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03 de mayo de 2024

Restos encontrados en una fosa común en Núremberg

Restos encontrados en una fosa común en NúrembergIn Terra Veritas

Descubren en Núremberg la mayor fosa común de víctimas de la peste negra en Europa

Entre 1632 y 1633, la ciudad alemana se vio afectada por una terrible oleada de peste negra que causó la muerte de alrededor de 15.000 personas en tan solo dos años

Durante las obras de construcción de una nueva residencia de ancianos en el distrito de St. Johannis, al norte de la ciudad de Núremberg, un equipo de investigadores ha sacado a la luz un enterramiento masivo que se compone de ocho fosas donde fueron sepultadas miles de personas infectadas de peste. Según ha declarado la arqueóloga Melani Langbein, quien lidera el proyecto de investigación: «Núremberg podría albergar la fosa común de víctimas de la peste negra más grande de toda Europa».
En las excavaciones de las primeras tres fosas los arqueólogos han contabilizado ya los restos de más de 1.500 personas, que habrían muerto a causa de la devastadora enfermedad, que en Núremberg provocó grandes oleadas en los siglos XVI, XVII y entrado el siglo XVIII.
Una de las arqueólogas durante los trabajos de exhumación de los cuerpos

Una de las arqueólogas durante los trabajos de exhumación de los cuerposIn Terra Veritas

En las próximas semanas, otras cuatro fosas serán excavadas y según un comunicado emitido por la empresa especializada en excavaciones arqueológicas In Terra Veritas, «hasta donde sabemos, este lugar es el entierro masivo, excavado científicamente, más grande en Alemania y, con el número estimado de cuerpos, posiblemente el mayor de Europa». Una de las fosas ya exploradas data del siglo XVII y en ella se han desenterrado 800 personas.
Entre 1632 y 1633, la ciudad alemana se vio afectada por una terrible oleada de peste negra que causó la muerte de alrededor de 15.000 personas en tan solo dos años. Langbein ha confirmado que «algunos cuerpos simplemente fueron arrojados a la fosa. Mientras algunos cadáveres fueron envueltos en una tela, otros aparentemente fueron tirados desde las carretas y por docenas».
En el comunicado también se asegura que «desde una perspectiva arqueológica, estos entierros nos dan la posibilidad de echar una mirada más profunda a la sociedad de Núremberg en ese período. Los muertos nos ofrecen una muestra representativa de la sociedad en la era anterior a la guerra de los Treinta Años y en su apogeo. Gracias a los cuerpos de hombres y mujeres por igual, bebés, niños pequeños, adolescentes y adultos podremos examinar el estado de salud general y la estructura de edad de la ciudad en aquella lejana época».

Celebrar un funeral por las víctimas de la peste

A pesar de que entre los habitantes de Núremberg ha comenzado a crecer una inquietud –a raíz de este hallazgo– ante la posibilidad de que el bacilo de la peste del siglo XVII siga siendo potencialmente peligroso y pudiera infectar a la población, Langbein asegura que «en los esqueletos ya no se encuentran agentes patógenos activos». Es más, en la actualidad se puede tratar la peste, al ser una enfermedad causada por la bacteria Yersinia pestis, con antibióticos.
Por otro lado, los expertos, en estrecha colaboración con el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, están intentado extraer muestras de ADN del patógeno de los dientes de las personas fallecidas, aunque hasta la fecha no se han podido obtener resultados fiables.
En redes sociales han surgido diversas iniciativas para celebrar un funeral por las víctimas de la peste, aunque sea con 400 años de retraso. Algún usuario ha comentado que «estas personas fueron enterradas así por pura necesidad, sin esperar ningún tipo de funeral. Este hallazgo permite ahora un acto conmemorativo de la ciudad para con ellos». Algo en lo que parece estar de acuerdo el historiador médico Fritz Dross, de la Universidad Friedrich Alexander de Erlangen en Núremberg (FAU), que también ha abogado porque todas las personas que fueron enterradas allí sean tratadas con todo el respeto del mundo durante la investigación.
Esta gran epidemia de peste posiblemente se desató durante el asedio a Núremberg por parte del general Von Wallenstein, en julio de 1632, lo que provocó que miles de personas se vieran aisladas y hacinadas dentro de los muros de la ciudad, haciendo frente al hambre y en unas condiciones de higiene deplorables. «Los más de 800 muertos descubiertos hasta ahora no deben considerarse solo como un hallazgo histórico o científico [...]. No debemos ser cínicos y considerar los restos humanos como material despersonalizado y, por lo tanto, deshumanizado, como si fueran fragmentos de porcelana, monedas o herramientas. Estas personas estuvieron hacinadas en un espacio pequeño, en condiciones higiénicas catastróficas, pero ideales para el desarrollo de enfermedades contagiosas y transmisibles», concluye Dross.
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