La civilización del califato de Córdoba en tiempos de Abd al-Rahman III, de Dionís Baixeras
El Muqtabis: la crónica que reveló las intrigas políticas del califato de al-Ándalus
Descubierto en una biblioteca de Argel y traducido en el siglo XX, nos muestra una imagen de la corte del califato llena de tensiones y luchas por el poder
A veces tenemos la tentación de pensar que el conocimiento de la historia, por tratarse de hechos pasados, está escrito en piedra, pero lo cierto es que el descubrimiento de nuevas fuentes y un mayor rigor en su interpretación han dado a menudo sorpresas y cambios de enfoque.
Así ocurre con una cierta visión idealizada del próspero califato de Al-Ándalus como un lugar de convivencia pacífica entre culturas. Si bien es innegable que en el sur de la Península en el siglo X algunos gobernantes, como Alhakén II, favorecieron el desarrollo de las artes y las ciencias, nuevas crónicas revelan la cruda lucha por el poder entre los distintos grupos étnicos, así como los conflictos de interés y tensiones internas en su corte.
Pero, ¿qué es el Muqtabis? Se trata de una crónica cuyo nombre completo es Al-Muqtabis fi tarij riyal al-Andalus, es decir, Libro de la Historia Real del Ándalus. Su autor, Ibn Hayyan, la escribió en el siglo XI para dejar constancia de los hechos acaecidos durante su vida y en las décadas anteriores. Ibn Hayyan fue testigo directo de la disolución del califato omeya y el surgimiento de los reinos de taifas, y es crítico, si bien a veces con discreción, con los advenedizos que provocaron la caída de la dinastía omeya, entre ellos Almanzor.
Este político y caudillo militar tomó el control de Al-Ándalus usando como excusa la minoría de edad del califa Hisham II, pero se negó a devolver el poder y emprendió una sangrienta fitna o guerra santa contra los reinos cristianos, que acabó por debilitar el poder del califato, circunstancia que fue aprovechada por otros nobles y caudillos para instaurar los reinos de taifas.
Sin embargo, el Muqtabis no ha llegado completo hasta nuestros días. De los diez tomos que sabemos que tiene, sólo han llegado a nuestros días tres, junto con el fragmento de un cuarto. El descubrimiento de este fragmento se debe a un miembro de la Real Academia de la Historia de Madrid, el catedrático Francisco Cordera.
Este reconocido arabista viajó a Constantina, Argelia, en 1888, en busca de libros que pudieran suponer nuevas fuentes para el conocimiento de al-Ándalus. En una biblioteca particular, descubrió lo que resultó ser un fragmento del Muqtabis VI, que describe los años 971 al 975, bajo el reinado de Alhakén II. Dado que el califa murió en el 976, y en esos años sufría ya problemas de salud, encontramos en el tomo las tensiones por la inminente crisis sucesoria, dado que el heredero, Hisham, era aún un niño.
Monumento a Alhakén II en Córdoba
Francisco Cordera copió el texto en árabe y lo depositó en la Real Academia de Historia de Madrid. Por desgracia, allí quedó sin traducir durante décadas. No fue hasta mediados del siglo XX cuando hubo un resurgir en el interés por el arabismo, y en concreto la historia de Al-Ándalus, de la mano de historiadores como el francés de origen argelino Évariste Lévi-Provençal y el director de la Real Academia de la Historia, el madrileño Emilio García Gómez, primer conde de los Alixares y embajador de España en Irak, Líbano y Turquía. En los años sesenta, el fragmento del Muqtabis fue finalmente traducido, primero a cargo de un académico iraquí como parte de una tesis doctoral, y finalmente publicado por Emilio García Gómez.
Hubo que esperar hasta 2019, como quien dice, hace dos días, para que se publicara la primera edición crítica, por parte del arabista Eduardo Manzano Moreno. En su obra «La corte del Califa. Cuatro años en la Córdoba de los Omeyas», el autor relata el descubrimiento y estudio del texto, y desgrana su contenido, que ahonda en las leyes del califato y las relaciones diplomáticas con los reinos cristianos, y los fatimíes y beréberes de Egipto y el Magreb.
Al-Ándalus se nos descubre como un reino próspero pero preocupado por la sucesión del califa Alhakén, que hace jurar como heredero al jovencísimo Hisham por parte de sus aliados y dignatarios, a sabiendas que era situación jurídica delicada. Aunque logró que Hisham llegara a ser califa, no pudo evitar que el poder de facto fuera usurpado por camarillas dirigidas por sus dignatarios más cercanos, como el general de origen eslavo Galib, el visir al-Mushafi o el infame chambelán Almanzor.
El Muqtabis también ha supuesto una fuente de información valiosísima sobre los reinos cristianos, de los que en el siglo X apenas conservamos crónicas. De descubrirse los tomos perdidos del Muqtabis, podrían conocerse nuevos datos sobre la historia de la Península, y reescribirse capítulos enteros de nuestro pasado medieval.