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18 de mayo de 2024

Tanques israelíes cruzando el Canal de Suez

Tanques israelíes cruzando el Canal de Suez

La Guerra de 1973 o el empate forzado por Washington y Moscú que culminó en la paz entre Egipto e Israel

El Ejército judío estuvo al borde del colapso en los primeros días antes de iniciar una notable recuperación

El 6 de octubre de 1973, día de ayuno de Yom Kippur, festivo en Israel, coincidió ese año con el Ramadán; más no fue óbice para que egipcios y sirios lanzaran simultáneamente un ataque sorpresa contra la península del Sinaí y los Altos del Golán, territorios egipcios y sirios respectivamente ocupados por Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967.
Beneficiándose de una abrumadora superioridad numérica, los ejércitos egipcio y sirio avanzaron durante 24 a 48 horas, cruzando, en el caso del primero, la orilla israelí del Canal de Suez, una hazaña para ellos si se tienen cuenta la humillación de 1967.
Mientras, Israel, globalmente desprevenido por la ofensiva –sus dirigentes políticos y la cúpula militar ignoraron las acertadas advertencias del general Zvi Zamir, jefe del Mosad– se reorganizó rápidamente llamando a filas a sus reservas. Sin embargo, los atacantes seguían disfrutando de una superioridad numérica, especialmente en el plano aéreo, aprovechándose de chapuzas israelíes, como la protagonizada por el general Shmuel Gonen que, en la sola jornada del 8 de octubre dio cuatro órdenes contradictorias entre sí.
Ante el caos, otro general, Ariel Sharonm optó por la insubordinación. El alto mando israelí, para no hundir aún más la moral de sus tropas, mantuvo formalmente al Gonen como jefe del Frente Sur, pero le adjuntó al general Haim Bar Lev, artífice de la recuperación israelí.
En una semana, Israel había recuperado su potencial militar y lanzado contraofensivas que le permitieron penetrar profundamente en Siria y cruzar el Canal de Suez para avanzar hacia el sur y el oeste de Egipto cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en cooperación con las dos superpotencias, la Unión Soviética y Estados Unidos, por mediación del Reino Unido, pidió un alto el fuego para dar paso a las negociaciones. Mientras los ejércitos israelí y egipcio se reagrupaban, los combates se reanudaron en los frentes sirio y egipcio tras el alto el fuego, por iniciativa de Israel. Sin consultar al Estado Mayor, los oficiales de campo israelíes aprovecharon esta interrupción del alto el fuego para rodear a su enemigo. El Ejército israelí acabó la guerra a menos de 100 kilómetros de El Cairo y a 32 de Damasco, tras la heroica actuación en inferioridad numérica del general Avigdor Ben Gal en los Altos del Golán.
Más el innegable éxito militar egipcio de los inicios, la destrucción de la línea Bar-Lev –ideada años atrás por el general del mismo nombre– y el profundo cuestionamiento de la teoría israelí de la seguridad condujeron a la apertura de negociaciones de paz que desembocaron en la normalización de las relaciones entre Israel y Egipto.
Esta normalización se formalizó con los acuerdos de Camp David en 1978. A cambio de un compromiso de no atacar a Israel, compromiso que sigue vigente hoy en día, Egipto recuperó la península del Sinaí, que había sido ocupada tras la Guerra de los Seis Días de 1967. La frontera entre Egipto e Israel se reabrió y las poblaciones de ambos países pudieron viajar a su antiguo enemigo.
A nivel mundial, la principal consecuencia de esta guerra fue la crisis del petróleo de 1973, cuando la OPEP decidió aumentar el precio del barril de petróleo en un 70% y reducir su producción. Decisión que se tomó el 17 de octubre, en plena guerra.
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