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20 de mayo de 2024

Batalla cerca de Liegnitz (Wahlstatt) el 9 de abril de 1241 (Los mongoles al mando de Orda derrotan al ejército de caballeros polaco-alemán al mando del duque Enrique II. de Silesia).-"Gran derrota de los cristianos, que sufrieron a manos de los tártaros".-Grabado en cobre b.Matthäus Merian t.Eld. De: J.L.Gottfried, Historische Chronica, 1630, p.583; coloreado posteriormente.

«Gran derrota de los cristianos, que sufrieron a manos de los tártaros».-Grabado en cobre b.Matthäus Merian t.Eld. De: J.L.Gottfried, Historische Chronica, 1630, p.583; coloreado posteriormente.Wikimedia Commons

La batalla de Legnica o cuando Polonia detuvo a los mongoles

El 9 de abril de 1241 se produjo el enfrentamiento decisivo de un invicto y poderoso ejército mongol contra unas tropas cristianas inferiores en número pero decididas a luchar hasta la muerte

«España, Polonia y Hungría tienen una característica común. Durante una gran parte de su historia sirvieron de glacis defensivo de la Europa cristiana frente a la continuada agresión que protagonizaron mongoles y musulmanes en sus difíciles e inestables fronteras. A su amparo los pueblos cristianos prosperaron y crearon la increíble civilización de las catedrales, los monasterios y las universidades.
Pero esto supuso un secular esfuerzo para estas tres naciones, Derrotadas en numerosas ocasiones, luchando casi siempre en inferioridad de condiciones, se vieron obligadas a recurrir a un arma secreta, un modelo de comportamiento basado en el heroísmo y la combatividad. Y esta arma secreta demostró, una y otra vez su importancia estratégica para superar cualquier derrota y volver una y otra vez al interminable combate».
Esta introducción, redactada para un artículo anterior, dedicado a Hungría, sirve perfectamente para iniciar este nuevo artículo dedicado esta vez a Polonia. En 1240 Europa seguía siendo un reducto asediado. Poderosísimos enemigos tenían a la cristiandad como objetivo a dominar o destruir.
Por el sur y el sureste, el enemigo estaba claro, se trataba del islam, en sus múltiples facetas: los turcos en Anatolia erosionando a un debilitado imperio bizantino, los mamelucos en Egipto y Siria destruyendo los estados cruzados, y los almohades en el Magreb amenazando a los reinos españoles y a la bota italiana.
Pero por el este había aparecido un enemigo que parecía aún más peligroso: los mongoles de Gengis Khan. En poco tiempo habían construido uno de los más gigantescos imperios de la historia, que llegó a abarcar 24 millones de kilómetros cuadrados y a extenderse desde Corea hasta Alemania en longitud y desde el círculo polar ártico hasta Vietnam en latitud.
El fundador había destruido y conquistado los imperios que dominaban el Asia Central y el Norte de China, llegando hasta el Cáucaso y derrotando a los príncipes eslavos de la Rus de Kiev en 1223. En el camino exterminó sin piedad a decenas de millones de personas.

Batú planificó cuidadosamente su siguiente campaña que tenía como objetivo la conquista de la totalidad de Europa

Sus inexorables sucesores continuaron las conquistas que incluyeron Corea, el Imperio Sung de China Meridional, Persia, el califato de Bagdad, el reino turco de Anatolia y considerables zonas de la India e Indochina. En la Europa Oriental, un nieto de Gengis, Batú Khan, otro prodigioso general, volvió a la carga contra la Rus de Kiev, devastándola salvajemente entre 1236 y 1240. Se calcula que en el proceso pereció casi la mitad de la población de los principados en que se había dividido aquel estado eslavo.
Esta conquista llevó a las hordas mongolas a la frontera de los estados latinos de la Europa Oriental: el reino de Hungría y los principados polacos, que en aquel momento no constituían un estado unificado. Batú planificó cuidadosamente su siguiente campaña que tenía como objetivo la conquista de la totalidad de Europa. A tal efecto dividió su gran ejército en dos mitades. Encabezando su parte se lanzó contra Hungría, a la que derrotó estrepitosamente. Su Rey Bela IV, salvó por poco la vida, pero no su reino, que fue sistemática y completamente devastado, mientras él contemplaba impotente la devastación refugiado en una isla del Adriático.

Avanzaron por el sur de Polonia, saqueando y destruyendo todo a su paso, incluyendo la ciudad de Cracovia, que fue reducida a cenizas

Paralelamente, el grupo norte se lanzó sobre Polonia, dirigido por, Baidar, primo de Batú Khan. Tras derrotar a las fuerzas iniciales que se le opusieron, avanzaron por el sur de Polonia, saqueando y destruyendo todo a su paso, incluyendo la ciudad de Cracovia, que fue reducida a cenizas.
Mientras tanto, los príncipes polacos habían organizado un potente ejército y solicitado la ayuda de los estados vecinos que acudió con desesperante lentitud. Especialmente activas fueron las órdenes militares, templarios, hospitalarios y, sobre todo, caballeros teutónicos que acudieron con cuantos refuerzos pudieron conseguir, junto a algunos escasos contingentes alemanes.
Batalla de Legnica

Batalla de Legnica. En la leyenda se puede leer: «Aquí, el duque Enrique, hijo de Santa Eduvigis, se enfrenta a los tártaros en el campo llamado Wahlstatt»

El Duque polaco de Silesia, Enrique II el Piadoso, fue el alma de la resistencia cristiana. Su reputación como valeroso soldado y fiel discípulo de la Iglesia de Cristo, le obligaba a presentar batalla, a pesar de la inferioridad de los recursos con los que contaba.
Así que el 9 de abril de 1241 se produjo el enfrentamiento decisivo de un invicto y poderoso ejército mongol contra unas tropas cristianas inferiores en número pero decididas a luchar hasta la muerte.

La caballería polaca cargó una y otra vez deshaciendo inicialmente a las vanguardias mongolas que se rehacían gracias a su disciplina y a su superioridad numérica

A pesar de su superioridad, los mongoles encontraron grandes dificultades para conseguir la victoria. La caballería polaca cargó una y otra vez deshaciendo inicialmente a las vanguardias mongolas que se rehacían gracias a su disciplina y a su superioridad numérica. Los contraataques mongoles se encontraron con una tenaz resistencia que se prolongó hasta prácticamente el último hombre. En un momento determinado, las reservas alemanas pidieron intervenir en el reñido combate al grito de «queremos morir como los polacos», negándose a una retirada que les hubiese salvado. Finalmente, el ejército cristiano fue prácticamente exterminado, incluyendo al condestable de la Orden Teutónica y al Duque Enrique el Piadoso, que cayeron combatiendo.
Sin embargo, la dureza de la batalla había causado un número tan importante de bajas a los mongoles, que Baidar se consideró incapacitado para continuar su campaña hacia el interior de Europa. Ante la presencia de un nuevo ejército encabezado por el Rey de Bohemia decidió retirarse hacia el ejército principal atravesando los Cárpatos en dirección a Hungría.
Salida de Enrique el Piadoso de Legnica

Salida de Enrique el Piadoso de LegnicaJan Matejko / Wikimedia Commons

Allí Batú había experimentado también considerables bajas en su lucha contra los húngaros, aunque seguía imponiéndose en cuantos enfrentamientos se producían. Pero la Providencia se cruzó en su camino cuando se encontraba a las puertas de Italia. Allí le llegó la noticia de la muerte del Gran Khan Ogodei y la convocatoria a todos los príncipes de la sangre para que acudieran a la asamblea en la que se iba a producir la elección del siguiente Gran Khan. La resistencia de Polonia y Hungría habían salvado a Europa.
Quedó la memoria del príncipe Enrique el Piadoso como perfecto caballero cristiano y gobernante justiciero. Esta memoria ha perdurado hasta nuestros días: recientemente el Papa Francisco, dentro de su causa de beatificación ha proclamado «Siervo de Dios» a este insigne héroe polaco.
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