Fundado en 1910

20 de mayo de 2024

Óleo que representa la batalla naval de Gravelinas de la Armada Invencible y la flota inglesa

Óleo que representa la batalla naval de Gravelinas de la Armada Invencible y la flota inglesa

Un viaje por los restos de la Armada Invencible en el noroeste de Irlanda

26 naves pertenecientes a la Armada que había enviado Felipe II para invadir Inglaterra naufragaron en las costas de Irlanda

Felipe II había enviado una potente flota a Inglaterra con la intención de derrocar a Isabel I, que llevaba años atacando las costas españolas y promoviendo la piratería contra el Imperio. Sin embargo, la gran armada comandada por Medina Sidonia no consiguió su objetivo, que era desembarcar a las tropas en territorio inglés para iniciar un ataque terrestre con apoyo naval. Tras enfrentarse a una mala mar y la flota isabelina, la gran armada, casi al completo, decidió regresar a España bordeando la costa oeste de Escocia e Irlanda, porque los ingleses habían bloqueado el canal de la Mancha.
La navegación por el mar del norte fue muy dura, pero lo más complicado estaba por venir. A principios de septiembre, después de varias semanas de mala mar, un terrible temporal provocó el naufragio de varias naves que bordeaban la costa de Irlanda. Aquí empieza este viaje por parte de los restos de la Armada Invencible en la isla Esmeralda.
La primera parada es al otro lado de la frontera, en Irlanda del Norte. En el mismo parque nacional donde está la famosa Calzada de los Gigantes hay un sendero que lleva a Lacada Point, una zona de islotes donde se hundió a finales de septiembre de 1588 la galeaza La Girona, con 1.150 hombres a bordo. Se cree que sólo sobrevivieron unas seis o nueve personas, aunque se desconoce el número exacto.
La nave llevaba tantos soldados y marinos españoles porque había rescatado a la dotación de la Santa Ana y la Santa María Encoronada, apodada «La Rata». Estaban tan al norte porque su capitán, Hugo de Mendoza, había decidido dirigirse a Escocia al considerar imposible regresar a España. Aunque no todos los navíos sufrieron la misma suerte que La Girona.

Un naufragio tras otro

La travesía continúa en el en la península de Inishowen, al norte de la república de Irlanda. En la bahía de Kinnagoe naufragó La Trinidad Valenzera, al mando de Alonso de Luzón. Por suerte, la dotación tuvo tiempo suficiente para abandonar la nave. Consiguieron resguardarse en el castillo del señor irlandés John O'Dogherty, que se había comprometido a respetar la vida de los españoles. Sin embargo, incumplió su palabra y asesinó a unos 200 marineros y soldados. Aunque se desconoce la cifra exacta, unos 200 españoles pudieron escapar y ponerse a salvo en Escocia. Este no fue el único naufragio de la península: parte de los embarcados en La Trinidad habían sido rescatados de la Barca de Hamburgo, una urca (embarcación similar a una fragata que se utilizaba para trasporte de mercancías o tropas) que se fue a pique en el cabo Malin días antes.
Homenaje a los marinos de la Armada Invencible que murieron en esa misma playa de Streedagh en Irlanda en 1588

Homenaje a los marinos de la Armada Invencible que murieron en esa misma playa de Streedagh en Irlanda en 1588Gonzalo Jiménez Tapia

El viaje continúa por el suroeste del condado de Donegal, donde se hundieron otros barcos como la Duquesa Santa Ana, hasta el condado de Sligo. En el pueblo pesquero de Killybegs hay un memorial que recuerda el naufragio de otro buque de la Armada Invencible. Aunque se desconoce con exactitud, algunos investigadores como Pedro Luis Chinchilla apuntan a que pudo ser Nuestra Señora del Rosario. En cualquier caso, una placa recuerda al visitante que allí murieron soldados españoles.

O’Dogherty, que se había comprometido a respetar la vida de los españoles, asesinó a unos 200 marineros y soldados

Siguiendo la carretera nacional se llega a Grange, un pueblo de poco más de 400 habitantes que llama la atención por los murales de la Armada Invencible que se ven desde la carretera. No los han hecho por hacer. En la playa de Streedagh, cerca del pueblo de Grange, naufragaron el 20 de septiembre tres naves españolas: La Lavia, La Juliana y La Santa María de Visón por culpa de una enorme tempestad que «en espacio de una hora se hicieron todas tres naos pedazos, de las cuales no se escaparon 300 hombres», describe en su carta el capitán Francisco de Cuéllar, uno de los supervivientes que consiguió regresar con vida a España tras meses de penurias. De una dotación total de 1.500 personas entre las tres naves, 1.000 se ahogaron y las que alcanzaron la playa fueron asesinadas por los «salvajes» (así los llamó Cuellar) irlandeses y las tropas inglesas que los esperaban. A pocos metros de Streedagh hay un memorial en el que ondea una bandera con la cruz de borgoña, y una placa recuerda lo ocurrido allí hace más de 400 años. Además, los vecinos de Grange organizan un festival cada año para honrar su memoria.

La masacre de Galway

En lo que es hoy el condado de Mayo naufragó la urca Ciervo volante cerca de la impresionante bahía de Killala, salvándose 65 personas. El mismo 22 de septiembre, la Gran Grin, con unos 300 hombres a bordo, acabó destrozada en la isla de Clare, territorio del clan O'Malley, que ejecutó a 68 marinos que intentaron escapar. Los 34 que seguían con vida fueron enviados a la cárcel de Galway, junto a los 65 de la Ciervo volante.
Isabel I había dado la orden de no dejar con vida a ningún español, y el ejército inglés asesinó a los náufragos españoles que pudo en las mismas playas. Es el caso de San Nicolás Prodanela, un navío con más de 250 hombres que zozobró en la península de Curran. Los ingleses ejecutaron a casi todos los que llegaron a la playa, y nueve de ellos murieron en la prisión de Galway. En 1588 la ciudad era un puerto comercial importante y partidario de Isabel I de Inglaterra, y muchos marinos españoles que habían sobrevivido a los diferentes naufragios fueron encarcelados y ejecutados en la cárcel de Galway. Un destino parecido tuvo la dotación de la urca Santa Bárbara, la Falcón Blanco, el galeón San Marcos y la nao San Esteban, entre otras tantas naves que naufragaron en Irlanda.
La última parada de este viaje es Galway. La situación a principios de octubre era insostenible: el virrey inglés William Fitz William tenía pocos efectivos que debían vigilar a unos 300 o 400 prisioneros. El 9 de octubre de 1588 los españoles salieron de la cárcel hasta el abandonado monasterio de los agustinianos donde fueron ejecutados sin miramientos y enterrados en una fosa común, en lo que es hoy el cementerio Forthill. Una placa recuerda lo sucedido con los prisioneros de la Armada Invencible en aquel lugar.
Comentarios
tracking