Fundado en 1910
La gesta de Saro y su efigie en Alhucemas para la Historia

La gesta de Saro y su efigie en Alhucemas para la Historia

Grandes gestas españolas

La gesta de Saro y su efigie en Alhucemas para la Historia

Lea y escuche el relato histórico semanal de El Debate

Este año de 2025 se ha conmemorado el centenario del Desembarco de Alhucemas, la primera gran operación anfibia exitosa del siglo XX, precursora de otros tan célebres como el Día D en Normandía de la II Guerra Mundial. Un episodio tan moderno que coordinó por primera vez de forma efectiva fuerzas terrestres, navales y aéreas.

Desembarco de Alhucemas

Desembarco de Alhucemas

Figuras clave en la Historia de España

Más allá del hecho militar en sí, destaca la participación de figuras que serían clave en la Historia de España las décadas siguientes. Junto a Primo de Rivera - quien con este desembarco iniciaba el fin de la sangrienta guerra de Marruecos- estaba el entonces coronel Francisco Franco, al mando de La Legión que por su acción en Alhucemas conseguiría ascender, convertirse en el general más joven de Europa y en pocos años regir los destinos de la nación; También estaba Muñoz Grandes, protagonista de capítulos heroicos en la División Azul; Sanjurjo, uno de los cerebros de la futura sublevación militar; Capaz, que consolidaría el territorio de Ifni para España y sería asesinado en Paracuellos; Varela, Goded y Campins militares destacados en la guerra civil y un joven Carrero Blanco, que en el propio desembarco conocería a Franco, y desde entonces se convertiría en íntimo consejero y llegaría a presidir su penúltimo gobierno antes de morir asesinado por la ETA.

Saro, el menos conocido

Sin embargo, es menos conocido uno de los grandes protagonistas de aquella gesta: Leopoldo Saro Marín. Nacido en Morón veinte años antes de la pérdida de los últimos territorios de Ultramar, pero no de la Frontera, sino de Cuba — hoy Camagüey—. Saro siguió la tradición familiar como hijo de un coronel de Infantería. A los diecisiete años ingresó en la Academia de Toledo y, como joven teniente, combatió en la guerra contra los insurgentes cubanos.

El General Saro

El General Saro

Tras servir en Madrid, en 1909 fue movilizado a Melilla. Allí destacó en acciones como las del Barranco del Lobo y Taxdirt, además de participar en combates en Hidum, Nador y Zeluán. En 1911, ya con el Batallón de Cazadores de Tarifa, fue gravemente herido por bala en el combate de Bohuat, lo que le valió la Cruz de María Cristina de 2.ª Clase.

Por su lealtad al monarca, fue nombrado gentilhombre de cámara de Su Majestad Alfonso XIII y ocupó diversos cargos en el Ministerio de la Guerra. Fue nombrado coronel del Regimiento Inmemorial del Rey n.º 1 con el que en 1921, un mes después del desastre de Annual, volvería a Melilla. Desembarcó en la Restinga y conquistó Nador. En octubre mandó una media brigada que ocupó Sebt, a bayoneta calada. Con sus tropas, Saro recuperaba para España enclaves estratégicos como el Gurugú, Zeluán, Monte Arruit y Taxuda.

Hombre de la Dictadura de Primo de Rivera

Investigadores sitúan a Saro en el llamado «Cuadrilátero» que junto a Cavalcanti de Alburquerque, Federico Berenguer y Antonio Dabán habría auspiciado el pronunciamiento de Primo de Rivera. Y en septiembre de 1923, este general instauraba una dictadura militar con el respaldo de Alfonso XIII y suele olvidarse que también con el de las principales fuerzas sociales y políticas inaugurando, tras tiempos convulsos, una época de paz y prosperidad

Saro y otros generales en el relieve del monumento a Primo de Rivera en Jerez

Saro y otros generales en el relieve del monumento a Primo de Rivera en Jerez

En la Dictadura Saro no ocupó cargos políticos de primera fila, pero fue uno de sus generales más relevantes: Alto Comisario y jefe del Ejército de España en África. Desde allí comenzó a organizar en secreto los preparativos para el desembarco de Alhucemas que se iniciaría el 8 de Septiembre de 1925, hace exactamente cien años.

Saro con Millán Astray

Saro con Millán Astray

El Desembarco de Alhucemas

Ese 8 de Septiembre Primo, jefe supremo de la operación, asignaba al general Sanjurjo dos brigadas de desembarco. Una de ellas, la procedente de Ceuta (9300 hombres), al mando del general Saro que a su vez integraba tres columnas, siendo la primera la más potente formada por legionarios, harkas y la mehala halifiana. Y a su cabeza, Franco.

Saro y su columna en las lomas de Alhucemas

Saro y su columna en las lomas de Alhucemas

La zona elegida fue la playa de La Cebadilla, amplia y de fácil acceso, pero surgió una gran contingencia: un fuerte viento desviaba las barcazas hacia la playa de Ixdaín. Ixdaín era pequeña, pedregosa e impracticable para una operación anfibia. Franco estaba con las barcazas a menos de 50 metros de la orilla, pero con la mar de fondo avanzar era imposible. Solo le quedaba esperar. Pero su decisión fue la opuesta y a la contraseña, que acompaña a los toques de corneta ¡Legionarios, a luchar, Legionarios a morir!. ordenó tocar ataque y las tropas saltaron al agua cubriéndoles hasta el cuello y teniendo que levantar el armamento para que no se mojara. Lograron penetrar, trepar por el terreno escarpado y tomar las alturas para llegar Morro Nuevo y limpiar los accesos de tiradores rifeños. Se dijo entonces que «Dios había escrito derecho con renglones torcidos» porque el viento y el desvío hacia Ixdaín les permitió ganar tiempo y comprobar que La Cebadila estaba minada con bombas de aviación con detonador eléctrico. Gracias a ello se pudieron desactivar con apoyo naval y aéreo y desembarcar las tropas.

Desembarco de Alhucemas

Desembarco de Alhucemas

La operación resultó un éxito, clave para la conquista de posiciones estratégicas como Morro Nuevo y El Fraile, debilitó la resistencia de Abd el-Krim y allanó el camino hacia la victoria. El brillante y posterior despliegue de su brigada culminó tras duros combates con la toma de Axdir, cuartel general de Abd el Krim el jefe enemigo.

En reconocimiento, Saro fue recompensado con el título nobiliario de Conde de la Playa de Íxdaín. título del que siempre estuvo orgulloso. También lo estuvo de haber creado y presidido el Patronato de Casas Militares que facilitó que todos los militares españoles tuvieran acceso a una vivienda digna.

Fotograma de la película Alhucemas

Fotograma de la película Alhucemas

Úbeda: El legado de Saro

Aunque nació en Cuba, Leopoldo Saro Marín siempre se consideró de Úbeda. Su madre era natural de allí y él mismo contrajo matrimonio con una prima también de Úbeda y fue declarado Hijo Adoptivo de la Ciudad en 1910.

Paralelamente a su carrera militar, Saro impulsó allí numerosas iniciativas: la creación de la biblioteca municipal y varios grupos escolares modernos en barrios desfavorecidos, el Parador de Turismo, la reconstrucción de la Casa de las Torres, la Escuela de Artes y Oficios y el Teatro Ideal Cinema. Promovió la instalación de la electricidad y el abastecimiento de agua potable. Apoyó la Comunidad de Regantes del Canal de Jandulilla y la construcción del pantano del Tranco de Beas, el más importante de la provincia. Católico practicante y cofrade, su implicación en la vida religiosa y social de Úbeda también fue destacada.

Monumento a Alhucemas y los caídos en África

Monumento a Alhucemas y los caídos en ÁfricaVisiones de Ferrolterra

Pero su proyecto más ambicioso fue el ferrocarril entre Baeza y Utiel. Saro se empeñó en que la línea pasara por Úbeda, en lugar de por la comarca de El Condado, cuyo trazado era más idóneo. Se llegaron a construir tres modernas estaciones en apenas 26 kilómetros: Baeza, Úbeda y Torreperogil que hubieran sido un gran acicate comercial. Sin embargo, ese tren nunca llegó a circular, y Franco la calificó como el «capricho del General Saro».

El conjunto escultórico

En agradecimiento a tanto que hizo por Úbeda se instaló su retrato en el Ayuntamiento, y se encargó a Jacinto Higueras, discípulo de Benlliure, un monumento por suscripción popular. Fue inaugurada en 1930, y costó 5 mil pesetas. Era un conjunto de dos grandes piezas: un basamento con relieves a doble cara y una figura exenta sobre un pedestal en el que se leía «Excmo. Sr. Gral. Don Leopoldo Saro Marín, Conde de la Playa de Ixdaín».

Saro, general brigada, como se puede ver en la bocamanga, porta la bengala de mando y viste el uniforme del ejército de tierra con capote sobre un hombro. Está en plena faena con los prismáticos sobre su pecho recordando la escena por la que pasó a la historia: mandar las tropas en el Desembarco del Alhucemas.

Conjunto escultórico

Conjunto escultórico

El basamento -a modo de pequeña loma- exhibe en sus relieves las dos facetas de Saro: la militar y la filantrópica. En el frente, preside la escena la diosa de la Victoria, con túnica ceñida y sus alas extendidas protegiendo a los soldados A la izquierda, combatientes armados de bombas, fusiles y pistolas y uno sostiene a un compañero muerto entre cadáveres del campo de batalla. A la derecha, otros arrastran un gran cañón.

La columna de Saro en el basamento del monumento en Úbeda

La columna de Saro en el basamento del monumento en Úbeda

En el reverso, está Minerva, diosa de las artes y de la ciudad. aparece con su iconografía clásica: túnica, casco, lanza y escudo. A sus lados, se arrodillan dos figuras mitológicas: Mercurio, dios del comercio y la Abundancia, ambos acompañados de figuras del pueblo.

Fusilamiento de efigie, en piedra y óleo

En la Segunda República ante la violencia que se respiraba, su familia retiró la estatua y la trasladó a una finca familiar. Saro fue apartado del servicio activo, detenido en Barcelona y condenado por alta traición por el Tribunal de Responsabilidades Políticas por su participación en el pronunciamiento de Primo de Rivera. Paradójicamente, políticos que entonces ocupaban el poder también habían colaborado con aquel régimen e incluso alguno como Largo Caballero, ostentado cargos en la Dictadura.

Saro fue indultado en el 34, pero en el verano de 1936, con el estallido de la Guerra Civil, milicianos anarquistas y socialistas se presentaron en su finca de Úbeda con la intención de asesinarlo. Al no encontrarlo, descargaron su furia sobre la estatua del general: la apedrearon, tirotearon y decapitaron y durante unos años nada se supo de su paradero. En Madrid, fueron a buscarlo a su casa y tampoco lo encontraron y al ver colgado un retrato suyo, pues lo «fusilaron» también.

Huellas de las balas en la figura de Saro

Huellas de las balas en la figura de Saro

La ejecución: «Morir con Honor»

Finalmente, acabaron capturándolo y lo encarcelaron y se conoce su final gracias al historiador Pablo Lorite que recogió el testimonio familiar. Casualidades del destino, la vivienda de su sobrino Bartolomé Saro había sido ocupada por milicias republicanas, quienes, sin conocer el parentesco de ambos, comentaron que acababan de fusilar a un importante general. Así sus familiares. por azar, supieron de primera mano lo que había sucedido.

Al ser conducido al paredón, Saro vio que los milicianos vestían de forma incorrecta y reclamó la presencia de un oficial de rango superior, pero no había ninguno y exigió que todos los soldados se uniformaran correctamente. Invocando su condición de general de España deseaba morir con honor. Cuando lo hicieron, se dirigió andando al lugar de ejecución y rechazó la venda que le ofrecieron pues quiso mirar a los ojos a quienes le iban a disparar.

La visión de Moreno Carbonero del Desembarco de Alhucemas

La visión de Moreno Carbonero del Desembarco de Alhucemas

Solicitó un último deseo: dar él mismo la orden de fuego, al ser al oficial de mayor rango presente, pero el jefe del pelotón le respondió: «Excelencia, no puede dar usted la orden de su propia muerte». Sin embargo, Saro insistió en que por disciplina militar, debían obedecerle. Se desconoce si se le permitió, pero sí que algunos soldados dispararon al aire, «incapaces de apuntar contra quien les había dado una lección de dignidad castrense»- relata Lorite. Tenía 58 años y fue ejecutado sin juicio ni defensa y sin una sola prueba de su implicación en el golpe rebelde que había acontecido apenas un mes antes.

El devenir de la escultura

Al fin de la guerra, encontraron la escultura de Saro en una alberca. Había permanecido sumergida más de tres años. La restauraron y ubicaron en la plaza que llevaba su nombre, denominación que la democracia eliminó y en los años 2000, también lo hicieron con la propia estatua. Considerada un símbolo franquista, se almacenó en la antigua cárcel durante un mandato socialista, Saro volvía a prisión, aunque esta vez en efigie.

Detalle de la figura tiroteada

Detalle de la figura tiroteada

Pero en 2007, varios miles de firmas avalaron la petición de restituirla a su lugar. Ser erigida con anterioridad al franquismo y que Saro no hubiera luchado en el bando sublevado (lógico por otra parte porque ya había sido asesinado) lograría salvarla de la guadaña de la Ley de memoria histórica. Y con el alcalde Juan Pizarro, volvió a su sitio frente a la arcada diseñada por Francisco Palma Burgos, escultor del cristo malagueño de la Buena Muerte. Se rodeó de un estanque que, aunque evita el vandalismo, ha erosionado los relieves y hoy se encuentra en franco deterioro.

Discreto enterramiento y huellas de la Historia

Leopoldo Saro había sido gentilhombre de cámara del rey Alfonso XIII. Poseía numerosas condecoraciones, y distinciones nacionales e internacionales. Ascendido a teniente general fue Capitán General de la séptima Región Militar, de Sevilla y de Andalucía. Pero para su enterramiento se eligió un pedestal discreto, a ras de suelo, y con solo una palabra «SARO», sobre el escudo del condado ganado con honor y valor.

Y hoy la escultura del general sigue erguida y valiente en la plaza que un día llevó su nombre. Y con acierto, como huella de su devenir histórico, no se han borrado los impactos en el bronce de las balas que un día la fusilaron. Un símbolo de las balas que acabaron injustamente también con su vida, pero que no pudieron hacerlo con su memoria. En la monumental Úbeda -como reza su pedestal- el Excmo. Sr. Gral. Leopoldo Saro Marín, Conde de la Playa de Ixdaín”. sigue oteando en el horizonte la gesta de sus hombres que, con gloria, pasaron a la historia en Alhucemas.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas