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04 de mayo de 2024

Boris Johnson, primer ministro británico

Boris Johnson, primer ministro británicoAFP

Johnson se enfrenta esta tarde a una moción de censura de sus propios diputados

El grupo opositor interno, el Comité Conservador de 1922, ha reunido el mínimo del 15% de apoyos dentro del partido para iniciar el proceso de destitución

Ha llegado la hora de la verdad para Boris Johnson. El primer ministro británico afrontará en la tarde de este lunes una moción de censura interna en sus propias filas.
El diputado tory y presidente del Comité Conservador de 1922, Sir Graham Brady, anunció que cuenta con los 54 parlamentarios necesarios para iniciar el proceso dentro del Partido Conservador.
El Comité Conservador de 1922 es una corriente interna del grupo parlamentario de los conservadores en la Cámara de los Comunes de Westminster que ha representado el principal frente opositor a Johnson en las filas tories.
Sir Graham Brady anunció por medio de un comunicado que había logrado reunir las 54 cartas de diputados, el 15% del grupo parlamentario, que quieren someter a censura a su jefe.
Según comunicó el diario The Times, la votación tendrá lugar entre las 18:00 y las 20:00, hora local. El resultado de la votación se anunciará poco después.
Tras conocerse la convocatoria de la moción, Johnson, por medio de un portavoz, se mostró confiado en que superará el trance y que saldrá fortalecido.
«Será una oportunidad para acabar con meses de conjeturas y permitir que el gobierno trace una línea y siga adelante», señaló el portavoz según recoge la agencia EFE.
Alineado con Boris Johnson, el ministro de Salud británico, Sajid Javid, aseguró que el primer ministro no se rendirá ante la «rebelión» interna del Partido Conservador.
En declaraciones a Sky News afirmó que Johnson «se pondrá en pie y luchará desde su rincón». Javid afirmó que «este país no necesita un voto de confianza en el primer ministro. Necesita hacer frente a los desafíos que existen».
La censura interna a Johnson es la guinda del pastel de los escándalos del «Partygate», la serie de fiestas ilegales celebradas en la residencia del primer ministro con la participación del propio Johnson en plena pandemia de coronavirus.
El movimiento estaba cantado. En las últimas semanas hasta 50 diputados tories habían criticado públicamente a Johnson por su participación en las fiestas y por su negativa a asumir responsabilidades más allá de pedir perdón.
La indignación causada por la revelación de estas fiestas se sumó al descontento por la gestión de la crisis sanitaria de la COVID-19 y los problemas derivados del Brexit.
Johnson y sus colaboradores han recibido 126 multas tras la investigación policial del «Partygate».
Sin embargo, el impulso definitivo al movimiento contra Johnson dentro del Partido Conservador vino de la onda expansiva causada por el informe inculpatorio de la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas en Downing Street.
A lo largo de 60 páginas, Gray detalló un «comportamiento observado durante estas reuniones es difícil de justificar». «Nadie tuvo en consideración los riesgos que estas reuniones presentaban a la salud del público, ni la imagen que daban del Gobierno».
El terremoto causado por el informe Gray se resume en una frase que saca los colores a Johnson y sus colaboradores: «El consumo excesivo de alcohol no es apropiado para un lugar de trabajo».
Con todo, el meollo de la cuestión reside en el contexto en que se celebraron las fiestas: de escondidas y violando la ley británica cuando todo el país estaba confinado para erradicar la transmisión del virus.
Las fotografías del primer ministro brindando con sus empleados y colaboradores en Downing Street ante una mesa donde corría el alcohol dejó a Johnson al pie de los caballos.
Según las imágenes, los testimonios, las grabaciones y los documentos recopilados por Sue Gray, durante el confinamiento por el coronavirus se habrían celebrado un total de 16 fiestas en la residencia de Boris Johnson.
El informe de Sue Gray no se limitó a ilustrar el comportamiento insolidario, e ilegal, de los empleados y el inquilino del 10 de Downing Street.
Según documenta la alta funcionaria, el personal de limpieza de la residencia sufrió una actitud vejatoria por parte de los participantes en los guateques.
«El encargado de limpieza que se ocupó de la sala la mañana siguiente señaló que había manchas de vino tinto por todas partes: en las paredes, y sobre las cajas de papel de la fotocopiadora», se indica en el informe.
Sue Gray añade el testimonio de otro encargado que afirma que en uno de los encuentros festivos «una persona vomitó, otras dos se pelearon».
Tras el informe, Boris Johnson compareció ante los medios de comunicación para pedir disculpas públicas: «Me siento humillado. He aprendido la lección». «Todos cometemos errores. Y debemos aprender de ellos», afirmó. Hoy se sabrá el alcance de las consecuencias de dicho error.
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