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29 de abril de 2024

Simo Häyhä apunta con su rifle desde su posición de francotirador

Simo Häyhä apunta con su rifle desde su posición de francotiradorArchivos Militares Finlandeses

Picotazos de historia

El francotirador más letal de todos los tiempos: Simo Häyhä, la Muerte Blanca

Destacó como un excepcional tirador con una resistencia increíble y una depuradísima técnica de caza. Simo podía hacer blanco a 450 metros de distancia

Era bajito, apenas un metro y sesenta centímetros de estatura. Tenía la piel muy blanca y los ojos claros y una sempiterna sonrisa en la comisura de la boca que se ensanchaba en una explosiva sonrisa cuando alguien le dirigía la palabra. Fue el segundo de ocho hermanos y pasó toda su infancia y juventud cazando y pescando en la granja familiar, en la Karelia. Ese muchacho finlandés se llamaba Simo Häyhä (1905 – 2002) y entró en la historia como un temible soldado y el francotirador más mortífero que ha existido. Los soviéticos lo llamaron Belaja Smert, la Muerte Blanca y aprendieron a temerlo.
Cazador, desde muy pequeño aprendió a pistear las presas, ocultarse en el entorno y a ser paciente en los aguardos. En 1925 prestó servicio militar y completó un curso en la escuela de suboficiales, licenciándose con honores. De vuelta en la granja reanudó su vida hasta el 30 de noviembre de 1939. Ese día la Unión Soviética atacó Finlandia, iniciándose la llamada «Guerra de Invierno» ( 30 -XI-1939 /6-III-1940). Simo fue movilizado. «Esta es nuestra patria», dijo a un vecino cuando partió. No era un hombre muy hablador.
Simo fue encuadrado en la 6ª compañía del 34º regimiento de infantería e, inmediatamente, destacó como un excepcional tirador con una resistencia increíble y una depuradísima técnica de caza. Del armamento que se le ofreció eligió un fusil Mosin Nagant M28, de calibre 7,62 mm, con cerrojo manual (nª de serie S60974) y jamás utilizó un visor óptico ( algunos lo llaman mira telescópica) prefiriendo la mira básica que todo fusil trae de serie.
Afirmaba que esta le permitía una mejor panorámica y fijar los objetivos con rapidez. También que le evitaba el engorro de que se empañase el visor, un reflejo traicionero sobre la lente que descubriría donde se encontraba y el tener que elevar la cabeza unos centímetros más para poder hacer uso de él, siendo así más visible al enemigo. Simo podía hacer blanco a 450 metros de distancia.
Simo Haya, el francotirador más letal de todos los tiempos

Simo Häyhä, el francotirador más letal de todos los tiempos

Siempre de blanco para mimetizarse con el terreno nevado, se desplazaba sobre esquíes rápido y silencioso. Le acompañaba un observador que le buscaba los blancos y los confirmaba. Pronto prefirió actuar solo. Llenaba los bolsillos con trozos de pan y azúcar, pues no sabía cuanto tiempo estaría tumbado inmóvil en la nieve. Su unidad participó en la batalla de Kollaa y en tres meses consiguió la increíble cifra de 542 victimas con su rifle. A estos hay que sumar otros doscientos abatidos con ametralladora o fusil ametrallador.

Se destinarán unidades especiales de francotiradores con el único fin de eliminar a ese fantasma blanco que tiene aterrorizadas a sus tropas

La letalidad de Simo no solo se hace conocida en ambos bandos, se vuelve legendaria. Los rusos arrasarán áreas enteras con artillería intentando eliminarlo. Se destinarán unidades especiales de francotiradores con el único fin de eliminar a ese fantasma blanco que tiene aterrorizadas a sus tropas. A Belaja Smert.
El 6 de marzo de 1940 un francotirador ruso consiguió alcanzar a Simo. El proyectil –una bala explosiva– le destrozó el lado izquierdo de la cara y la mandíbula. Lo trasladaron a un puesto de primeros auxilios pero el médico, sobrecargado de trabajo, decidió que no había nada que hacer y lo dejaron sobre un montón de cadáveres en el helado exterior. Un soldado, un rato después, lo encontró intentando salir de entre la pila de cadáveres.
Simo Häyhä en 1940, con su mandíbula deformada a causa de la herida provocada por un proyectil enemigo

Simo Häyhä en 1940, con su mandíbula deformada a causa de la herida provocada por un proyectil enemigo

Simo sobrevivió a la guerra. Sus heridas habían sido tan graves que fue licenciado. A lo largo de su vida le hicieron treinta y seis operaciones en su destrozado rostro. Volvió a su granja y a su sencilla vida en medio de la naturaleza. Fue considerado un héroe pero también recibió amenazas y sufrió atentados por grupos que no le perdonaban la escabechina que había hecho entre los soviéticos.
Poco antes de cumplir los 96 años de edad, durante una entrevista en la televisión, el entrevistador le preguntó si no se sentía culpable por las personas que había matado. Simo le miró fijamente y le respondió: «Hice lo que me ordenaron y lo hice lo mejor posible. Finlandia no existiría si todos no hubiéramos hecho lo mismo». Pero claro el entrevistador había tenido la suerte de nacer y vivir en tiempos de paz. ¿Qué sabía él lo que es la guerra?
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