerto Cabello. Miranda capituló y pactó con Domingo de Monteverde, el comandante de las tropas realistas del ejército español. Esto fue visto por los insurgentes, entre ellos Bolívar, como un gesto de debilidad que diezmó la confianza puesta en el general. Como consecuencia directa, aunque se desconocen los detalles, el 31 de julio de 1812 los propios compañeros de Miranda lo entregaron al ejército realista de Fernando VII. El general pasó el resto de su vida en la prisión de La Carraca, en Cádiz, que hoy es Arsenal de la Armada.

Bolívar se arrodilló en el Aventino y proclamó que no daría «descanso a mi brazo ni a mi espada hasta el día en que hayamos roto las cadenas del dominio español que nos oprime»

En agosto de 1812 Simón Bolívar tomó las riendas de la lucha independentista al proclamar su Manifiesto de Cartagena: «Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas, y políticas, que siempre fiel al sistema liberal, y justo que proclamó mi patria, he venido a seguir aquí los estandartes de la independencia, que tan gloriosamente tremolan en estos estados», así el nuevo capitán general de los Ejércitos de Nueva Granada y Venezuela se convertía en líder político. Con esta proclama comenzó también una serie de batallas y avances por todo el territorio venezolano en las que consiguió derrotar al ejército realista en Valencia, San Carlos, o La Victoria, y en agosto de 1813 entró en Caracas victorioso. La ciudad le otorgó el título de Libertador, por su gran gesta contra los españoles.

De la independencia a las luchas internas

Sin embargo, la lucha solo había comenzado. Simón Bolívar empezó a proyectar con fuerza y diplomacia la Campaña Admirable, con la que buscaba unir América del Sur en una federación, al estilo de Estados Unidos, que favoreciera la lucha y fortaleza frente a España y otros países extranjeros. Pero tenía que resolver las pugnas de poder y recelo. Varios enemigos internos obligaron al ejército patriótico a desplazarse, y Bolívar viajó a Bogotá y a Cartagena y se mantuvo como jefe del ejército a pesar de las fuertes oposiciones. Fueron 15 años de lucha en los que tomó Guayana, Nueva Granada, y venció definitivamente a los españoles en la batalla de Carabobo. Consiguió que se firmara la primera constitución de la República de Colombia, que integraba los territorios actuales de Venezuela y Colombia. Sus deseos de crear la unidad entre las nuevas naciones y regiones de América se disolvieron en 1830, cuando convocó un congreso para presentar su dimisión. Había conseguido la independencia de Venezuela y apoyado la de otras nuevas naciones, pero falleció el 17 de febrero de 1830 empobrecido y con enemigos que lo acusaban de ansias de poder.
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